Si no has leído la primera, la segunda o tercer parte, te recomiendo que las leas, aquí las podrás encontrar.
Margaritas, Reencuentro, Deseo y pasión.
Nicolle entra a casa, esta muy agotada fue un día muy duro en el trabajo y si a eso le sumamos los desvelos que ha tenido pensando en lo que pudo haberle sucedido a Eduardo, es un cansancio notable. Pero algo sucede cuando ve sobre la mesa un ramo de margaritas "sus favoritas", su corazón se acelera, sus ojos brillan, y un vació empieza a crecer en su estomago; camina lentamente hacia la mesa, las toma y se da cuenta que hay una nota que dice "ESTOY AQUÍ NICOLLE", su tiempo se detiene por un momento, todo pasa muy lento, son demasiadas emociones juntas, no le queda mas que decir:
- ¿Eduardo en dónde estas?, por favor Eduardo sal de donde estés, te fuiste sin decir nada, estos 5 días han sido muy duros, no se si llegaste a tu casa luego de que te fuiste de aquí, he estado muy preocupada y angustiada.
Eduardo salió sin hacer ni un solo ruido, se le acercó por la espalda y le murmuró al oído.
-¿En verdad has estado preocupada y angustiada por mi?
En ese instante Nicolle sintió un gran alivio mientras Eduardo tomaba su cintura y la volteaba lentamente. Nicolle levantó la vista y vio esos ojos azules inconfundibles, con una mirada que la hacia sentir relativamente dominada, esa sonrisa que emanaba y contagiaba una alegría profunda; Nicolle no pudo resistirse y pego un salto hacia él, lo abrazo y él le correspondió, Nicolle sin dudarlo le pidió que nunca mas se fuese sin decir nada. Pasó un tiempo hasta que ese abrazo terminase, Nicolle le dijo:
-Me debes una explicación, te fuiste sin decir ni una sola palabra, nadie sabia sobre ti, yo estuve desesperada este tiempo.
Eduardo fue a la cocina y preparó dos tazas de café; ven siéntate y hablemos Nicolle, te explicaré que sucedió. Fueron a sentarse al sofá de la sala, donde hacia 5 días se habían visto por ultima vez.
-Nicolle sé que estos días han sido muy duros, para mi lo fueron; tuve que viajar a Frankfurt, todo me tomó de sorpresa, mi jefe me ha llamado muy temprano y me ha dicho que necesitaba viajar a Frankfurt a cerrar un negocio muy importante, no me ha quedado ni el tiempo de armar un equipaje decente, tampoco he podido avisarte que me iba, espero puedas entenderme y disculparme Nicolle.
Nicolle se quedo sin palabras, ella jamas se hubiese imaginado que para Eduardo también fueron duros esos días sin saber nada de ella. Y le respondió:
-No te preocupes Eduardo, entiendo esta situación, todo pasó muy rápido, has de estar muy cansado, demasiadas horas de viaje, reuniones y cambios de horarios en tan pocos días. Ademas has venido a mi casa, te tomaste la molestia de traerme margaritas y esperar a que viniese. Puedo ofrecerte algo para cenar Eduardo, podemos preparar algo si te parece.
-Genial, hagamos algo para cenar.
Luego de un par de horas, cenaron y tomaron un poco de vino. Eduardo agradeció la cena y le dijo a Nicolle que era hora de irse, a lo que Nicolle se negó, le dijo que ya era demasiado tarde para que se fuese a su casa, así que lo invito a quedarse a dormir.
-Al lado de mi dormitorio hay un cuarto de huéspedes que puedes utilizar, mañana podrás irte temprano si así lo deseas, hoy quédate acá por favor.
Eduardo accedió, Nicolle fue y le mostró el dormitorio y el sitio de las cosas que posiblemente podría utilizar, Eduardo le agradeció y le dijo que si podía pedirle un ultimo favor, a lo que Nicolle le respondió que con todo gusto.
-Puedes darme un abrazo como el de hace rato.
Nicolle sintió un hormigueo muy especial, se acercó a él y lo abrazó. Eduardo no pudo resistirse y la beso, Nicolle no entendía lo que pasaba, todo estaba sucediendo muy rápido, pero claro ella no quería detenerse, así que también lo beso. Esos besos comenzaron a encender la pasión, Eduardo comenzó a a acariciar su cuello, pasando por sus brazos, yendo hasta su cintura. Cada vez lo que en un momento fue un abrazo empezó a ir mas rápido, se salio del control de los dos, Nicolle sin sentirlo ya le había quitado la camisa y estaba con su sostén suelto, en ese momento se dio cuenta que esa noche tampoco se iría a dormir temprano. Eduardo la cargo, mientras las piernas de Nicolle rodearon su cintura, en un instante los dos estaban expuestos el uno al otro, mirándose a los ojos y sin mediar ni una sola palabra se aprobaron y decidieron exponer sus deseos mutuos.
Sueños de Escritora.
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