Algunos con expresión de lástima y compasión, otros, tal vez de cólera y desdén, ven llegar a su casa casi todos los días, a personas que por alguna razón han perdido la protección de sus parientes y han sido abandonados a su suerte con todas las limitaciones que tal abandono conlleva: de vejez, económicas, físicas y hasta mentales.
Esa situación de olvido y desatención los obliga a acudir a la caridad de la gente para poder subsistir, y a realizar trabajos con mucho esfuerzo, para poder ganarse un mendrugo para su hambre y conseguir un rinconcito cualquiera para enroscar su cansancio y su desventura y volver de nuevo a enfrentar la dura realidad y en pocas ocasiones, la indiferencia de sus semejantes.
Estas personas necesitadas de la caridad humana, carentes de la capacidad física y a veces hasta mental, para ganarse la vida y disfrutar de ella con la dignidad propia de los seres humanos, podrían en nuestro medio, ser protegidos por alguna institución proporcionándoles techo por lo menos, para resolver una de sus carencias más apremiantes, ya que el sustento diario lo van consiguiendo gracias al buen corazón de personas altruistas, que al verlos en esa situación de abandono y soledad, los favorecen dándoles alguna ayuda.
¿Habrá alguna esperanza para estos hermanos relegados al olvido y a la indiferencia? ¿Tendrán acaso alguna posibilidad de vivir algún día bajo un techo seguro y permanente? Pensamos que sí, porque ya la casa de beneficencia local está cumpliendo en parte su función al albergar a dos personas que por su avanzada edad, no están en condiciones de ganarse la vida, y aún con esa limitación, todavía ven la forma de ganarse algunos centavos para subsistir.
Si usted amigo, tiene la posibilidad de ayudar a esta gente que sufre y se aferra humanamente a la vida, porque tiene derecho a ella, hágalo, pero hágalo de corazón, sin esperar recompensa, ni siquiera que se lo agradezcan, sino con el afán verdadero de servirle al prójimo.
Florencio Mendoza Granados
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
20 de febrero de 2020
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