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Mostrando entradas de diciembre, 2018

Trastorno Bipolar

TRASTORNO BIPOLAR ―De haber sabido en lo que me convertiría, antes de crearte lo meditaría, te juro que yo regresaría a aquel día y tu nacimiento sin dudar evitaría. ―¿De qué nacimiento hablas? Soy parte de ti desde antes que balbucearas, es muy diferente que durante más de veinte años me negaras, y que por necesidad por fin me liberaras, después que salvar tu vida me suplicaras. ―Baja el tono, que lo que tienes me lo debes a mí, tú trabajas con lo que durante muchos años construí, no te debo nada y cuando ya no sirvas me desharé de ti, escucha, que soy yo el que manda aún aquí. ―¿Construcción dices?, así le llamas a esas ruinas, a esos pedazos, si barrer este lugar vaya que me llevó trabajo, no puedes vivir sin mí, no puedes solo dar siquiera un paso, acéptalo, yo te llevé a los cielos desde abajo. Son dos caras de una misma moneda, discuten esperando que el otro por completo ceda, pero convivir es lo único que les queda, luz y oscuridad se contradicen dentro de mí,

El mejor jardín

Aquel jardín que nació un día como cualquier otro, con el amor de dos que eran mucho más que eso al momento de sembrar amor, pues tenían en unión a Dios y por tanto en aquel jardín comenzaban a florecer tulipanes rojos.   Quien diría que con el paso del tiempo llegarían a ser perennes en aquel jardín pues estaban desde raíz ocupando cada extremo de aquel, dejando espacio para más flores, de todo tipo de aromas y de colores porque con el paso del tiempo se debía surcar el jardín ya que existían personas que empezaban a sembrar en tierra fértil, la mejor de todas, en su mejor momento, ya que absorbía fácilmente aquellas semillas que le servirían toda su existencia, para que este, entonces fuera el jardín más hermoso de todos y el más respetado pues se sabe que la familia no destruye, sino siembra para que se coseche algo realmente bueno. Con el paso del tiempo el jardín iba creciendo, poco a poco incluso con enredadera, pues no todo era tan lindo, incluso habían flores carnívoras q

Perdida en el Bosque (Tercera Parte)

Perdida en el Bosque (3/3) (1/3) (2/3) Mi corazón empezó a palpitar más rápidamente, y un temor invadió todo mi ser. Él lo notó y me preguntó que qué me sucedía. Yo le dije que por favor no dejara que me pasara de nuevo, entré en pánico y no me pude controlar, comencé a llorar de repente, y él me dijo que estuviera tranquila, él me abrazó, y yo lo abracé también fuertemente. ―¡Por favor!, no dejes que me pase de nuevo, ayúdame, protégeme, no dejes que me pase―. Él me abrazó muy fuertemente y me dijo: ―Todo estará bien―. Pero él no sabía lo que decía… Yo sentí como poco a poco mis extremidades cambiaban, el pelo me crecía por todo el cuerpo, mi rostro cambiaba, mis dientes crecían, y mientras aún nos abrazábamos mis uñas convertidas ya en garras le arañaron la espalda fuertemente. El gritó y me empujó hacia atrás rápidamente, cayendo él hacia el otro lado. Él me miraba muy asustado, y yo no podía hacer nada, yo de pronto lo mordí, y el gritó más fuerte. Él estaba tirado en e

Buscaba

Buscaba aquello que según no es real Porque no se sabía si era bien o mal Buscaba un lugar para mis lágrimas dejar Y con consuelo poder llorar Buscaba con afán la perfección Pero la gente decía que ella no era elección Buscaba a la primavera más hermosa Para que me llevara una rosa Buscaba un rincón lleno de paz Para dejar de usar aquel antifaz Buscaba a mi rayito brillante Que un arcoíris me dejara ver tras el diamante Buscaba en la aurora belleza Y en las personas malas nobleza Buscaba entre las cenizas un poco de calor Que me hiciera olvidar este frío dolor Buscaba en el mar un poco de dulzura Que me hiciera olvidar ese momento de amargura Buscaba ser escuchada día y noche con interés Y también que sucediera al revés Buscaba cumplir mis sueños con cualquiera Y que estuviera dispuesto a cumplir cual fuera Buscaba un lucero poder encontrar Y con ternura poderlo amar Buscaba entre la ciudad muerta Una esperanza despierta

Perdida en el Bosque (Segunda Parte)

Perdida en el Bosque (2/3) (1/3)   Él abrió la puerta de su cabaña y yo entré después de él. Él me dijo muy amablemente que me sentara, y yo me senté. Él puso a calentar algo en la estufa, y luego sacó un botiquín, me empezó a curar las heridas y me vendó lo pies. Luego sirvió un té caliente en un vaso y me lo alcanzó. Yo le agradecí. Para ese momento ya era de noche. Él puso la chimenea de su cabaña para darnos calor. Luego empezó a preparar algo de comer. Me preparó una sopa caliente y luego me dio un poco de arroz y carne. Yo le agradecí mucho, me puse a comer, era la comida más deliciosa que jamás había probado, no sé si por su cocina o por el hambre que tenía de no haber comido en todo el día. Ya iba avanzada cuando noté que él me miraba fijamente, yo me detuve, y me dio un poco de risa. Él me dijo ―tienes unos lindos ojos―. Yo me sonrojé un poco, le dije que gracias. Pero me fijé que él no estaba comiendo nada. Entonces le pregunté: ―¿Y tú, por qué no comes? ―, él me