-Hace algunos días escribimos unos chistes con el propósito de entretenerlos y hacerlos reír aunque sea por un momento, y suspender también brevemente lo que esté haciendo para relajarse un poquito.
-Hoy vamos a tratar de hacer lo mismo, esperando no aburrirlos para que nuestra intención cumpla su objetivo, solo que ahora vamos a contarles nada más que cuatro chistes para no cansarlos ni quitarles mucho el tiempo, ya que si esto sucediera, en adelante ya no van a querer ponerle atención a nuestros chascarrilos.
-Hecha la anterior aclaración, vamos a iniciar nuestras ocurrencias, esperando que por lo menos se sonrían y que no vayan a dejar que se quemen las tortillas por escucharlas; y decimos esto porque por la hora suponemos que son ellas las que más posibilidad tienen de oirros - las mujeres, no las tortillas -, y si ellos también nos ioyen, pues que mejor. Así que vamos con el primer chiste.
-Dice un fulano: La lectura me ha hecho ver la desgracia que trae el aguardiente, -por eso estoy dispuesto a poner toda mi voluntad para dejar de leer.
-Un sujeto llama a la secretaria de la policía y le dice: Señorita, quiero que por favor me mande dos policías. ---La señorita le contesta. Y a dónde se los mando? - Pues a la chingada porque ya no los necesito.
-Yendo en la camioneta dice un pasajero: Ya se me durmieron las nalgas por ir sentado. ---Otro le replica: Ya me lo imaginaba porque hasta aquí se oyen los ronquidos.-
-Un amigo que visita a otro, al ver tantos en la casa (hombres y mujeres) le dice: Y qué hace esta patojada aquí? ---El interrogado le responde: Son mis hermanos, somos quince en total. ---Quince? Ustedes sí que deben tener a su mamacita muy en alto. ---Así la tenemos para que no la alcance mi papá.
-Bueno, hasta aquí llegamos por hoy, no vaya a ser que por nuestra culpa ella retrace el almuerzo, y él no termine su quehacer. Hasta la próxima.
-Hoy vamos a tratar de hacer lo mismo, esperando no aburrirlos para que nuestra intención cumpla su objetivo, solo que ahora vamos a contarles nada más que cuatro chistes para no cansarlos ni quitarles mucho el tiempo, ya que si esto sucediera, en adelante ya no van a querer ponerle atención a nuestros chascarrilos.
-Hecha la anterior aclaración, vamos a iniciar nuestras ocurrencias, esperando que por lo menos se sonrían y que no vayan a dejar que se quemen las tortillas por escucharlas; y decimos esto porque por la hora suponemos que son ellas las que más posibilidad tienen de oirros - las mujeres, no las tortillas -, y si ellos también nos ioyen, pues que mejor. Así que vamos con el primer chiste.
-Dice un fulano: La lectura me ha hecho ver la desgracia que trae el aguardiente, -por eso estoy dispuesto a poner toda mi voluntad para dejar de leer.
-Un sujeto llama a la secretaria de la policía y le dice: Señorita, quiero que por favor me mande dos policías. ---La señorita le contesta. Y a dónde se los mando? - Pues a la chingada porque ya no los necesito.
-Yendo en la camioneta dice un pasajero: Ya se me durmieron las nalgas por ir sentado. ---Otro le replica: Ya me lo imaginaba porque hasta aquí se oyen los ronquidos.-
-Un amigo que visita a otro, al ver tantos en la casa (hombres y mujeres) le dice: Y qué hace esta patojada aquí? ---El interrogado le responde: Son mis hermanos, somos quince en total. ---Quince? Ustedes sí que deben tener a su mamacita muy en alto. ---Así la tenemos para que no la alcance mi papá.
-Bueno, hasta aquí llegamos por hoy, no vaya a ser que por nuestra culpa ella retrace el almuerzo, y él no termine su quehacer. Hasta la próxima.
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
Escrito el 25 de mayo de 2016
Publicado el 5 de diciembre de 2019
Comentarios
Publicar un comentario