Que tal muchá, ¿cómo están?, ¿bien? ¡Qué bueno! Desde hace rato quería platicar con ustedes pero me da pena robarles parte de su dorado tiempo porque sé que lo tienen limitado ye están dedicados totalmente a su trabajo.
Me refiero por supuesto a los paisanos que están fuera de San Antonio, y especialmente a los que viven en la capital y otros lugares del interior del país y también del exterior, porque muchos están en los Estados Unidos de Norteamérica o de México; a ustedes que viven corriendo no precisamente detrás de un venado, de un conejo o de un barrilete cuyo hilo se ha reventado, como lo hacían en sus años mozos o de niñez, sino detrás de un salario que les permita conseguir el pan de cada día, y de repente tal vez detrás de un ladrón que les ha robado su celular, su reloj, y en el peor de los casos, su cheque.
Me refiero por supuesto a los paisanos que están fuera de San Antonio, y especialmente a los que viven en la capital y otros lugares del interior del país y también del exterior, porque muchos están en los Estados Unidos de Norteamérica o de México; a ustedes que viven corriendo no precisamente detrás de un venado, de un conejo o de un barrilete cuyo hilo se ha reventado, como lo hacían en sus años mozos o de niñez, sino detrás de un salario que les permita conseguir el pan de cada día, y de repente tal vez detrás de un ladrón que les ha robado su celular, su reloj, y en el peor de los casos, su cheque.
No quiero decir desde luego que los tonecos que viven en su pueblo no trabajen y no vivan corriendo también, lo que pasa es que aquí se corre despacio y se trabaja sin esa zozobra constante de que nos va a dejar la camioneta, de que nos van a cerrar la puerta del trabajo, o de que nos van a tocar el timbre o la campana, de que nos va a atropellar un carro o nos va a asaltar un ratero; aquí lo más que nos puede pasar es que nos topemos con cualquiera de los muchos animalitos que tranquilamente se pasean por nuestras calles: un chucho, un chompipe, un conchito o un burro, no digo una gallina porque es más asustadiza y chispuda; aunque ahora ya es necesario que caminemos con los ojos bien abiertos por que han aumentado los vehículos y los locos que los manejan.
Bien, hecha la anterior aclaración, permítanme seguir adelante, gracias. Estoy convencido paisanos que si ustedes están ausentes de su bien amada patria chica, han salido de ella en busca de más amplios horizontes, de mejores oportunidades de trabajo y de superación personal y familiar, jamás por falta de cariño a su pueblo, porque aunque humilde y lejano, lo llevan metido muy dentro del corazón y siempre está su pensamiento puesto en él. ¿O creen ustedes que haya un solo paisano que le importe un bledo su tierra? Bueno, es posible porque de todo hay en los cañaverales de Dios; pero a ustedes sí les importa, lo han demostrado porque aprovechan cualquier feliz oportunidad para visitarlo, porque conviven con su gente aunque sea por breves momentos, porque mantienen fresco el recuerdo de sus marimbas, de sus ríos, de sus cafetos y cañaverales en flor, del coyeu, del chipilín,y el jocosh, y de sus incomparables atardeceres y tantas otras cosas que por alguna razón les hacen rememorar con suspiros de nostalgia su tierra natal, y fundamentalmente porque en su dentro llevan un manantial de amor para ella.
Les he dicho lo anterior estimados paisanos, porque sé de su afición por las fiestas, y que allá en el taller, en la fábrica, en la oficina, en donde sea que se encuentren trabajando, o ya metidos en su cama o en torno de una mesa de cantina, piensan no solo en las celebraciones de su pueblo, también en las de la región: en la de Esquipulas de Nentón, la de candelaria en Jacaltenango y la de Cuarto Viernes en Santa Ana, porque para fiesteros los tonecos, y en más de una ocasión visitaron estos pueblos hermanos en su afán permanente de no perderse ningún acontecimiento con sabor a juerga. Les digo esto pensando en que ustedes no dejan pasar ninguna oportunidad para venir a darle un vistazo a su pueblo, y menos si están al corriente de las celebraciones de las muchas que se dan en él, incluyendo cumpleaños, aniversarios y hasta bautizos. Así que aquí los esperamos, y mientras tanto que Dios los bendiga.
San Antonio Huista, Huehuetenango
Del compendio: Platicando con los paisanos.
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