CONCIERTOS, FRIVOLIDAD Y GUERRA A LO MILLENNIAL
El cambio de generación es evidente, y lo épico del pulso político de antaño hoy se vuelve frívolo e irrisorio. ¡Qué decir de aquellos líderes que vencieron a los temibles villanos Hitler y Musolini!, claro, aquellos tiranos eran malvados, pero admirables por lo temibles y poderosos, ¿y quiénes fueron los líderes del lado vencedor?, Pues Franklin Delano Roosevelt, presidente que sacó a Estados Unidos de La Gran Depresión, único en ser electo 4 veces consecutivas. Winston Churchill, además de estadista, Premio Nobel de Literatura. Y Iósif Stalin, que llevó a la URSS de ser un país feudal, rural y atrasado a ser la segunda economía del mundo y una superpotencia militar que derrotaría a la Alemania Nazi y rivalizaría con Estados Unidos. Pero qué decir de la Guerra Fría con notables personajes en América Latina como Fidel Castro y el Che Guevara, con fuertes personajes capitalistas como Ronald Reagan o Margaret Tacher, apodada La Dama de Hierro, con Ho Chi Minh o Mao en Asia, Patrice Lumumba o Nelson Mandela en África. El inicio del Siglo XX trae un poco de decadencia en la epicidad de los héroes y villanos, de cualquier lado que se vea, que no obstante nos da a un gran economista como Rafael Correa o un gran estadista como Vladimir Putin, un carismático Chávez y un poderoso Mahmud Ahmadineyad que pone en el centro de la política mundial a Irán, un pacífico pero respetable Obama, y antes de él, aunque malvado y despreciable, un temible George W. Bush.
¿Pero quiénes son los líderes que lideran hoy el enfrentamiento en Venezuela? Nicolás Maduro, quien ha llevado a Venezuela a una de las peores crisis de la historia, líder impopular y no tan capaz para sacar adelante a Venezuela, y Donald Trump, cínico, racista e impopular líder también, que se jacta de ver la televisión y no leer libros. Claro que está Juan Guaidó, que hasta ahora aún sigue siendo respetable, pero aunque su imagen sea un símbolo, como hemos visto, no será él quien derroque a Maduro, pues solo no puede. Además de esto, impresentables líderes, en especial Bolsonaro, quien además de estar a favor de un genocidio en su país, entre otras barbaridades, le dijo a una opositora en su cara que no la violaba porque no no se lo merecía. Es muy distinto que Maduro diga "los capitalistas que roban como nosotros" por una equivocación que causa la burla de sus detractores, a las palabras de Trump y Bolsonaro, que dichas con intención y cinismo causan total desdén. Quizá si Guaidó fuese apoyado por alguien como Obama, que reanudó relaciones diplomáticas con Cuba, o Santos, que firmó la paz en su país, la lucha de Guaidó tendría mayor dignidad para ser apoyada sin mayor cuestionamiento.
Pero en este contexto, con líderes tan oprobiosos salidos de alguna tira cómica de mala calidad, nos encontramos que la batalla inicia con dos conciertos, ¡cuánta frivolidad ante un pueblo que sufre! Aunque claro que las notas deberían de triunfar por encima de las armas, pero notas de música que hermanen, no que dividan. Lo mejor habría sido que el concierto fuese organizado con la aprobación de Maduro y de Guaidó, sin uno y sin otro, pero autorizado por ambos, y asistiendo los cantantes sin ninguna consigna política, así como el concierto Paz Sin Fronteras que promoviera antaño Juanes. ¡Cuán inconsecuente e irresponsale considero la asistencia de Juanes, de Juan Luis Guerra (a quien admiro y es de mis cantantes favoritos), Bosé y Vives!, quienes decían que la paz debía promoverse sin fronteras, para todos y sin consigna política, lo que les llevó a hacer el concierto incluso en la Habana, sin importar que en Miami los cubanoamericanos salieran a destruir sus discos de Juanes, pasándoles incluso el carro encima. Y es que, cuando al día siguiente se sabía que podía iniciar una guerra, y como mínimo iban a enfrentarse con violencia, festejar como si el mundo fuera color de rosa, y no por la paz, sino insultando a Maduro y su gobierno, en plena frontera que sería el epicentro del potencial enfrentamiento, me parece demasiado inmaduro, frívolo e irresponsable, como si no se tomase en serio la crisis humanitaria que en Venezuela a la que dicen querer apoyar.
