Su canto es monótono, interminable, e ininteligible, se le oye a toda hora del día y en cualquier lugar; paradito en un chirivisco, sobre una piedra cualquiera, en el techo de una casa o en la altura de una antena, donde sea, su compromiso es cantar, ya sea en la hermosa rusticidad del campo o en el bullicioso ambiente del poblado.
Y aunque apenas se alcanza a ver por su pequeña figura, su canto inunda de notas muchos metros a la redonda y solo lo suspende un momento para tomarse un respiro o despejarse la garganta y luego seguir cantando hasta ya entrada la tarde, que es la hora en que termina su cotidiano programa.
¿En dónde vive este artista? ¿En qué hospedaje se queda? Quizá echadito sobre una piedra o en un chirivisco cualquiera, realmente desconocemos cuál sea su residencia, pues de él solo sabemos que se pasa la vida cantando, ignoramos si tiene familia o si el pobre vive solito, aunque si lo conocemos como un noble pajarito que lleva el curioso nombre de Chinchigüilito.
Y aunque apenas se alcanza a ver por su pequeña figura, su canto inunda de notas muchos metros a la redonda y solo lo suspende un momento para tomarse un respiro o despejarse la garganta y luego seguir cantando hasta ya entrada la tarde, que es la hora en que termina su cotidiano programa.
¿En dónde vive este artista? ¿En qué hospedaje se queda? Quizá echadito sobre una piedra o en un chirivisco cualquiera, realmente desconocemos cuál sea su residencia, pues de él solo sabemos que se pasa la vida cantando, ignoramos si tiene familia o si el pobre vive solito, aunque si lo conocemos como un noble pajarito que lleva el curioso nombre de Chinchigüilito.
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