-Una pareja de jóvenes, hombre y mujer por supuesto, después de cierto tiempo de noviazgo disponen casarse porque creen que ya es tiempo de hacer realidad sus sueños, esas ilusiones por tanto tiempo acariciadas.
-Y lo bueno es que los papás de ambos están de acuerdo en apoyarlos, por lo que los tiernos enamorados se sienten más felices porque la decisión de sus progenitores es para ellos muy importante.
-Ya plenamente dispuestos empiezan los preparativos de la boda: que la ropa, la música, los padrinos, las participaciones, el lugar para la fiesta, la comida, los adornos, en fin, todo lo que se necesita para esta clase de eventos.
-Lo cierto es que se ultiman todos los detalles obligados para una celebración tan importante y trascendental como es el matrimonio, especialmente para los contrayentes que ya no ven la hora de que se lleve a cabo.
- Abrazos y felicitaciones anticipadas de parte de familiares y amigos, acompañados de los mejores augurios por su felicidad; consejos de parte de los abuelitos y de otras parejas ya ampliamente experimentadas.
-Y llegan a la fecha cumbre de tan largos y acariciados sueños, después de tantos trajines y ajetreos se realiza el casamiento que es todo un acontecimiento en la localidad: Parranda, comida y traviesos en abundancia, qué alegría.
-Ahora viene la tornaboda, el siguiente día, cuando los noveles esposos se levantan cansados de tanta actividad, él se prepara para ir al trabajo - porque hay que aclarar que no tenía descanso, y ella haciendo el desayuno y otros oficios.
-Y cuando el esposo se despide diciéndole que se verán por la tarde, ella con tono suplicante y un tanto compungido le dice: Mi amor, antes de casarnos tú me dijiste que me ibas a poner sirvienta, sí mi cielo, pero de apodo.
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
Julio/2013
14 de marzo de 2019
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