Mi Bebé De Cuatro Patas
A veces llega a nuestra vida la
felicidad en cuatro patas, a esa felicidad les llamamos mascotas, pequeños o
grandes animalitos que llenan nuestro hogar de risas, travesuras, ternura y
amor. Hace varios meses llegó a mi vida un pequeño gatito, indefenso se refugio
en mis brazos, yo lo abracé con tanto cariño y amor, lo llamé "Sam"
era la alegría de la casa, con sus travesuras hacia enojar a mi mamá, su
ternura cautivaba a todos, todos los que me visitaban se enamoraban de él, y
como no hacerlo si era una garito tan bonito.
Era mi bebé, antes de que viniera
a la casa le construí su cama, para que durmiera calientito y cómodo, era tan
gracioso y ocurrente, para él todo eran un juguete, lloraba cuando no le daba
leche y comía un montón, cada noche tenia que quedarme con él un rato para que
se durmiera, se acomodaba en mis piernas y se dormía luego lo pasaba a su cama,
en las mañanas me esperaba en la puerta para darle su comida, salía a despedirme
cuando iba al colegio y al regresar me salia a encontrar corriendo y maullando.
Era tan lindo saber que al llegar a casa estaría él esperándome, se convirtió
como en un hijo para mi, me preocupaba tanto por él. Hubo una vez que
desapareció, lo busqué por toda la casa, no estaba en ningún lugar, yo, ya con
lágrimas en los ojos lo busqué por ultima vez, cuando de repente salio de una
canasta que estaba colgando en una ventana, parecía como si se acabara de
despertar, en ese momento me enoje con él porque pensé que algo le había pasado
pero luego lo abracé y le dije que no lo volviera a hacer, al contárselo a mi
familia todos se rieron, pero si estuve muy preocupada. Yo lo amaba con todo mi
corazón, era mi gatito, mi bebé que lloraba por su leche cuando no se la daba,
que jugaba con el mas mínimo objeto, tan gracioso que hacia reír a todos.
Pero
hay cosas que suceden en la vida que no tienen explicación, el 31 de octubre
salí en la noche, antes de irme le di de comer y tomo leche, lo regañé porque
estaba molestando mucho entonces mejor lo saque al patio. Al regresar a la casa
no estaba por ningún lado, pero yo ya estaba muy cansada, les dije a mis papás
que mi gatito no aparecia, me dijeron que por algún lugar estaría escondido que
me fuera a dormir, yo les hice caso porque ya me lo había hecho una vez con la
canasta. Al día siguiente me levanté a buscarlo, no estaba, comencé a
preocuparme, mi papá salio a buscarlo a la calle, lo encontró en un terreno que
está atrás de la casa, pero ya era demasiado tarde, su corazoncito ya no estaba
funcionando, cuando mi papá me dijo que lo había encontrado y que estaba
muerto, sentí como si me arrancaran algo del corazón, deseaba con todas mis
fuerzas que no fuera él, ¡era mi gatito, mi bebé! Cuando lo fui a ver sentí que
algo se derrumbaba dentro de mi.
Lo enterramos, me dolió tanto ver como su
cuerpecito era cubierto por piedras y tierra. Al regresar a la casa lloré,
lloré como nunca antes había llorado por algo, quería retroceder el tiempo,
solo de pensar que una noche antes yo lo había regañado, y el hecho de no haber
salido a buscarlo me atormentaba tanto y aun lo hace, ¡si yo me hubiera
preocupado mas! ¡si hubiera salido a buscarlo! Pero el hubiera solo se utiliza
cuando te das cuenta que ya es demasiado tarde y ya no puedes hacer nada para
enmendar las cosas. Pero si lo hubiera buscado en la noche estaría en su cama
durmiendo y me seguiría alegrando la vida como lo hacia, me causa tanto dolor
el pensar si sufrió al morir o no, espero en Dios y con todo mi corazón que no
hallase sido así, solo espero que éste con Dios cuidandome desde el cielo, su
recuerdos permanecen conmigo. A veces siento que en cualquier momento
aparecerá, que solo esta durmiendo en la canasta o que anda de paseo, que
vendrá y me maullara para que le de su leche y lo abrace, que se subirá a mis
piernas para dormirse, sin embargo tengo que hacerme a la idea de que Sam ya no
está.
Sueños de Escritora.
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