Confidencias
Tomó vida el fulgor, también silueta,
Nacidas ambas de la cruda arcilla,
Pues esta al ser mujer al alma inquieta
Como a la noche la impacienta el día
Se escucha el trajinar del pensamiento,
Frustrado y de momento sin consuelo;
Nada puede decir, lo dijo el viento
Con suavidad de ala entre tu pelo.
La llana vacilante de una vela,
Nutría su dulzura de convento;
En tanto que un café tornó su estela
De aroma fugitiva en sufrimiento
Dos mundos, tú y yo, dos diferencias
Como rimas cruzadas en aurora;
Somos germen común de divergencias,
Mientras uno sonríe, el otro llora.
Tlaxcala,. México
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