Y en oposición a ese cielo, incomparablemente hermosos, también está entre nosotros el infierno, con todas sus calamidades: guerras, vicios, ambiciones, explotación, miseria, violencia, intolerancia, drogadicción, corrupción, degeneración y maldad.
"Santificado sea tu nombre", por nosotros los pecadores, por todo lo bello, lo bueno y lo grande que nos da tu infinita bondad, por permitirnos disfrutar de la grandeza de tu obra.
"Venga a nosotros tu reino". Te lo pedimos aunque no lo merezcamos, te suplicamos que nos permitas participar en el grupo de tus elegidos.
"Hágase tu voluntad". Aunque tu infinita misericordia quizá ha permitido que no se cumpla y cada quien proceda de acuerdo a sus propios intereses y en perjuicio de los demás.
"El pan nuestro de cada día dánoslo hoy". Y dánoslo todos los días, no nos dejes morir de hab¡mbre, de hambre espiritual y material, ten piedad de esa gente que se debate en la miseria y la desnutrición.
"Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Permítenos Padre nuestro practicar esa hermosa acción de perdonar, permítenos poseer esa virtud como norma cotidiana de nuestra conducta.
"No nos dejes caer en tentación, líbranos de todo mal". Te pedimos que no permitas que nuestra débil voluntad ceda ante las ofertas de la tentación de la maldad. Así sea.
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
14 de noviembre de 2019
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