LÁGRIMAS DE SANGRE Y FUEGO
Y la tierra quedó desierta por el desamor de los humanos... la gente intentaba vanamente calmar su sed en el mar de sal, unos araban el mar, otros sembraban sus secas semillas de fe en las dunas del desierto. Pero él todavía tenía una semilla de Amor en buen estado, y había guardado en su cantimplora un poquito de agua. Mientras todos sufrían y maldecían su desgracia bajo el sol abrazador, él sonreía mientras día a día brotaba su linda flor, la que sembró un día, y que esperaba que tras un tiempo abriera su botón. A él le había costado mucho defenderla de los animales que querían comerla y de los hombres que tan solo querían cortarla. Pero siendo la última flor del mundo, atrajo también la última lluvia de aquel desolador mundo. El cielo se oscureció aquel amanecer, y unas pocas gotas de lluvia cayeron, pero con tanto que los humanos habían fumado vanalidad y superficialidad, la última lluvia que cayó fue de lluvia ácida que a la rosa marchitó. Nunca el botón se abrió... ¡Cómo iba él a saber que eso pasaría! Muy triste frente a su rosa él lloró su dolor, mas vacío ya de agua por dentro, sus lágrimas de sangre y fuego no pudieron revivir a su flor. Cuentan que desde aquel día nunca más llovió, nunca más vegetación alguna brotó, y nunca más en aquel desolador mundo alguien Amó.
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del Corazón
El Comandante de las Letras
Quetzaltenango, Quetzaltenango, Estado de los Altos
Escrito el 18 de mayo de 2017 en un mensaje de Whatsapp
Publicado el 30 de agosto de 2019
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