22. El Confesor
Esta también se ubica entre mis canciones favoritas, tanto por la música tranquila como la interpretación de Ricardo Arjona, sin embargo, el motivo principal de este lugar es la letra, la descripción de la chica, que se parece mucho a la descripción que yo haría de una chica de la cual estuviese yo enamorado, lo que me hace sentir identificado.
“El confesor me dice que no te quiera, yo le digo padre si usted la viera, dice que tus amores me vuelven loco, que mi deber no atiendo, que duermo poco, que duermo poco. Dice que nuestras muchas conversaciones fomentan en la aldea murmuraciones, dice que no quererte fácil me fuera y yo le digo padre si usted la viera, si usted la viera. En vano le aseguro que eres tan pura, hay que rezar delante de tu hermosura, que eres gentil airosa cual azucena, y nacen de tus labios nardo y verbena, que son lluvias de mayo tus frondos rizos, y que vivir no puedo sin tus hechizos, él me dice muy hosco que es gran quimera, y yo le digo, padre, si usted la viera…”
“Confesando que el alma tengo en tus ojos, me dijo el padre cura con mil enojos, que pecado tan grande no perdonaba, y que si te quería me condenaba, me condenaba. Entonces con amante dulce arrebato, del pecho en que lo llevo saqué un retrato y el cura de tu imagen, luz y alma mía, contemplándolo absorto se sonreía, él sonreía. Esa sí que refleja santos amores, creyó que eras la virgen de los dolores, esa sí que es hermosa, qué luz destella, y yo le dije, padre, pues esta es ella, olvidado ya el cura de su corona, dijo abriendo los ojos, linda persona, si es buena como hermosa que en paz te quiera, y yo le digo padre, si usted la viera.”
El contexto en el que se da en una Iglesia Católica pone un escenario que es estéticamente de mi agrado, y el paso de la condena inicial a lo sagrado me parece una reflexión muy apropiada para el ámbito religioso, donde la actividad sexual tiende a ser condenada promoviéndose la culpa, que sería uno de los pocos ámbitos que yo cambiaría en la religiosidad occidental. Y es que en un mundo lleno de injusticias y carente de sentido, donde parece que el amor no existe, donde no hay pruebas empíricas de la existencia de un ser omnipotente y completamente bueno, donde la vida carente de sentido no permite utilizando la racionalidad creer en divinidad bondadosa alguna, y donde las crueldades de este mundo no permiten a una persona con ética creer en divinidad alguna por ser moralmente incorrecto adorar a una divinidad que permite las injusticias, en realidad, como experiencia estética, el amor romántico sexual, en el cielo de los ojos azules de una joven chica, en el roce de los dedos de una sílfide princesa, el último lugar donde aún puede contemplarse a Dios, el último rincón en el que sobrevive una energía tan sublime que te permite creer sin ninguna duda, la única ventana desde la cual se puede observar el paraíso, por tanto, ¿por qué condenar el deseo romántico?, si es acaso lo único aún sagrado que nos queda.
Si eres de las personas a las que les gusta curiosear no dejes de leer el artículo con la lista de mis 25 canciones favoritas en inglés.
No te pierdas mis próximas publicaciones. Si aún no me sigues en redes sociales, puedes hacerlo a través de Facebook, Instagram y Twitter.
Si te ha gustado mi contenido y quieres reconocer mi trabajo, puedes apoyarme en Paypal con mi lista de deseos en Amazon.
Comentarios
Publicar un comentario