CARTA
AL MAESTRE CARLOS DESDE EL PARAÍSO
El siguiente texto es un extracto de un
mensaje real de WhatsApp que envié desde Europa a un amigo en Guatemala, a
quien recurriendo a la fantasía de que yo soy caballero de su misma orden, llamaré
aquí Maestre Carlos, el 1 de mayo de 2022, y que constituye una prosa poética
nacida espontáneamente:
Muy buenas tardes (Maestre Carlos) (…) espero que
se encuentre muy bien (…). Le comento que (…) dejé todo preparado pues me vine
a Europa a un loco viaje libre y sin destino por 3 meses😁😍🤩(o para siempre si se da), gracias a que me dejaron virtual me vine,
aunque no avisé y nadie lo sabe en (…) ud es el primero, (…) este es el mejor
año de mi vida adulta, desde niño no disfrutaba tanto, y si muero hoy mismo no
importaría ya, pues me siento pleno y soy feliz😌. 10 años ahorré y esperé este momento. (…)
Llegué a Ámsterdam como un Quijote en busca de
aventuras pero recibido por amistosos molinos de viento, Ámsterdam donde se
respira ese aire de libertad y poder, el poder del comercio nacido ahí, la
herencia Guillermo de Orange, la libertad para vivir una vida santa o en
pecado, donde la sensualidad y las sustancias son libres pero también la
religión, encontrando siempre aquí refugio los perseguidos, los ateos, los
judíos, donde siempre se pudo ser protestante o católico, libertad en la que
encontró refugio Spinoza y su filosofía, y donde se refugió también la niña
Anna Frank aunque con trágico final, trágico como las tragedias griegas
comentadas por Nietzsche en su libro escrito en Basilea, la siguiente ciudad a
donde fui, en donde sus cátedras y versos aún retumban en la rica Basilea en
cuyo centro se escuchan caer las monedas de banco, y en sus afueras el viento
de un campo donde se encuentra la ataraxia, y en cuyo Rin, barrera
infranqueable para los romanos, se encuentra paz y tranquilidad, en un cauce
que cual vino tinto, cual beso de blanca pelirroja de ojos azules, acaricia el
alma dando de beber a los sedientos.
Luego llegué a la tierra prometida: Italia,
llegar a Milán fue como llegar a casa, aunque hecha gigante, pues es como
Quetzaltenango pero en gigante, su Iglesia Gótica en la que caben todos los
templos de Xela, su Teatro como el nuestro pero en enorme, su Galería como un
Pasaje Enríquez multiplicado, sus columnas no neoclásicas como la nuestras,
sino clásicas, de tiempos romanos, oh pero mi corazón encontró su plenitud en
el Castello Sforzesco, podría vivir yo allí toda la vida, ojalá fuese un Dux,
un Rey, un noble, y vivir allí la vida entera.
Luego, la pequeña Venecia se me hizo gigante
recorrerla, Bizancio y Roma, comercio y romance encuentran ahí su máxima
expresión, el espíritu fe Foscari y Dándolo aún navega en sus canales, y su
Arsenal, castillo marítimo aún en uso militar, se levanta aún como épico león
en defensa de esa deleitante princesa de curvados canales a la orilla del mar,
romántica como Verona, donde cual Romeo pude ir a declarar mis poemas de amor
al balcón de mi amada Julieta, y cual caballero atravesé el puente del Castello
Vecchio, y luego a las orillas del hermoso lago de Como encontré un amigo que
me hospedó, un médico cirujano plástico que también es músico y sonó sus
propias melodías para mí en su guitarra, descubriendo además que es un
Caballero de la República Italiana, un verdadero caballero, fue alucinante,
como en el quijote la realidad y la fantasía se unen y se confunden, he
encontrado incluso más de una princesa con cuyo calor compartido me brindan la
inspiración para escribir una poesía dibujando con las estrellas sobre el
cielo, inspiración romántica y épica que llega a su esplendor aquí en Florencia
desde donde escribo hoy, donde estuve justo el 26 de abril, aniversario de la
conspiración de los Pazzi, estuve en esa enorme y bella Iglesia de Santa María
dei Fiore durante la misa, justo cerca del altar, tal como en aquella misa
donde al sonar de las campanas, cuando el sacerdote elevaba el cáliz, los
conspiradores sacrílegamente acuchillaban a Lorenzo y Giuliano, estuve ahí en
el altar donde agonizó desangrándose mi tocayo, sentí aún la tibieza de su
sangre, pero también vi el poder del superviviente Lorenzo en el Palazzo della
Signoria y los Uffizi, ordenando ese mismo día colgar desde ahí a Francesco de
Pazzi y también a Franceso Salviati, arzobispo de Pisa y conspirador por
órdenes del Papa, pero también vi al Lorenzo Mecenas, con tanto arte aquí, oh
ojalá tuviese un Lorenzo que patrocinara así mi arte, Florencia es un museo, Da
Vinci, Macchiavelo, Michel Ángel, y claro, Dante, colega que es referente e
inspiración, debo admitir que no conozco su purgatorio ni infierno, pero desde
hace un mes estoy conociendo su cielo guiado por mi propia Beatriz y mi propio
Virgilio.
Oh Florencia, una ciudad romántica, poderosa y
delicadamente estética, llena de música, como vivir en una película, donde
degustándola despacio como una cata de vino, permite ver el ocaso con el sol al
horizonte sobre el Ponte Vecchio, medieval puente único superviviente a la
Segunda Guerra Mundial sobre el Arno que fluye dulcemente cual cauce de miel
para los enamorados.
Me he dejado llevar al escribir, espero
comprenda mi inspiración, así ha sido mi mes, y aún me faltan 2, no sé a dónde
iré, la experiencia es maravillosa, es un salto que por unos instantes me
permite tocar el cielo y alcanzar una estrella, es un mar de románticas rosas
brotando en la primavera, es una lenta cata de vino, es un perfume de blondos
cabellos de princesa, es un brillo de fresco sol, es un breve respiro de
paraíso😌. (…), y
le comparto esta hermosa y loca travesía de mochilero y en habitaciones
compartidas, de viajes en tren y largas caminatas, un viaje humilde pero
profundo, muy lento para degustarse bien, (…). Un caluroso saludo desde el
Paraíso”.
Pintando
con palabras y sueños
Desde el
tintero del Corazón
El
Comandante de las Letras
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