Historias de Guerra y Revolución: El Comandante Simón 2
(Esta es una historia basada en la vida real, contada por sus protagonistas y testigos. Los nombres de los personajes y los lugares donde ocurrieron los hechos han sido modificados para proteger a sus relatores)
(Primer parte) Y así el profesor Diego Robles se unió a la guerrilla. Él creía que para empezar le darían un arma y empezaría a luchas, sin embargo no fue así. Al llegar al campamento, no les dieron un fusil, sino un palo, y lo primero que tenían que hacer era caminar cierta distancia sobre hojas secas sin hacer nada de ruido, y es que para la lucha de guerrillas, siendo una guerra asimétrica, el factor sorpresa es fundamental. Por ello al caminar sobre esas hojas no se podía hacer el menor ruido, porque en el campo de batalla eso podría significar la muerte, no solo del guerrillero sino de toda su unidad.
Una de las razones por las que no tenían armas desde un principio era también porque en realidad no había tantas armas para combatir. Para aquel momento había poco apoyo internacional a la guerrilla, y eso dificultaba el acceso a armas, eso a pesar de que el pueblo estaba enardecido y muchos querían unirse a la guerrilla o apoyarla de alguna manera, lo que faltaba era el recurso para impulsar la lucha. Cuentan que llegados los años ochenta el apoyo llegó, y ya tuvieron armas para combatir, pero después de las masacres y el genocidio realizado por el ejército, ya no había gente que apoyara, pues estaban muertos, exiliados o temerosos. Pero regresando a nuestra historia, Don Diego Robles finalmente fue asignado a una unidad, y empezó a participar de los combates.
En cada una de las batallas en las que participó su acción fue destacada, él generalmente iba al frente y lograba el éxito en las misiones, ello le valió ir ascendiendo poco a poco en la estructura hasta llegar a convertirse en Comandante, no Comandante en Jefe, simplemente Comandante. Por toda aquella región, su pseudónimo fue conocido, y es que cuando llegaban a altos mandos se convertían tanto ello como sus familias en objetivo de el ejército, por lo que recurrían al uso de pseudónimos para ser conocidos, es así como don Diego Robles sería conocido en aquella región de occidente como el Comandante Simón.
Sin embargo, el heroísmo y destacada participación del Comandante Simón empezó a despertar los celos de la dirigencia de la guerrilla, quienes empezaban a ver en él un potencial rival en la dirigencia de la guerrilla, y eso no pasó desaparecibido al Comandante Simón, pues lo enviaban a las misiones más difíciles y arriesgadas, y él sabía que lo hacían esperando que no regresara. Las demás unidades eran enviadas a otras misiones, pero la que él dirigía siempre eran misiones casi suicidas, sin embargo, su destreza y estrategia hacían que consiguiera la victoria de las maneras más creativas e inimaginables, éxitos que no hacían más que aumentar su prestigio dentro del grupo armado al mismo tiempo que los celos de los otros dirigentes.
¿Y por qué el continuaba en la guerrilla si sabía que sus jefes no lo querían ahí? Él no estaba ahí combatiendo para apoyar a un líder, él estaba ahí combatiendo para apoyar a su pueblo, él recordaba a cada momento a su pueblo de San Arévalo Bermejo, al sus estudiantes, a sus amigos, a aquellos que eran explotados vilmente por los finqueros y las empresas, a aquellos que eran masacrados por el ejército sin piedad, el sistema tenía que cambiar, y la lucha armada era la única vía, él no iba a dejar que disputas personales debilitaran la unidad de la lucha revolucionaria, él pensaba en colectivo y actuaba en consecuencia.
Entre otros anécdotas, me contaba Doña María José que en las afueras de San Arévalo Bermejo se encontraba la escuela, y en una ocasión los alumnos vieron pasar a los guerrilleros por la ventana, todos ellos se emocionaron al ver a su profesor Diego Robles, para ellos era muy emocionante. Él llegó a hablar con algunos maestros, pero algunos padres de familia se enteraron de ellos y muy preocupados solicitaron que la escuela fuese trasladada al centro del pueblo. No era porque fuesen contrarios a la guerrilla, ya que muchas personas no tomaron bando, pero les preocupaba la seguridad de sus hijos, pues rondando la guerrilla por las afueras, podían encontrarse en un momento en fuego cruzado. El pueblo San Arévalo Bermejo era tan pacífico, alegre y amable, que cuentan que las Patrullas de Autodefensa Civil organizadas a la fuerza por el ejército, nunca se enfrentaron a la guerrilla y en alguna ocasión hasta se saludaron a la distancia, ya que todo el pueblo de San Arévalo Bermejo conocía a Don Diego Robles y a otros pobladores de ahí que se habían metido a la guerrilla, y ellos conocían a su vez a los que participaban de las patrullas, y siendo todos conocidos, no iban a combatir, así que en alguna ocasión incluso se saludaron, anécdota muy interesante, que revela la calidad humana que no se perdía en medio de la guerra. En aquel pueblo habrán sido pocas las personas que eran verdaderos enemigos de la guerrilla, como algunos comisionados militares, pero en realidad si en aquel pueblo hubo algún combate o algún abuso fue especialmente por la llegada de fuerzas armadas de personas que no eran de esa población.
La guerra se extendía en el país, y el Comandante Simón lograba épicas victorias. En una ocasión, sus jefes lo enviaron a una difícil y arriesgada misión, en la que se requería ir en unidades de pocos hombres, el Comandante Simón iba con un solo compañero. Lo que sucedió al regreso marcaría para siempre su historia...
Solo iban él y su compañero Joaquín, debían completar la misión y llegar a su destino. Ellos conocían ya el camino casi de memoria, iban caminando por la montaña entre los árboles, luego empezaron a bajar, pues tenían que atravesar una carretera entre dos montañas. Iban casi saliendo de entre los árboles, vieron a la derecha y a la izquierda, y no divisaron que hubiese nadie transitando ni escucharon que ningún vehículo viniera, pero al tan solo dar unos pasos fuera de los árboles, dando la vuelta en una curva venía un camión militar que casi no hacía ruido, y apareció tan de repente que ni siquiera les dio tiempo de correr o esconderse…
(No te pierdas la continuación el próximo viernes)
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