EL ZORRO Y EL SABUESO
UN CUENTO DE NAVIDAD
CAPÍTULO VII. VISITA AL PARQUE
Llegado el día indicado, zorro se preparó para ir a la ciudad. El parque quedaba en una zona un poco más transitada y estaba algo nervioso, pero bueno, debía ayudar al sabueso, así que se dirigió hacia allá utilizando de nuevo un disfraz con sombrero, bufanda y gafas oscuras. Iba ya por una de las calles caminando cuando de pronto unas puertas se abrieron fuertemente y un enorme toro salió de una taberna a pocos pasos del zorro; el zorro entonces se detuvo, y disimuladamente se cruzó al otro lado de la calle. Llegando casi al parque, pudiendo verlo ya, vio de pronto un grupo de policías caballos que estaban tapando la calle, y aunque se podía pasar, al zorro le preocupó un poco así que se regresó, y tuvo que ir a dar la vuelta por otra calle para llegar hasta el parque. Finalmente llegó al parque, y ahí en una banca le esperaba el sabueso.
El zorro le saludó alegremente, el sabueso también. “Te atrasaste un poco” le dijo el sabueso. El zorro no hizo mucho caso y se centró en preguntarle qué le pasaba, pues veía los ojos del sabueso tristes, como vacíos, a pesar de que sonreía. El sabueso entonces le empezó a contar. Le contó que en los últimos tiempos su vida no había ido nada bien, que su familia y sus amigos querían que él fuera un buen sabueso, parte de eso era no tener contacto ni amigos del bosque, pero además querían que se pusiera a trabajar, ya había intentado ser mesero, sastre y vendedor, pero no le había gustado, y ahora estaba de aprendiz de curandero, pero a él no le gustaba tal trabajo para nada, no le gustaba nada de lo que los suyos le proponían, y que no sabía qué hacer, que se sentía un mal sabueso, que no servía para nada y que había llorado ya varios días por eso, y que no sabía qué hacer.
El zorro le dijo que no se preocupara, que él le ayudaría. Para empezar, le dijo que dejara todos esos trabajos que no le gustaban, que había muchas otras cosas que podría hacer y que él le enseñaría. Pero el sabueso le decía que no podía, porque tenía que cumplir a todos los demás, a su familia y a sus amigos, tenía que demostrarles lo que podía hacer. Él le dijo que no, que cada quien era responsable de su vida, que él le podía ir a enseñar lo que él hacía en el bosque y cómo se divertía en sus trabajos, además conocía a muchos de sus amigos que también les encantaba lo que hacían, y que ahí había otros trabajos que quizá a él le gustarían. Él le dijo que le encantaba la idea, pero que sus papás no le dejarían ir, y que igual tenía que terminar el compromiso del trabajo a que se había metido. Entonces el zorro le dijo que no se preocupara, que él le ayudaría a terminar ese tramo, y le dijo que no lo dudara, que volvería a sonreír. El sabueso le agradeció mucho, además le dio su nuevo número para que se pusieran de acuerdo en varias ideas que el zorro tenía para que el sabueso volviera a ser feliz, y le dio su pluma al zorro para que apuntara, “qué bonita tu pluma, ¿es de madera verdad?” le dijo el zorro, “gracias, sí así es” respondió el sabueso. Lo apuntó y quedaron un día próximo para reunirse.
El zorro le dijo que no se preocupara, que él le ayudaría. Para empezar, le dijo que dejara todos esos trabajos que no le gustaban, que había muchas otras cosas que podría hacer y que él le enseñaría. Pero el sabueso le decía que no podía, porque tenía que cumplir a todos los demás, a su familia y a sus amigos, tenía que demostrarles lo que podía hacer. Él le dijo que no, que cada quien era responsable de su vida, que él le podía ir a enseñar lo que él hacía en el bosque y cómo se divertía en sus trabajos, además conocía a muchos de sus amigos que también les encantaba lo que hacían, y que ahí había otros trabajos que quizá a él le gustarían. Él le dijo que le encantaba la idea, pero que sus papás no le dejarían ir, y que igual tenía que terminar el compromiso del trabajo a que se había metido. Entonces el zorro le dijo que no se preocupara, que él le ayudaría a terminar ese tramo, y le dijo que no lo dudara, que volvería a sonreír. El sabueso le agradeció mucho, además le dio su nuevo número para que se pusieran de acuerdo en varias ideas que el zorro tenía para que el sabueso volviera a ser feliz, y le dio su pluma al zorro para que apuntara, “qué bonita tu pluma, ¿es de madera verdad?” le dijo el zorro, “gracias, sí así es” respondió el sabueso. Lo apuntó y quedaron un día próximo para reunirse.
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del corazón
Quetzaltenango, Quetzaltenango, Estado de los Altos
Escrito de diciembre de 2018 a enero de 2019
Capítulo Siguiente: VIII. Aventuras y Desventuras en la Ciudad
Nota 1: Imagen: David Bilson, Disney. Uso basado en el Free Use al ser uso no comercial de un fragmento de la obra para la creación de una nueva obra con concepto diferente, no habiéndose copiado la sustancia de la obra y no afectando el presente uso la explotación comercial normal de la obra. Tomada de: https://www.pinterest.es/sarahk4171/david-bilson/ .
Nota 1: Imagen: David Bilson, Disney. Uso basado en el Free Use al ser uso no comercial de un fragmento de la obra para la creación de una nueva obra con concepto diferente, no habiéndose copiado la sustancia de la obra y no afectando el presente uso la explotación comercial normal de la obra. Tomada de: https://www.pinterest.es/sarahk4171/david-bilson/ .
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