La vida es un caminar constante,
en subidas, llanuras y bajadas,
cada quien pobre caminante
que tiene que cumplir con su jornada.
Unas veces caminando a penas,
por senderos bravíos y escabrosos,
otras tantas por sendas serenas,
de bellos colores y bordes preciosos.
Pero así se presenta la vida,
con reveses que debemos superar,
y por cada derrota recibida
respondamos con valor y dignidad.
Qué otra cosa podemos esperar,
que no sea luchar para vivir?
aunque en ese cotidiano trajinar
tengamos que llorar y sufrir.
Y no hay de otra, amigos, hermanos,
si queremos salir adelante,
que enlazan con pasión nuestras manos
y arrancar nuestro paso triunfantes.
Solo así emprenderemos el viaje,
unidos de la mano con amor,
y un rico y sólido equipaje
de firmeza, decisión y pundonor.
Por eso cultivemos la mistad,
el deseo de ayudar a los demás,
con placer, con respeto y voluntad,
como normas que debemos practicar.
Así arribaremos a la meta
del incierto y complejo destino,
aplicando la sabia receta
que nos dicta el código divino.
Qué ganamos desviándonos del bien,
tomando un camino equivocado?
si anhelamos cumplir con el deber,
huyamos de la infamia y del pecado.
Solo unidos podremos alcanzar
la cúspide del mas hermoso sueño,
porque un deseo se hace realidad
con afán, con ardor y con empeño.
Caminemos pues dispuestos a triunfar
para vivir una existencia digna,
cuyo legado podamos heredar
a los nuestros como un paradigma.
Porque la vida es un largo caminar
con penosas y duras caídas
que con coraje debemos superar
encarando su recia embestida.
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
Escrito el 1 de septiembre de 2011
10 de enero de 2019
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