Amor De Princesa
El día de hoy les contaré una historia de amor de princesa, pero sin hadas madrinas, enanitos de compañía, el príncipe soñado y el beso de amor de verdad, con un final feliz.
Todo comenzó hace varios años, cuando yo no pensaba en esas cosas del amor, conocí a mi primer amor, quizá si mi príncipe azul, mas no el soñado, el amor con capa de héroe llegó a mi vida.
Entró en mis pensamientos y en mi corazón como una oleada de alegría, bienestar, amor y complicaciones, demasiadas complicaciones. Al principio yo no le tomé tanta importancia, si lo quería, mas no lo amaba, empezamos como dos niños que jugaban a ser novios sin ni siquiera saber las reglas de juego, ni los pasos a seguir, poco a poco eso que sentíamos el uno por el otro comenzó a crecer y a crecer hasta convertirse en amor, un amor del bueno por supuesto, empezamos a entender las reglas del juego, pasó el tiempo y las complicaciones comenzaron a disminuir, obviamente siempre habían, me sentía como Cenicienta, solo que no tenía hasta las 12:00 de la noche, tenía que estar en mi casa a más tardar a las 2:00 de la tarde, era Cenicienta pero con muchas más limitaciones.
Cuando estábamos juntos todo era tan perfecto, tan maravilloso, yo era tan feliz, me trataba como a una princesa sin ni siquiera serlo, era tan romántico, aunque no todo, siempre habían momentos de intensidad y riesgo, no como se los imaginan, aunque si un poco, pero me refiero al miedo que los dos sentíamos de que mis papás se dieran cuenta. Todo esto le daba vida a nuestra relación, las preocupaciones, los riesgos, el amor, la felicidad, las risas, los abrazos, los besos, todo todo, incluyendo las tristezas, los meses que pasábamos sin poder estar juntos, las peleas y los enojos.
Pasaron los años y todo se volvió un poco más fácil, el tiempo que pasábamos juntos era mayor, cada vez aprendía más de él y él de mi, pudimos cumplir nuestras metas, nos apoyamos mutuamente para conseguir los logros que ahora tenemos, mi príncipe azul se ha convertido en mi Rey y yo en su Reina, atesoro y agradezco con todo mi corazón cada momento vivido a su lado, no tuvimos una bruja malvada que se empeñaba en arruinar nuestra relación, mas si tuvimos los malos deseos de las personas que no nos querían juntos, no fui envenenada con una manzana, pero su beso de amor me despierta cada mañana, no tenemos una hada madrina, pero tenemos a Dios como centro de nuestro amor, no es un gallardo príncipe pero hay algo en él que jamás había visto, no fui hechizada para nunca despertar, pero con él siento que vivo en un sueño profundo, un sueño real y maravilloso, no tengo la compañía de siete enanitos, pero ahora en este preciso momento él intenta dormir a nuestros dos pequeños retoños en una pequeña mecedora, no puedo decir que nuestra historia tuvo un final feliz porque no ha acabado, dicen que la felicidad de la princesa no depende del príncipe, pero él sin duda me ha hecho la princesa más feliz de todo el universo.
Fin.
Sueños de Escritora
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