Hoy es el día
en el que oficialmente lanzo mi blog, y he decidido iniciar publicando, algunos
escritos de un profesor excepcional, que es además un gran literato y
periodista originario de San Antonio Huista Huehuetenango, Guatemala. Qué mayor
honor el mío que el ser descendiente de un personaje tan preclaro, cuya pluma
ha escrito informando con la mejor prosa y deleitando con los más
maravillosos versos, pues es él mi abuelito, mi abuelito materno, Don Lenchito.
Con el permiso ya concedido por él, y el mayor orgullo y admiración, les dejo un
extracto del libro suyo, cuyo título es el mismo que el del escrito que les
comparto:
EL
PROFE Y LA SEÑO
“¿Cómo te
sientes, estimado maestro, cuando tus alumnos te dicen Profe, y tú, compañera,
cuando te dicen Seño? Especialmente porque tales expresiones suenan muy
cariñosas, o al menos así lo parecen, pero… ¿has pensado si en verdad te las
mereces, si realmente te las has ganado? ¿O es la fuerza de la costumbre la que
obliga a los niños a decirte así, porque todos las dicen, sin importar la
calidad de quienes son objeto de tal tratamiento?
Si te las
mereces, qué bueno, y te felicito sinceramente, porque en este caso tal
cortesía va llena de cariño y de respeto hacia tu persona, en la que tus
alumnos ven un digno ejemplo de imitar; y de hecho lo hacen, tratan de ser
igual que tú en tantas cosas: en tus gestos, en el tono de tu voz, en tu forma
de vestir, y qué bueno si tratan de imitar tu comportamiento ejemplar, tu
conducta intachable; y a quienes les gusta tu profesión, dirán también que en
el futuro, cuando sean grandes, serán maestros como tú.
Pero aparte de
eso, te quieren porque los quieres y porque respetas su dignidad, porque en
verdad eres un ejemplo, un modelo para todos los que viven contigo, en el lugar
de tu trabajo y en donde estés; y por qué no decirlo, también para tus
compañeros de oficio, de aquellos que aún no quieren hacerse cargo del
verdadero papel que les corresponde desempeñar como maestros. ”
San Antonio
Huista, Huehuetenango, Guatemala
El Profe y La
Seño, un libro para maestros(as): página 26.
Este escrito de
mi abuelito me hace recordar la gran cantidad de profes y seños que han sido parte
de mi formación, los cuales no nombro por ser la lista demasiado larga. He de
mencionar no obstante que mi abuelito fue profesor muchos años, mi mamá también
se aventuró a la profesión del magisterio, y yo, aunque no seguí aquella carrera,
empíricamente la ejercí durante más de un año en la Escuela Experimental y de
Aplicación Dr. Rodolfo Robles, en los Cursos Libres de la USAC, y como auxiliar
de la cátedra de Filosofía del Derecho también en la USAC. Pero a la vez me pregunto por qué cuando
avanzamos hacia los grados más altos dejamos de utilizar estos títulos que
encierran a la vez un honor y un afecto, pues al llegar a los grados
universitarios pasamos a utilizar el “licenciado”, “ingeniero”, “arquitecto”, “magíster”,
“doctor”, “abogado”, títulos que encierran también un gran honor, pero que se
sienten como más pesados de cargar y más lejanos de tratar. En lo personal yo me quedaría con “profe”
y “seño”.
Gracias por la
amabilidad de leernos un ratito
Por dedicarnos
aunque sea un momentito
Esperamos
volver a compartir con ustedes un poquito
Bendiciones les
desea El Comandante de las Letras
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