Pero claro, estamos en el nuevo milenio, y esta es una guerra millennial, y ya no se da en el campo de las armas, en el de la política, en el del dinero, ni siquiera en el campo intelectual de las ideas, no, se da en las redes sociales y en fiestas, con insultos y mensajes rosa, entre copos de nieve, globos y mensajes de whatsapp. ¿Por qué no triunfa Guaidó?, por eso, porque todos están en contra de Maduro, y piensan que con solo desearlo lo lograrán, porque han crecido con frases de automotivación que les dice que si lo desean, el universo conspirará para que lo logren; y alguien dirá que yo soy parte de eso, y sí, probablemente lo he sido, es mi generación, la llamada generación millennial. Al creer que todo es solucionado por las redes sociales, los millennial piden a gritos una intervención militar, piden que Maduro se vaya, alientan a los militares a voltearse a Maduro, pero pocos de ellos se atrevieron a llegar a la frontera colombiana, pocos se atreven a arriesgar la vida o a hacer lo que sugieren que otros hagan, porque finalmente ellos ya apoyaron con su opinión en internet, con ello ya sienten que hicieron bastante. Porque el concierto, como el intento de ingreso de la ayuda, fueron un total fracaso, así lo evidencia el baile de salsa de Maduro en la manifestación madurista, baile que no es menos indignante y frívolo que los conciertos en que bailaron y cantaron como preludio a los balazos y al fuego que provocarían hoy. Las imágenes muestran que llegó bastante menos de la mitad de las personas que tenían previstas en el concierto, y es que, por más noble que sea la causa de Venezuela, por más que hubiesen grandes artistas y por más que fuera gratis, ¿quién quiere estar en el punto de un potencial inicio de una guerra?, creo que la mayoría de gente sensata no iría.
La cobardía de quienes lideran la ayuda humanitaria es uno de los factores que no les permiten la victoria, porque en una entrada pacífica, los líderes deberían ir enfrente, cuando incluso en tiempos de guerra líderes como Fidel estaba al frente dirigiendo la defensa de la invasión en Bahía de Cochinos, o como históricos líderes militares como Napoleón, César o Aníbal, pero también líderes de paz como Gandhi o Martin Luther King. En mi opinión, para triunfar, los cantantes debieron ir junto a Guaidó y los presidentes que llegaron, al frente, cada uno con una bolsa o caja de ayuda, y debieron pasar a pie si no se podía pasar con los camiones. Yo creí que sensatamente tendrían preparados camiones del otro lado, sabiendo que caminando sí podían pasar al lado venezolano, y el ejército sin duda se habría visto mucho más cautelosos de agredir a presidentes extranjeros, Guaidó o los cantantes, que a los pobres voluntarios que intentaban pasar la frontera.
Pero ahora, ellos dijeron que entraba sí o sí, la victoria es de Maduro, y al resistir en un día tan simbólico y crucial, logra una balanza a su favor, pues la palabra de Guaidó empieza a quedar más débil, no tanto por él, sino porque no tuvo el apoyo militar que algunos esperábamos, ya sea del ejército venezolano, o del estadounidense, pero uno de los dos ejércitos debía actuar para que Guaidó cumpliera su palabra, al incumplir, su credibilidad cae, y la de Maduro sube. Del lado de Maduro, se decía por parte de la oposición que no querían dejar llegar a Guaidó a Colombia, yo en cambio me pregunto si acaso no fue Guaidó quien cayó en la trampa, y le dijeron que no querían que fuera, pero le "facilitaron", como él dijo, con complicidad de militares, su llegada, no porque estuvieran a favor de él, sino en su contra, y enviarlo para afuera para no dejarlo regresar, para que gobierne como Piugdemont gobierna Cataluña desde el exilio, o como Iván Velásquez dirige la CICIG desde Estados Unidos.
