Una vez más surge luminoso el nombre de Madre, como un rayo de luz que enciende auroras, como un torrente de amor que brota del más puro sentimiento.
Nos unimos jubilosos y entusiastas al homenaje de cariño que se le rinde a esa mujer que es fuente de vida y sacrificio, que es sinónimo de entrega y de ternura.
Es la madre un motivo permanente de inspiración, es el ser sublime que aterriza la existencia de la humanidad, manantial de vida y esperanza, elixir mágico que alivia y cura las heridas.
Es la madre la más hermosa flor que embellece y perfuma nuestra existencia, es la Diosa a la que erigimos en lo más profundo del corazón, un altar para adorarla.
Es la madre la esencia bendita y luminosa que orienta nuestro caminar por la vida, y sacrifica su existencia para darnos salud y dicha.
Madre, mujer divina, noble y sublime que comparte con amor y dedicación nuestras penas y alegrías, mujer llena de atributos razón y fundamento de la presencia del ser humano en el universo.
Benditas sean todas las madres, en el eterno transcurrir del tiempo, benditas sean todos los días, las horas y los minutos, porque para ellas no alcanza la eternidad para brindarles nuestro cariño.
San Antonio Huista, Mayo de 2007
Del libro "Lo cierto es que tengo mis dudas...", página 31
Del libro "El profe y la seño. Un libro para maestros(as)", página 23
Del libro "El profe y la seño. Un libro para maestros(as)", página 23
Gracias por la amabilidad de leernos un ratito,
Por dedicarnos aunque sea un momentito,
Esperamos volver a compartir con ustedes un poquito,
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