MONUMENTOS IRRECUPERABLES
Salve, camaradas literarios. Hoy quiero dar mi opinión sobre un aspecto. Esta foto que abre el presente artículo es un monumento realizado por el Antiguo Egipto, es un monumento con tanta historia, que la última faraón, Cleopatra, las veía más antiguas que lo antiguo que hoy vemos el nacimiento de Jesucristo, ya que fueron 2 mil quinientos años antes que ella gobernara, siendo que ella misma murió décadas antes que Jesús de Nazareth naciera.
A todo esto, es este monumento una de las 7 Maravillas del mundo Antiguo, la única superviviente, habiendo perdido los Jardines de Babilonia, el Templo de Artemisa, la Estatua de Zeus, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría. Muchos de estos monumentos fueron destruidos por la guerra o sus partes utilizadas para hacer otros edificios de menor categoría, incluso la recubierta de las pirámides de Egipto, blanca y brillante, fue utilizada para construir unas mezquitas. Musulmanes y cristianos hicieron desaparecer muchas de estas maravillas al ser símbolos de otra religión. Estas pérdidas son dolorosas para la humanidad, y puede verse el sinsentido y estupidez de quienes no las valoraron y las destruyeron o dejaron que se destruyesen.
La Biblioteca de Alejandría, la más grande jamás construida en la antigüedad también pereció a causa de las llamas provocadas intencionalmente, que hicieron desaparecer de la faz de la tierra la biblioteca más importante de la Antigüedad Occidental. De las obras de grandes filósofos como Aristóteles no conservamos ni siquiera la mitad, de algunos filósofos como Heráclito de Éfeso apenas si se tienen fragmentos, de algunos ni siquiera tenemos escritos sino tan solo algunas referencias. Evangelios como el de los Hebreos también perecieron en la persecución religiosa de unos cristianos a otros en la antigüedad, y no sabríamos de los evangelios de Tomás o de Pedro de no haberse salvado en una desolada cueva descubierta hasta nuestros tiempos.
En el Antiguo Egipto, la historia de Hatshepsut o de Akenatón intentó ser borrada por gobiernos posteriores, destruyendo sus estatuas y monumentos, y afortunadamente hemos rescatado algunos que nos dan testimonio de ellos. De la civilización maya, salvo lo que las estelas y pirámides nos cuentan, como escritos, apenas cuatro códices lograron ser salvados de la hoguera en que los hicieron arder los españoles que los creían contrarios al cristianismo, al "dios verdadero". ¿Quién no lamenta estas pérdidas, y considera estúpida y condenable tal actitud?, ¿quién no lamenta la pérdida de tales obras invaluables que se perdieron para siempre?
En pleno Siglo XX, la irracionalidad se apoderó de China, en una lucha de comunistas contra otros comunistas, y en la revolución cultural proletaria, los seguidores de Mao destruyeron miles de obras de arte, pinturas, estatuas, libros, que consideraban de la cultura pasada, tradicional, que debía desaparecer ante la nueva cultura que construían, gente estúpida sin duda alguna.
Más recientemente, existió un grupo de gente muy estúpida e inculta a la que debemos llamar DAESH, ya que esa palabra tiene sus iniciales en árabe pero además tiene un sentido peyorativo, que les ofende, así que vamos a llamarlos así; este grupo es un grupo terrorista que tomó gran parte de Siria e Iraq y destruyó la Biblioteca de Mosul y la antigua Ciudad de Palmira, así como templos cristianos antiguos, siendo unos verdaderos imbéciles y malditos que nos hicieron perder patrimonio irrecuperable. Algo parecido hicieron grupos terroristas en la maravillosa ciudad de Tombuctú.
No mejores que DAESH o lo seguidores de Mao fueron los ucranianos que también hace pocos años acudieron a derribar una inmensa estatua de Lenin de casi un siglo de antigüedad, y no contentos con ello, la destruyeron a martillazos. Dada la capacidad intelectual que demostraban con tan barbáricos actos, creo que fue gracias al azar y no a una capacidad humana que no se dieron un martillazo en sus propias cabezas, porque por funcionamiento cerebral no pudo haber sido.