No niego que la política económica de Juan Guaidó, si lograse llegar al gobierno, probablemente sería mejor que la de Maduro, y el apoyo popular para el mismo sería mayor, pero esto solo si lo hicieran por una vía pacífica como propone Obrador y Tabaré, o se diese un golpe militar a Maduro, pero una guerra sin duda sería el escenario menos deseado, escenario en el que sin duda, sería más adecuado apoyar al gobierno de Maduro que al de gente como Trump o Bolsonaro. Considero que el día de hoy fue desperdiciada una de las mejores, si no la mejor oportunidad de la oposición para tener una victoria simbólica tan potente que derribara a Maduro, oportunidad que no volverán a tener, y que empuja sobre todo al gobierno estadounidense, para mantener su credibilidad, a iniciar acciones más violentas, bélicas probablemente, pues de no hacerlo, Venezuela podría, con menos altura moral que Cuba, resistir y mantenerse fuera de la esfera del dominio estadounidense, y no por mérito de su gobierno, sino por mediocridad del gobierno estadounidense. Por otro lado, si Estados Unidos decide intervenir, muy probablemente obtenga la victoria, aunque a un gran costo político, militar y económico. Y al final, en todos los escenarios posibles, al parecer pierde siempre el pueblo venezolano.
¿Pero quiénes son los líderes que lideran hoy el enfrentamiento en Venezuela? Nicolás Maduro, quien ha llevado a Venezuela a una de las peores crisis de la historia, líder impopular y no tan capaz para sacar adelante a Venezuela, y Donald Trump, cínico, racista e impopular líder también, que se jacta de ver la televisión y no leer libros. Claro que está Juan Guaidó, que hasta ahora aún sigue siendo respetable, pero aunque su imagen sea un símbolo, como hemos visto, no será él quien derroque a Maduro, pues solo no puede. Además de esto, impresentables líderes, en especial Bolsonaro, quien además de estar a favor de un genocidio en su país, entre otras barbaridades, le dijo a una opositora en su cara que no la violaba porque no no se lo merecía. Es muy distinto que Maduro diga "los capitalistas que roban como nosotros" por una equivocación que causa la burla de sus detractores, a las palabras de Trump y Bolsonaro, que dichas con intención y cinismo causan total desdén. Quizá si Guaidó fuese apoyado por alguien como Obama, que reanudó relaciones diplomáticas con Cuba, o Santos, que firmó la paz en su país, la lucha de Guaidó tendría mayor dignidad para ser apoyada sin mayor cuestionamiento.
Pero en este contexto, con líderes tan oprobiosos salidos de alguna tira cómica de mala calidad, nos encontramos que la batalla inicia con dos conciertos, ¡cuánta frivolidad ante un pueblo que sufre! Aunque claro que las notas deberían de triunfar por encima de las armas, pero notas de música que hermanen, no que dividan. Lo mejor habría sido que el concierto fuese organizado con la aprobación de Maduro y de Guaidó, sin uno y sin otro, pero autorizado por ambos, y asistiendo los cantantes sin ninguna consigna política, así como el concierto Paz Sin Fronteras que promoviera antaño Juanes. ¡Cuán inconsecuente e irresponsale considero la asistencia de Juanes, de Juan Luis Guerra (a quien admiro y es de mis cantantes favoritos), Bosé y Vives!, quienes decían que la paz debía promoverse sin fronteras, para todos y sin consigna política, lo que les llevó a hacer el concierto incluso en la Habana, sin importar que en Miami los cubanoamericanos salieran a destruir sus discos de Juanes, pasándoles incluso el carro encima. Y es que, cuando al día siguiente se sabía que podía iniciar una guerra, y como mínimo iban a enfrentarse con violencia, festejar como si el mundo fuera color de rosa, y no por la paz, sino insultando a Maduro y su gobierno, en plena frontera que sería el epicentro del potencial enfrentamiento, me parece demasiado inmaduro, frívolo e irresponsable, como si no se tomase en serio la crisis humanitaria que en Venezuela a la que dicen querer apoyar.
