EDITORIAL: PSEUDÓNIMOS. MES 3 AÑO 1
Los seudónimos
o pseudónimos son nombres que se utilizan en lugar del propio. La palabra deriva
del latín “Pseudo―” que significa falso y “neimos” que significa nombre. ¿Por
qué utilizar un pseudónimo?
Varias son las
razones por las que se puede utilizar. Una de ellas puede ser mantener el
anonimato, la otra puede ser que el nombre real no sea adecuado o bello para la
persona. ¿Por qué alguien querría utilizar un pseudónimo para permanecer en el
anonimato? Se supone que si uno publica un libro o una obra, uno quiere que
sepan que uno fue el autor. Pero eso no siempre es así. Hay ocasiones en que
por motivos políticos o sociales una persona prefiere mantenerse en el
anonimato. Y no tiene por qué ser precisamente un artista, los grupos armados
irregulares tienden frecuentemente a utilizar pseudónimos para esconder su
nombre real y proteger a sus familias de represalias, un ejemplo claro de esto
es por ejemplo el Subcomandante Insurgente Marcos o Galeano, de identidad
desconocida, o en Guatemala los Comandantes Gaspar Ilom (Rodrigo Asturias),
Rolando Morán(Ricardo Ramírez) o Pablo Monsanto (Ismael Soto); yo mismo en una
ocasión he platicado con el Comandante Pedro, don Rubén López Herrera, de San
Antonio Huista, un destacado personaje de Huehuetenango, quien también me
contaba que algunas publicaciones después de la guerra, pero cuando todavía
estaba reciente, las habría hecho bajo el pseudónimo de Diego Monterroso. En
épocas antiguas también habían pseudónimos que se utilizaban para publicar
escritos polémicos, y las mujeres frecuentemente eran no leídas, o peor aún, no
publicadas, por lo que se veían obligadas a esconder su identidad y que sus
obras fuesen publicadas y leídas. Algunas veces también puede pretenderse el
anonimato por vergüenza, ya sea por el tipo de escrito que se publica o por
alguna circunstancia social, ya sea por evitar la vergüenza propia o a la
familia.
Otra de las
razones puede ser que el nombre no sea adecuado para un fin. Por ejemplo, que
el nombre sea demasiado común, y no pueda ser identificado y destacado, sobre
todo cuando alguien se lanza a un arte, profesión u actividad; o por el contrario,
que el nombre sea único pero tan complicado que sea muy difícil de escribir,
pronunciar y recordar. Sobre todo si se quiere saltar a la fama o rentabilizar
la actividad que se realiza, es necesario tener un nombre adecuado, y si no se
tiene, construirlo.
También hay
pseudónimos oficiales, que se adoptan en honor a alguien o algo, y que sobre
todo se utilizaban en las antiguas monarquías y aun se utilizan por ejemplo con
los papas de la Iglesia Católica. Así Jorge Mario Bergoglio es Francisco, Karol
Wojtila era Juan Pablo II.
Por último,
veremos que a algunos simplemente no les gusta su nombre, otros quieren separar
su yo artista de su yo real (Como Cacao Andante, no te lo pierdas la próxima
semana), y a otros por azares del destino les llamaron por equivocación de
alguna manera y terminaron siendo conocidos así.
En “La Nueva
Palestra” yo inicié con los pseudónimos como una aventura, un juego, una
prueba. De hecho toda “La Nueva Palestra” es una prueba para ver qué tanto se
puede impulsar un proyecto de este tipo, pero como se está empezando
probablemente se cometan algunas equivocaciones y haya que corregir el rumbo de
vez en cuando, aunque afortunadamente nos ha estado yendo bien, pues hemos
tenido 12,000 visitantes en 3 meses, alrededor de 4,000 al mes. El caso es que
al iniciar “La Nueva Palestra”, quise probar 5 pseudónimos: “Escritor Elizondo”,
“El Comandante de las Letras”, “El Caballero Irruminado”, El Nieto de Don
Lenchito”, “Giuliano en Italiano”, para con cada uno mostrar un distinta faceta
de mi personalidad escritora. Siguiendo mis pasos, Jaqui utilizaría “Sueños de
Escritora”, ¿? Utilizaría el de “ANARKI”, mi prima Marcia utilizaría el de “Angelí”,
y nuestro nuevo contribuyente “Jurista Futbolista”. César de Médicis ya era
César de Médicis antes de “La Nueva Palestra”, y Don Lenchito pues siempre ha
sido conocido con su nombre real de Florenco Mendoza Granados. Pero surge aquí,
respecto a mis pseudónimos, la sensación que quizá no tienen el impacto que
busco y hacen confuso o impreciso par quien ingresa a “La Nueva Palestra” saber
quién los ha escrito, y como todos me conocen por mi nombre, entonces resulta
que soy conocido con seis nombres. Entonces tras tres meses de publicaciones,
quiero regresar a mi nombre actual, mas no sé si utilizarlo completo: “José
Julián Elizondo Mendoza”, o dejarlo solo en “Julián Elizondo”, o más aún, solo “Elizondo”. Si tienes alguna
sugerencia comenta.
