Con el título de paisano tocando en verso y en broma un tema de actualidad: la emigración a los Estados Unidos; y se nos ocurre escribir un poco mas al respecto, y en serio, por la trascendencia que tal hecho ha tenido en algunos lugares.
Es de suponerse que la determinación de irse al norte cualquiera de los cónyuges, de preferencia el esposo, la toman ambos, indudablemente analizando todos los aspectos en favor y en contra de tal decisiòn, como es posible tambièn que la tomen obligados por la situaciòn de pobreza y estancamiento en que viven, abrigando la esperanza de superar a su regreso, esa carencia de recursos y vivir un poco o mucho mejor.
Lo cierto es que con todo lo positivo que pueda tener ese viaje, en el sentido de que económicamente pudiera mejorar la situaciòn de la familia, pues ese es su propósito fundamental, puede tener también su lado negativo, cuando el papá se ausenta por largo tiempo, dejando a sus hijos muy pequeños, sin su protección, su autoridad y su guía, a la edad en que más lo necesitan.
Y peor aún cuando esa ausencia es definitiva debido a que el don se hizo de otra mujer por necesidad o por lo que sea, olvidándose de la que dejó en su tierra con la responsabilidad de uno o más hijos. Y la situación se torna todavía mucho peor cuando es ella, la doña, la que le busca otro papá de contrabando a sus hijos; en cualquiera de los casos se considera como un hecho la destrucción del hogar.
Qué tra´gico para estos niños verse obligados a quedarse sin uno de sus progenitores, y mas trágico aún si pierden a los dos, y quedarse recomendados con los abuelos o con otras personas, que por muy familiares que sean, jamás podrán desempeñar a cabalidad la delicada función de los verdaderos padres.
Es así como van creciendo los hijos con traumas que dejan profundas y dolorosas huellas difíciles de borrar. Será entonces responsabilidad de los padres que propician estas situaciones, el que sus hijos vivan esos choques sentimentales que influirán de manera determinanate en su comportamiento posterior.
Es de suponerse que la determinación de irse al norte cualquiera de los cónyuges, de preferencia el esposo, la toman ambos, indudablemente analizando todos los aspectos en favor y en contra de tal decisiòn, como es posible tambièn que la tomen obligados por la situaciòn de pobreza y estancamiento en que viven, abrigando la esperanza de superar a su regreso, esa carencia de recursos y vivir un poco o mucho mejor.
Lo cierto es que con todo lo positivo que pueda tener ese viaje, en el sentido de que económicamente pudiera mejorar la situaciòn de la familia, pues ese es su propósito fundamental, puede tener también su lado negativo, cuando el papá se ausenta por largo tiempo, dejando a sus hijos muy pequeños, sin su protección, su autoridad y su guía, a la edad en que más lo necesitan.
Y peor aún cuando esa ausencia es definitiva debido a que el don se hizo de otra mujer por necesidad o por lo que sea, olvidándose de la que dejó en su tierra con la responsabilidad de uno o más hijos. Y la situación se torna todavía mucho peor cuando es ella, la doña, la que le busca otro papá de contrabando a sus hijos; en cualquiera de los casos se considera como un hecho la destrucción del hogar.
Qué tra´gico para estos niños verse obligados a quedarse sin uno de sus progenitores, y mas trágico aún si pierden a los dos, y quedarse recomendados con los abuelos o con otras personas, que por muy familiares que sean, jamás podrán desempeñar a cabalidad la delicada función de los verdaderos padres.
Es así como van creciendo los hijos con traumas que dejan profundas y dolorosas huellas difíciles de borrar. Será entonces responsabilidad de los padres que propician estas situaciones, el que sus hijos vivan esos choques sentimentales que influirán de manera determinanate en su comportamiento posterior.
Florencio Mendoza Granados
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
24 de octubre de 2019
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