Aquel jardín que nació un día como cualquier otro, con el
amor de dos que eran mucho más que eso al momento de sembrar amor, pues tenían
en unión a Dios y por tanto en aquel jardín comenzaban a florecer tulipanes
rojos.
Quien diría que con
el paso del tiempo llegarían a ser perennes en aquel jardín pues estaban desde raíz
ocupando cada extremo de aquel, dejando espacio para más flores, de todo tipo
de aromas y de colores porque con el paso del tiempo se debía surcar el jardín
ya que existían personas que empezaban a sembrar en tierra fértil, la mejor de
todas, en su mejor momento, ya que absorbía fácilmente aquellas semillas que le
servirían toda su existencia, para que este, entonces fuera el jardín más
hermoso de todos y el más respetado pues se sabe que la familia no destruye,
sino siembra para que se coseche algo realmente bueno.
Con el paso del tiempo el jardín iba creciendo, poco a poco
incluso con enredadera, pues no todo era tan lindo, incluso habían flores
carnívoras que eran por momentos necesarias, para que el jardín pudiera
apreciar cada pétalo de cada flor, al expandirse tanto aquel, era necesario que
cuando los surcos fueran llenados de cualquier tipo de semilla debían ser
cuidados por su propio jardinero o jardinera para tener una mejor cosecha, debido
a que cada quien quiere ser distinto, y dejar en el jardín la mejor de las
cosechas, incluso algunos luchan porque esa cosecha nunca muera, tanto así que
le hablan todos los días a cada flor plantada, con un "para siempre"
y por tanto cuidaban como nadie el jardín, sin embargo existían otros que
decían "soy un jardinero, por tanto cuido jardines pero pronto dejaré de
cuidar el tuyo" y así casos siguieron llegando cada vez más, incluso
personas que quizá no tenían vocación de jardineras pero se volvieron expertas
para poder sembrar en aquel inmenso jardín, por aquellas que un día lo
descuidaron y solo surcos de flores marchitas dejaron por ello este jardín
ahora, florece donde le cuidan y marchita donde no lo hacen, algunas veces
intenta que aquellas raíces que por debajo de él están no permitan que se
marchiten algunas porque son importantes, le dan tanta vida y color al jardín
pero por un descuido sus mismos jardineros las pisan, aunque ya no se pueda
hacer nada para hacerlas volver a la vida es necesario proteger los surcos con
las flores existentes, aunque algunos peligren su existencia, pues hay algo
curioso en este jardín ya que no es dado a cualquiera debe ser amado, cuidado
procurado y respetado si esto deja de darse aunque se siembre la mejor de las
rosas está no podrá florecer nunca más, y con esta poco a poco se irán muriendo
las demás hasta que el surco quede totalmente vacío, sin afán de volver a dar
frutos, será inservible ese espacio y será necesario recurrir a otra jardinera
o jardinero que llegue, forme otro surco y comience a sembrar, no obstante si este
jardín se ama, se procura y se respeta incluso proporcionara sol y lluvia para
que sigan creciendo y floreciendo las más bellas rosas y ahí donde florecen
está la magia del amor donde se cosecha tan solo lo mejor.
-Angelí
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