Platicaba además
con mi amiga Jaqui, quien escribe aquí con nosotros, al respecto. Yo le decía
que el objetivo de los seudónimos era mostrar distintas facetas de mí, así Escritor
Elizondo era serio y académico, El Comandante de las Letras era político y
polémico, El Caballero Irruminado era poético, sentimental y cultural, Giuliano
en Italiano sería turista, viajero, políglota e italiano, y El Nieto de Don
Lenchito sería quien publicaría los escritos de mi abuelito, sobre San Antonio
Huista y escritos cómicos. Sin embargo me he dado cuenta que esos nombres no tienen
mayor repercusión, en especial porque la mayoría de lectores ya saben quién
soy, y los que no, no relacionan uno con otro. ANARKI en cambio mucha gente no
sabe quién es, y su historia es muy misteriosa, casi nadie le puede mencionar
si no es con su seudónimo: ANARKI. El desconocimiento del autor hace a un
seudónimo fuerte, por ejemplo el "Subcomandante Marcos" nunca ha
descubierto su rostro, y de acuerdo al gobierno mexicano es un licenciado en
filosofía graduado de la UNAM llamado Rafael Sebastián Guillén Vicente, que
desapareció, pero él ha negado ser esa persona, y su familia dice también que
no es él, entonces siempre queda un poco de misterio, y como vive en la selva
chiapaneca, es muy difícil descubrir si es o no es él, eso refuerza su
seudónimo. ¿Quién es Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Bosalto? ¿Quién es José
Rómulo Sosa Ortiz? ¿Quién es Nelson de Jesús Da Silva?, nadie tiene idea de
quienes son, pero es distinto si mencionamos al escritor Pablo Neruda, el
cantante José José o el futbolista Dida, que son los mismos. Su seudónimo
funciona porque su nombre no es conocido. En Guatemala también tenemos ejemplos
como el exguerrillero e hijo de Miguel Ángel Asturias Gaspar Ilom, cuyo nombre
real es Rodrigo Asturias, el cantante Tuco Cárdenas, cuyo nombre real es Álvaro
Cabrera Cárdenas, o el presidente Jimmy Morales cuyo nombre es James Ernesto
Morales Cabrera. Muy pocos logran mantener público su nombre y su seudónimo,
como Mario Moreno "Cantinflas", por ejemplo, porque el Cantinflas se
agregaba como un apellido más, o el Che Guevara, que todos saben que es Ernesto
Guevara, y a veces también lo combinan como Ernesto Che Guevara, o los Papas
Católicos, al ser ya personajes públicos previo a ser elegidos Papas, y por
tanto ya ser su nombre común bastante conocido. Un caso peculiar es el de
Chespirito, que se presenta como tal cuando presenta su programa, como
comediante y actor, pero en aquellos donde la dirección no la tiene Enrique
Segoviano, aparece como director Roberto Gómez Bolaños, es decir, utiliza su
seudónimo para una faceta, y su nombre para la otra, sin embargo es más conocido
siempre como Chespirito. Es entonces muy difícil impulsar un seudónimo, y sería
más fácil si el nombre no fuera conocido. Analizando todo esto, le consulté a
Jaqui qué opinaba al respecto, y a ella le pareció que regresase a utilizar mi
nombre.
Sin embargo,
entre las publicaciones que hago están las de política, ¿por qué?, pues porque,
pues porque me gusta, me encanta el análisis ético y pragmático de la política,
además de que tengo una tendencia definida, aunque no creo que algún día
participe en ella. Sin embargo, no por propia experiencia pero sí por la de
otros, he aprendido que el pensamiento político puede traer consecuencias
perjudiciales, sobre todo cuando no se está de acuerdo con la tendencia
dominante o cuando se le critica… ¿libertad de expresión? No existe en este
aspecto, hay muchos que son callados y sus muertes silenciadas, tanto por los
Estados como por los particulares, un país como Cuba es sin duda más libre que
el resto de América Latina; y es quizá por eso que verán que la mayoría de mis
publicaciones políticas es sobre otros países y no sobre Guatemala, porque
probablemente desde aquí a la gente de allá no le importe, y a través de ellos
podemos aprender lecciones para nuestra política local. Pero el caso es que
aunque ya había decidido dejar de utilizar todos los pseudónimos, continuaré
utilizando el de “Comandante de las Letras”, que aunque se sabe quién es, quizá
pueda protegerme un poco de la total evidencia en ese delicado tema.
Quitando los
pseudónimos, platicaba en cambio con el nuevo miembro del equipo sobre el
nombre de la nueva sección, la sección deportiva, y decidimos ponerle “Chivos
pero sin lana”, a razón de que él es seguidor del equipo Xelajú Mario
Camposeco, y que por tanto somos chivos, pero sin lana (como presumiblemente
tendría un chivo), porque no tenemos dinero, jaja. Y pues al impulsar ello, he
pensado en ponerle a cada una de nuestras secciones algún nombre creativo, y
así diferenciar nuestro medio de otros, así que esperen el anuncio de nuestras
secciones.
A partir de hoy
entonces, publicaré como José Julián Elizondo Mendoza(con el mismo usuario que
seguiré publicando a mi abuelito Florencio Mendoza Granados y a César de
Médicis, que por motivos técnicos no pueden publicar por sí) y como Comandante de las Letras.
Agradeciéndoles su atención y el seguimiento que dan a nuestro blog de escritores,
atentamente:
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