LA CATA
(Capítulo XI)
Ernesto:
Continué mi camino, acelerando a toda velocidad, vi el semáforo en amarillo, aceleré más, pero al ir atravesando cambió a rojo, otro carro venía, los frenos y llantas rechinaron con el pavimento y...
Todo pasó muy rápido, las llantas de ambos carros rechinaron, y apenas unos milímetros evitaron que sucediera lo peor, creo que hubieron insultos y bocinazos, pero yo casi no puse atención, me abrí paso y seguí mi camino. Continué y finalmente llegué a Casa Rioja, pero no había ningún lugar para parquearme. Tuve que ir hasta tres cuadras de distancia para encontrar un lugar. Me bajé del coche, y empecé a caminar. Busqué mi teléfono, y no lo encontré, debí haberlo dejado en el carro, rayos, pero ya era tarde, así que no regresé. De camino me topé con Jake.
—Ernesto, qué alegre verte.
—Hola Jake, igualmente.
—Vas a la presentación de vinos.
—Sí, precisamente.
—Yo también.
—Pues vamos, que ya estamos tarde
Empezamos a caminar juntos mientras platicábamos, y luego le presté su teléfono.
—¿Me prestas tu celular?, dejé el mío en el carro.
—Claro, toma.
Marqué el número mecánicamente, no estaba consciente que ya me sabía el número de Danniela, empezó a sonar y contestó.
—Hola Danniela.
—Hola Danniela.
—Hola Ernesto, ¡eres tú!
—Sí, ya estoy aquí a un par de cuadras.
—Aquí estoy esperándote en la entrada.
—Ahora llego.
—Te espero.
Continuamos caminando con Jake. Jake es un tipo de complexión media, cabello negro despeinado, bigote y una barba larga. Puede parecer un poco excéntrico con su traje corinto con puntos blancos y su carácter divertido, mas es un buen amigo y con más acervo cultural del que podrías imaginar. Doblamos la esquina y llegamos hasta las amplias y altas puertas de Casa Rioja, y al nada más dar unos pasos, ahí se encontraba. Danniela.
—Hola Danniela.
—Hola Ernesto.
—Estás preciosa.
—Gracias.
—Él es Jake, ella es Danniela.
—Mucho gusto.
—Igualmente.
—Yo voy adentro, que si no se acaba el vino.
—Nosotros también.
Ahí Jake se separó de nosotros.
—¿Cómo has estado?
—Muy bien gracias, y tú.
—También bien. Siento llegar tarde.
—No te preocupes, aún nos queda suficiente tiempo.
—Vamos
Continuará...
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del corazón
Quetzaltenango, Quetzaltenango, Estado de Los Altos
17 de febrero de 2019
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