Él se olvidó de Ella, Ella se
olvidó de Él
Él manejaba su carro, un poco triste por ella, y en su tristeza decidió llamar a su amiga, la canchita, tan solo para charlar. Ella le respondió. Él le preguntó si estaba libre ese día, ella le dijo que para él sí. Él la fue a traer hasta su casa, ella se arregló muy linda mientras lo esperaba. Él la llegó a traer, ella se subió al auto, y ambos emprendieron un viaje, un viaje que marcaría un antes y un después para los dos. Llegaron hasta el restaurante, un restaurante de comida italiana, donde se toca el timbre y te van a abrir la puerta, y donde al ingreso hay una cava de vinos. Se sentaron a la mesa, y les pasaron la carta. Dos copas de vino y una pizza. ¿De qué ingredientes la pizza?, de cuáles más iba a ser, de camarones, pues a ambos les encantan, es su comida favorita. Charlan amenamente mientras esperan la comida, tan atentos, que no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor. Les llevan el vino, él lo cata, ella observa y le pregunta con gran interés sobre el vino. A diferencia de ellos, que vestían casual, un joven bien trajeado pasa con su pareja que lleva un vestido, el joven lo saluda a él, él devuelve el saludo desde la mesa, siendo ese el momento en que aparta por primera vez la mirada de su amiga para ver alrededor, y se da cuenta que hay más parejas en las mesas, adornos de corazones en el techo, y todos se encuentran, como ellos, a la luz de las velas. ¡pero claro, es 14 de febrero!, ¡cómo pudo él haberlo olvidado! Vio entonces a su amiga junto a él, la vio de otra manera y le dio mucha pena, y su reacción fue disculparse y preguntarle si tenía que salir con… aquel, ella le dijo no, no saldré hoy con él, él dijo entonces ah, ya saliste con él, y ella le dijo no, hoy no salimos ni saldremos. Nunca habiendo estado en esa situación antes, más preocupado que emocionado, el corazón de él empezó a palpitar más fuerte mientras ella lo miraba, y en aquel momento, el chef interrumpió, pues él mismo les lleva la pizza, lo saluda a él, pues son amigos, y les dice que ha preparado esa pizza de forma especial para ellos, ellos le agradecen, el chef le pregunta sobre ella, es de ascendencia italiana, le cuenta él, hablas italiano, le pregunta el chef, no, pero espero aprender con él, respondió ella, el chef le dijo, debes llevarla a Italia, él le respondió, la llevaré. El chef les deseó lo mejor y se marchó. Ellos cruzaron miradas, ninguno desmintió que fueran pareja, ninguno dijo que fueran amigos, ni siquiera con la mirada, y a ambos les había gustado ser vistos como los veían, porque ellos mismos se miraban ya de otra manera. Él se olvidó de ella, perdido en los ojos claros de su “amiga”. Ella se olvidó de él, perdida en los ojos marrones de su “amigo”. La tarde en que iniciaron se había convertido en noche, una noche que fue muy larga, y ya muy tarde él la fue a dejar a su casa. Ambos sabían lo que se había iniciado ese 14 de febrero, ambos fueron cómplices de ese secreto que no compartirían con nadie durante mucho tiempo. Los dos sabían que habían iniciado algo incorrecto, los dos sabían que jugaban un juego peligroso y letal, y que la sociedad no dejaría florecer aquel amor que surgía, ambos sabían que algún día algo se iba a romper, que podrían tener que pagar con lágrimas la osadía de verse como se veían, de sentir lo que sentían, de salir juntos y hacer lo que a partir de entonces comenzarían a hacer con frecuencia, pero ambos lo quisieron ignorar, porque no querían que se acabara, ambos lo negaron y se cegaron. Pero era 14 de febrero, estaban juntos y sonreían, ¡a quién le importaba el ayer!, ¡a quién le importaba el mañana! Él se olvidó de ella, perdido en los ojos claros de su “amiga”. Ella se olvidó de él, perdida en los ojos marrones de su “amigo”.
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del Corazón
El Comandante de las Letras
Quetzaltenango, Quetzaltenango, Estado de los Altos
Escrito 03 de febrero de 2019
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