Se llama Patria al territorio limitado por fronteras que la separan de otras regiones también llamadas así. Todas estas porcione de tierra, dotadas de un sin número de accidentes geográficos y de recursos, unidos a la creatividad y al esfuerzo de quienes las habita, forman cada una un estado que se rige por sus propias leyes para su desarrollo y el cononocimiento de los demás.
Decíamos en un artículo anterior, a propósito de lo que consideramos como Patria, que es la tierra natal a la que estamos unidos por vínculos afectivos de profundo cariño, y de la cual nos consideramos hijos y dueños a la vez, porque nos pertenece y porque nos dio el inconmensurable privilegio de nacer en ella.
Patria es entonces, parte de nuestro propio ser porque es la cuna de nuestros antepasados, es la hermosa e imperecedera herencia que nos legaron quienes tuvieron la portentosa visión de crearla para ofrecérsela a sus descendientes, a nosotros, y a cuantas generaciones nos sucedean en el eterno devenir de los siglos.
Por ello y por mucho más, estamos comprometidos con su destino y su prosperidad, y obligados a mantener por ella ese amor, esa entrega incondicional, para hacerla cada día mejor, mas floreciente y feliz, como induablmente la concilieron nuestros ancestros.
Pero ¿qué estamos haciendo realmente por ese suelo bendito llamado Patria, estamos cumpliendo ese sueño de nuestros abuelos? ¿Cuál es nuestra contribución a su grandeza? ¿Estamos acaso entregados a esa obligación permanente de hacerla cada vez mas grande con nuestro trabajo honrado y tesorero?
O por el contrario, estamos desviando nuestro deber hacia senderos de corrupción y maledicencia, que lo averguencen y lo desacrediten? Si por desventura ese ha sido hasta ahora nuestro aporte a su existencia, cambiemos nuestra conducta por actos dignos, convirtamos nuestros infames propósitos en conquistas positivas para contribuir a su grandeza.
Saludemos a la Patria con orgullo y satisfacción de ciudadanos íntegros, empeñados firmemente en la búsqueda de un mejor destino para ella y para las futuras generaciones; que esa intención hecha realidad en nuestros actos, sea el mejor regalo que le demos en el ciento ochenta y ocho aniversario de su independencia.
Florencio Mendoza Granados
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
26 de septiembre de 2019
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