Pero claro, estamos en el nuevo milenio, y esta es una guerra millennial, y ya no se da en el campo de las armas, en el de la política, en el del dinero, ni siquiera en el campo intelectual de las ideas, no, se da en las redes sociales y en fiestas, con insultos y mensajes rosa, entre copos de nieve, globos y mensajes de whatsapp. ¿Por qué no triunfa Guaidó?, por eso, porque todos están en contra de Maduro, y piensan que con solo desearlo lo lograrán, porque han crecido con frases de automotivación que les dice que si lo desean, el universo conspirará para que lo logren; y alguien dirá que yo soy parte de eso, y sí, probablemente lo he sido, es mi generación, la llamada generación millennial. Al creer que todo es solucionado por las redes sociales, los millennial piden a gritos una intervención militar, piden que Maduro se vaya, alientan a los militares a voltearse a Maduro, pero pocos de ellos se atrevieron a llegar a la frontera colombiana, pocos se atreven a arriesgar la vida o a hacer lo que sugieren que otros hagan, porque finalmente ellos ya apoyaron con su opinión en internet, con ello ya sienten que hicieron bastante. Porque el concierto, como el intento de ingreso de la ayuda, fueron un total fracaso, así lo evidencia el baile de salsa de Maduro en la manifestación madurista, baile que no es menos indignante y frívolo que los conciertos en que bailaron y cantaron como preludio a los balazos y al fuego que provocarían hoy. Las imágenes muestran que llegó bastante menos de la mitad de las personas que tenían previstas en el concierto, y es que, por más noble que sea la causa de Venezuela, por más que hubiesen grandes artistas y por más que fuera gratis, ¿quién quiere estar en el punto de un potencial inicio de una guerra?, creo que la mayoría de gente sensata no iría.
La cobardía de quienes lideran la ayuda humanitaria es uno de los factores que no les permiten la victoria, porque en una entrada pacífica, los líderes deberían ir enfrente, cuando incluso en tiempos de guerra líderes como Fidel estaba al frente dirigiendo la defensa de la invasión en Bahía de Cochinos, o como históricos líderes militares como Napoleón, César o Aníbal, pero también líderes de paz como Gandhi o Martin Luther King. En mi opinión, para triunfar, los cantantes debieron ir junto a Guaidó y los presidentes que llegaron, al frente, cada uno con una bolsa o caja de ayuda, y debieron pasar a pie si no se podía pasar con los camiones. Yo creí que sensatamente tendrían preparados camiones del otro lado, sabiendo que caminando sí podían pasar al lado venezolano, y el ejército sin duda se habría visto mucho más cautelosos de agredir a presidentes extranjeros, Guaidó o los cantantes, que a los pobres voluntarios que intentaban pasar la frontera.
Pero ahora, ellos dijeron que entraba sí o sí, la victoria es de Maduro, y al resistir en un día tan simbólico y crucial, logra una balanza a su favor, pues la palabra de Guaidó empieza a quedar más débil, no tanto por él, sino porque no tuvo el apoyo militar que algunos esperábamos, ya sea del ejército venezolano, o del estadounidense, pero uno de los dos ejércitos debía actuar para que Guaidó cumpliera su palabra, al incumplir, su credibilidad cae, y la de Maduro sube. Del lado de Maduro, se decía por parte de la oposición que no querían dejar llegar a Guaidó a Colombia, yo en cambio me pregunto si acaso no fue Guaidó quien cayó en la trampa, y le dijeron que no querían que fuera, pero le "facilitaron", como él dijo, con complicidad de militares, su llegada, no porque estuvieran a favor de él, sino en su contra, y enviarlo para afuera para no dejarlo regresar, para que gobierne como Piugdemont gobierna Cataluña desde el exilio, o como Iván Velásquez dirige la CICIG desde Estados Unidos.
No niego que la política económica de Juan Guaidó, si lograse llegar al gobierno, probablemente sería mejor que la de Maduro, y el apoyo popular para el mismo sería mayor, pero esto solo si lo hicieran por una vía pacífica como propone Obrador y Tabaré, o se diese un golpe militar a Maduro, pero una guerra sin duda sería el escenario menos deseado, escenario en el que sin duda, sería más adecuado apoyar al gobierno de Maduro que al de gente como Trump o Bolsonaro. Considero que el día de hoy fue desperdiciada una de las mejores, si no la mejor oportunidad de la oposición para tener una victoria simbólica tan potente que derribara a Maduro, oportunidad que no volverán a tener, y que empuja sobre todo al gobierno estadounidense, para mantener su credibilidad, a iniciar acciones más violentas, bélicas probablemente, pues de no hacerlo, Venezuela podría, con menos altura moral que Cuba, resistir y mantenerse fuera de la esfera del dominio estadounidense, y no por mérito de su gobierno, sino por mediocridad del gobierno estadounidense. Por otro lado, si Estados Unidos decide intervenir, muy probablemente obtenga la victoria, aunque a un gran costo político, militar y económico. Y al final, en todos los escenarios posibles, al parecer pierde siempre el pueblo venezolano.
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del corazón
El Comandante de las Letras
Quetzaltenango, Quetzaltenango, Estado de los Altos
23 de Febrero de 2019
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