EL ZORRO Y EL SABUESO
UN CUENTO DE NAVIDAD
CAPÍTULO V. PROBLEMAS EN LA CIUDAD
“Nada” respondió el zorro, pero ellos trataron de quitarle lo que llevaba en las manos, entonces él lanzó la pelota hacia un tejado, mientras uno de los perros lo detuvo con fuerza poniendo la espalda del zorro contra la pared, y le preguntó que qué era eso. “¿Qué cosa?, si yo no traigo nada”, “lo que lanzaste”, “yo no lancé nada”, “vean lo que lanzó allá arriba”, les dijo a los otros canes, que sin saber cómo subir, le dijeron: “es que está muy alto”, y como el perro estaba volteado, el zorro lo empujó y se le escabulló por debajo de las piernas, entonces los otros perros trataron de detenerle, pero él corrió hasta una de las casas y saltó agarrándose de una cornisa, los perros casi lo agarraban, pero él se impulsó hacia arriba, los perros no le alcanzaron a agarrar las patas, y él subió al tejado, encontró la pelota rápidamente, y corrió por el tejado escapando de aquellos canes, saltó por la parte de atrás, y sin detenerse a nada más, corrió y corrió y corrió hasta salir de la ciudad. Ya estando lejos se agachó y respiró un poco, y luego ya se fue muy despacio hasta llegar al bosque.
Había sido muy complicado para él, pero al menos tenía la pelota, y eso le hacía muy feliz. Pasaron unos días más, en los que hablaban con el sabueso acerca de la reunión que iban a tener como siempre, pero esta vez además celebrando el cumpleaños del sabueso. El zorro le decía que debían ir a aquel lugar mágico del que le había hablado, donde el arcoíris tocaba la tierra, y el sabueso le decía que sí, muy emocionado.
Sin embargo, un día, el zorro recibió muy emocionado una llamada del sabueso, pero en ella el sabueso le decía que ya no se podrían reunir, él le preguntó que por qué, el sabueso solo le repitió que no podría, entonces el zorro le dijo que estaba bien, que podían cambiar el día, pero el sabueso le dijo que no, que ya nunca más se iban a poder reunir. El zorro asustado le dijo que qué había pasado, el sabueso le dijo que estaba molesto con él, y el zorro le preguntó por qué, y si podía repararlo de alguna forma, el sabueso solo le dijo que ya no podrían reunirse más. Entonces el zorro le dijo que si podía llegar con él allá en la ciudad al menos una vez más, solo una vez, mas el sabueso le dijo que no… pero luego rectificó, dijo que en realidad apreciaba su compañía e interés, y le dijo que estaba bien, que se reunirían una vez más, pero que él le diría cuando, entonces así quedaron. El zorro se preocupó un poco, de hecho, pasó el cumpleaños del sabueso, y el zorro intentó llamarle, pero no le contestó. Esperó varios días más, pero la llamada nunca llegó, hasta que después de bastante tiempo el zorro entendió que nunca llegaría. Algunos amigos que tenía en la ciudad le contaron que el sabueso estaba bien, así que estaba tranquilo, y siguió con su vida en el bosque donde vivía, trabajaba y soñaba.
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del corazón
Quetzaltenango, Quetzaltenango, Estado de los Altos
Escrito de diciembre de 2018 a enero de 2019
Capítulo Siguiente: VI. Las compras de la señora Tortuga.
Nota 1: Imagen: David Bilson, Disney. Uso basado en el Free Use al ser uso no comercial de un fragmento de la obra para la creación de una nueva obra con concepto diferente, no habiéndose copiado la sustancia de la obra y no afectando el presente uso la explotación comercial normal de la obra. Tomada de: https://www.pinterest.es/sarahk4171/david-bilson/ .
Nota 1: Imagen: David Bilson, Disney. Uso basado en el Free Use al ser uso no comercial de un fragmento de la obra para la creación de una nueva obra con concepto diferente, no habiéndose copiado la sustancia de la obra y no afectando el presente uso la explotación comercial normal de la obra. Tomada de: https://www.pinterest.es/sarahk4171/david-bilson/ .
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