Historias
de Guerra y Revolución: El Comandante Simón
(Esta es una
historia basada en la vida real, contada por sus protagonistas y testigos. Los
nombres de los personajes y los lugares donde ocurrieron los hechos han sido modificados
para proteger a sus relatores)
Solo iban él y
su compañero Joaquín, debían completar la misión y llegar a su destino. Ellos
conocían ya el camino casi de memoria, iban caminando por la montaña entre los
árboles, luego empezaron a bajar, pues tenían que atravesar una carretera entre
dos montañas. Iban casi saliendo de entre los árboles, vieron a la derecha y a
la izquierda, y no divisaron que hubiese nadie transitando ni escucharon que
ningún vehículo viniera, pero al tan solo dar unos pasos fuera de los árboles,
dando la vuelta en una curva venía un camión militar que casi no hacía ruido, y
apareció tan de repente que ni siquiera les dio tiempo de correr o esconderse… pero
retrocedamos un poco más en la historia.
En el pueblo de
San Arévalo Bermejo, en uno de los municipios del occidente de Guatemala, la
historia vio surgir a un profesor, cuya convicción firme y su actuar consecuente
lo encaminarían a convertirse en uno de los más grandes héroes de la guerra
revolucionaria, uno de los hombres más valientes y valerosos, Don Diego Robles.
Recuerdo que el
profesor Juan Tenorio me contó que fue su profesor cuando estaba en primaria, y
era un magnífico profesor. Cuando daba sus clases, los niños no podían dejar de
prestarle atención, pues eran casi teatrales; cuando explicaba por ejemplo la
batalla de Tecún Umán con Pedro de Alvarado, él escenificaba la narración, y
hasta caía al suelo, explicando cómo se había dado aquel acontecimiento de la
historia.
Cuando se busca
la verdad, las personas se dan cuenta que un mundo más justo es posible, es
probablemente por eso que es en los centros de educación donde surgen las ideas
que proponen los más drásticos cambios sociales, sea en los burgueses
ilustrados del siglo XVIII en Francia, o en las universidades populares de
América Latina, sea en la Sorbona de 1968 o en la Federación Estudiantil
Universitaria fundada por Julio Antonio Mella en 1922. Los profesores, en todos
los niveles, también han sido promotores del cambio social, es por eso que el
magisterio organizado es tan fuerte en muchos países. Este pequeño pueblo del
occidente de Guatemala, San Arévalo Bermejo, no sería la excepción.
Don Diego
Robles era un profesor loable, comprometido con el cambio social, él sabía que
la educación era un camino para la transformación social, y hacía el mejor
esfuerzo por crear consciencia en sus alumnos, pero en ocasiones la situación
llega a un límite, y la historia llama a sus mejores hombres para escribirla. Y
así, a pesar que le encantaba dar clases, y a sus alumnos recibirlas con él, llegó
finalmente el día que le tocó partir.
Una gesta
revolucionaria precedía aquel tiempo, hacía algunas décadas el pueblo se había
levantado contra la tiranía, había triunfado y habría iniciado la construcción
de su primavera, mas solo diez años había durado aquella época dorada, antes
que las clases altas que siempre habían dominado Guatemala, aliados a Estados
Unidos, derrocaran el gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán e instauraran de nuevo
el injusto sistema político y social que asfixiaba al pueblo.
Pero siempre
hay hombres de honor en el ejército, y tan solo algunos años después el
levantamiento militar de jóvenes oficiales como Turcios Lima inspirados en la
Revolución Cubana, inspiraron a su vez a otras personas a unirse también a la
lucha revolucionaria. La zona principal de lucha se había trasladado para este
momento al occidente del país, y algunas personas de San Arévalo Bermejo
empezaron a organizarse para unirse a la lucha, uno de ellos fue Don Diego
Robles, quien decidido a cambiar los libros por el fusil, decidido a arriesgar
su vida, se internó en el bosque y se unió a la guerrilla.
Comentarios
Publicar un comentario