Una noche de 25 de noviembre de 2016 recibimos la dolorosa noticia. Uno de los hombre más loables de nuestra era había fallecido a la edad de noventa años. El pueblo cubano lloraba su dolor al sentir el vacío que dejaba la partida de tan ilustre personaje. Al grito de "¡Yo soy Fidel!" se inundó la plaza frente al Memorial a José Martí, en el mismo lugar que años antes yo habría visitado. Pero hay también cubanos honorables que arriban a nuestras tierras con su misión de vida y de paz, ejércitos blancos que a diferencia de otros ejércitos del mundo cuya misión es quitar vidas, tienen como principal misión salvar vidas y mejorar la calidad de las mismas. Esos ejércitos blancos de solidaridad e internacionalismo también han venido a mi patria desde hace muchos años, y los que están en el occidente de Guatemala, organizaron durante algunos días un homenaje al Comandante, al que acudimos algunos guatemaltecos que guardamos una admiración y respeto a la Revolución Cubana. Ahí tuve la gran oportunidad de firmar el libro de condolencias, con cientos de firmas, que se fue de aquí de occidente a la embajada cubana, hecho que se replicó en todo el mundo. Un honor poder enviar ese mensaje de solidaridad al pueblo cubano, que hoy cumple ya seis meses de no tener al histórico líder, mas su espíritu sin duda continuará inspirando no solo a los cubanos, sino a miles de personas en el mundo que sueñan con un mundo mejor. Maravilloso también poder conocer a dos amigos, médicos portadores de la solidaridad y humanismo de su patria, los doctores Tomás y Roberto.
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Yo |
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Firmando el Libro de Condolencias |
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Con el Dr. Tomás |
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Con el Dr. Roberto |
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