Una, dos, tres… ¡DOCE!
¿Acaso te burlas de mí?
Hoy he dedicado dos o
tres minutos queriendo pedir un deseo, podría ser que tu sonrisa sea eterna,
que en mis sueños aparezcas, que la luna ilumine tu camino, que el sol salga
todas las mañanas para hacerte sonreír, que el día que llores al lado tuyo
nazcan flores que vivan de tus lágrimas, que si la lluvia se aproxima tengas tu
paraguas, que si acaso a tu puerta toca la soledad te encuentres con un amor
que te llene el corazón, o a lo mejor podría pedir que cuando sientas necesidad de
un abrazo tengas los míos o cuando tengas luchas fuertes seas capas de vencerlas,
que con amor te trate todo ser humano con quien coincidas, que con cada suspiro
tuyo la primavera se aproxime y que cuando cierres los ojos veas lo que hace
latir con más fuerza tu corazón, o que todos tus
deseos por justicia se hagan realidad, estar contigo hoy mañana y siempre....podría
pedir tantos deseos pero sigue una, dos, tres, ONCE… qué mal que no me deje
pedir deseos, sus agujas marcan implacables las horas, los minutos y los
segundos, yo podría pedir deseos pero dime tú, ¿dejarás que el reloj se burle
de mí? o ¿puedo pedir un deseo?
Angelí
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