La Unión Entre El Cielo Y La Miel De Sus Ojos
Nicolle, una hermosa joven de estatura promedio, tez blanca, cabello negro ondulado y de unos hermosos ojos color miel se dirige a la boda de su mejor amiga Alana, va vestida muy elegante, compró un hermoso vestido rojo especial para la ocasión.
Al entrar a la iglesia se siente un poco insegura, pues hay mujeres mucho más elegantes que ella, no le toma tanta importancia y se dirige a buscar un buen lugar.
Eduardo, un joven muy apuesto, de estura alta, tez blanca, cabello castaño, ojos color azul que reflejan el cielo también se dirige a la boda de su mejor amigo Esteban, lleva puesto un traje negro muy elegante con una corbata aqua que combina muy bien con él, al entrar a la iglesia una señorita de vestido rojo logra llamar su atención, se queda atónito al verla, ¡Que bella dama! piensa, busca un lugar cerca de ella pero lastimosamente ya todos están ocupados así que le toca sentarse en la antepenúltima fila. Durante la ceremonia no aparta la vista de la hermosa joven de vestido rojo.
La misa ha terminado pero ha comenzado a llover, Eduardo por suerte tiene una sombrilla, las personas empezaron a salir de la iglesia pero se dio cuenta que la hermosa joven no tenia sombrilla así que pensó que sería la oportunidad perfecta para acercarse a ella y así lo hizo:
-Hola, me llamo Eduardo, le dijo él muy amable.
-Hola, soy Nicolle, le dijo ella con una sonrisa en el rostro.
-Está lloviendo afuera, ¿te gustaría acompañarme?
-Claro, muchas gracias por la invitación, no me imagine que llovería y no quiero arruinar mi vestido.
-Que lindo vestido por cierto, ¡estas muy guapa!
Nicolle no pudo evitar sonrojarse pues creía que había hecho una mala elección en el vestido.
-Gracias, lindo traje, le contestó Nicolle.
Se fueron juntos hasta el lugar en donde sería la fiesta, estaba solo a unas cuadras de la iglesia. Al llegar se sentaron juntos, hablaron, se dieron cuenta de que eran los mejores amigos de los novios ¡que coincidencia!, bailaron hasta que la fiesta acabó, Eduardo es un excelente bailarin, ella sentía volar en sus brazos mientras bailaban. Al terminar la fiesta Eduardo se ofreció llevarla a su casa y Nicolle aceptó.
En el camino hablaron de tantas cosas, que les gustaba, que estudiaban, en que trabajaban, su hobbies, a ambos les gusta leer, a ella historias de amor con finales felices y a él historias de terror, cada quien con sus gustos, a ella café negro a él café con leche, a ella natación a él tennis, a ella los días fríos y lluviosos a él los días cálidos, totalmente con gustos diferentes.
-Gracias por venirme a dejar, tu compañía es agradable. Le dijo Nicolle.
-Fue todo un placer señorita, espero volver a verte. Le dijo Eduardo acercándose cada vez más.
-Sí yo también lo espero.
-Te parece si nos vemos mañana en el café que está a unas cuadras de tu casa, yo paso por ti.
-Claro, me encantaría.
-¡Qué hermosa estabas hoy Nicolle!
Continuara...
Sueños de Escritora.
Comentarios
Publicar un comentario