Supongo que adivinarán a propósito de qué escribo este artículo, y es que para mí DAESH no es diferente en cultura y capacidad intelectual a la gente que protesta hoy en Estados Unidos por la muerte de George Floyd, ya que al destruir los monumentos y estatuas de antiguos líderes estadounidenses, presidentes, de Cristóbal Colón y otras barbaries por el estilo, amén que hasta en Europa atacaron e intentaron atacar estatuas de presidentes, reyes y hasta el fundador de los Boy Scouts, podemos darnos cuenta de tal hecho. Yo soy admirador de Martin Luther King, Nelson Mandela o Malcom X, y no considero que nadie sea inferior por la raza, incluso puede que no haya superioridad alguna por las ideas que se profesen, siempre y cuando se tengan ideas, porque si hay una raza inferior que no se percibe por el color de la piel, sino por el contenido dentro del cráneo, son estos grupos que destruyen la cultura, y en ese sentido, este movimiento "Antifa" sí está conformado por una raza inferior que no merece los derechos que tiene.
Yo no me quise manifestar sobre los sucesos de Estados Unidos antes porque la sobreinformación está inundando el mundo, y es difícil hablar sobre Venezuela, Hong Kong, Covid, protestas en USA, etc., porque uno ya no sabe qué es cierto y qué no, si hay buenos y malos, si hay intereses por aquí o por allá, pero hay un hecho que a un amante de la historia y de la cultura puede guiarle sobre qué lado estar, y es la destrucción de los monumentos, del patrimonio, de la memoria. Jamás estaré de parte de quienes destruyen monumentos. Con esto me doy cuenta que la "lucha" en Estados Unidos no es revolucionaria sino bárbara, incivilizada, que no son proletarios los que luchan sino lúmpenes, y no, el contexto no es similar a las luchas de la época de Abraham Lincoln, de la Cabaña del Tío Tom, de Malcom X o de Martin Luther King, no es algo sistemático sino aislado, por lo que no tiene ninguna justificación.
La verdad me da un poco de asco y es difícil aceptar estar de acuerdo y apoyar en algo con Trump, no solo su contundencia sino su alago a los italianos que salieron a defender exitosamente en Nueva York la estatua de su paisano Cristóbal Colón, recordándome La Cosa Nostra teatralizada en El Padrino, ya que tal como en la película, demuestran los italianos de ahí ser más cultos que esa gentuza.
Comprendo que algunas personas sensibilizadas por el discurso de los medios empaticen con esta lucha pseudo-antirracista, yo también empaticé con ella, aunque considero que el problema en Estados Unidos es de lejos el racismo, y es el problema de siempre, las clases sociales como Marx lo expusiese, y el poder Estatal como Rousseau y los anarquistas lo identificaran, problema que tenemos todos, y que cuando no nos lo distrae la cotidianidad lo hacen estas luchas sin sentido. Sin embargo, después de sufrir esta destrucción de monumentos, considero que nadie debería dar un ápice de apoyo a este vil movimiento.
Puedo comprender que haya grupos infiltrados que generen violencia, y comprendo que los saqueos criminales e incendios puede ser gente ajena al movimiento que hace vandalismo, puedo comprender que ataquen carros de policías o estaciones de policías, y esto a pesar de no validar tales acciones, pero puedo comprender la destrucción de estos bienes materiales, tal como comprendería los daños de estructuras en tiempos de guerra en la antigüedad en un castillo que había que tomar como en la Bastilla o las murallas de Constantinopla o los Muros de Jericó. Sin embargo, cuando la gente agrede el patrimonio sin razón estratégica militar, y solo con ánimo de vandalismo o de desaparecer de la historia una obra de arte, es entonces cuando puede identificarse la inferioridad cultural e intelectual de las personas. Por otra parte, el hecho que se ataquen monumentos que tienen una carga simbólica negativa para el movimiento, en desprecio de su valor cultural, artístico e histórico, evidencia que la violencia proviene de tales grupos, desmintiendo tristemente que sean infiltrados.
Algunos justificarán el simbolismo que desde la filosofía toma centro a partir de Nietzsche y hacia filósofos como Foucault o Derrida, quizá incluso más influyente sea Gramsci con su concepto de hegemonía cultural, mas considero que todos estarían decepcionados de la errada interpretación que se ha dado a sus pensamientos, discurriendo hacia absurdas luchas simbólicas como el lenguaje inclusivo, pero al menos esa no destruye algo irrecuperable como lo es la historia y el arte, actos totalmente criminales y condenables.
Hoy hasta a los ejércitos se educa para no destruir los sitios declarados patrimonio de la humanidad, a no atacar a la Cruz Roja, hasta los ejércitos, la parte más violenta oficialmente de las sociedades saben respetar aquello que es importante, por lo tanto quien no respeta los monumentos culturales, no merece siquiera la denominación de ser humana.
Finalizo diciendo que quien ataque de esta manera monumentos y obras de arte, no importa las ideas que profese o a las que aluda, no podrá tener jamás mi apoyo y en cambio sí mi desprecio y oposición.
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del corazón
El Comandante de las Letras
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