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El Zorro y el Sabueso. Un Cuento de Navidad. Capítulo IX. El Barrio de los Gatos, Viaje al Bosque y el Mágico Manantial del Arcoíris.


EL ZORRO Y EL SABUESO
UN CUENTO DE NAVIDAD



CAPÍTULO IX. El Barrio de los Gatos, Viaje al Bosque y el Mágico Manantial de Arcoíris



Tenían que conseguir un pretexto para lograr que el sabueso saliera sin problemas, así que el sabueso que estaba muy triste le pidió al zorro que le hablara al gato negro, para que él dijera a sus papás y amigos que iría con él. Entonces el zorro fue en busca del gato negro. Al entrar al barrio de los gatos, un grupo de gatos lo vio con desconfianza, le preguntaron que qué hacía ahí, y lo rodearon. Él trataba de explicarles inventándose algo, mientras el líder caminaba rodeándolo y viéndolo con desconfianza mientras preguntaba. Los gatos le dijeron que no le creían nada, sacaron las uñas y le dijeron que los zorros no tenían nada que hacer ahí, y que él lo iba a aprender en ese momento. Pero justo en aquel instante, apareció el gato negro y se atravesó entre el líder de los gatos y el zorro, y le dijo que no le hicieran nada, que era su amigo. “¿Cómo?, ¿un animal de ciudad con un animal de bosque como amigo?, pero ¿cómo te atreves?”, “Pues como lo oyen, es mi amigo, y si quieren hacerle algo tendrán que pasar sobre mí primero.” “Qué juntas las tuyas gato negro, ahora nos damos cuenta qué clase de gente tenemos en el barrio. Y tú zorro, tienes buenos contactos eh. Buena suerte a ambos. Vámonos muchachos.” Dijo el líder, y los dejaron en paz. El zorro le agradeció el haberlo defendido, el gato negro le dijo que para eso estaban los amigos. El zorro le contó entonces el plan que tenían y que necesitaban de su ayuda, pero el gato negro no quería, decía que no podía, decía que no y que no. De hecho, le dijo que se había encontrado con el sabueso y le había dicho, pero que él no estaba de acuerdo. Pero el zorro insistió, y al ver que ambos, zorro y sabueso se lo pedían, pues aceptó. Se dieron las manos con el zorro, y luego el gato lo acompañó hacia la salida de la ciudad hasta el bosque para que llegara seguro. El zorro le agradeció y se despidió, y así esperaban entonces el día para reunirse con el sabueso.

Llegado el día, el sabueso salió con el gato negro por la ciudad, y juntos se fueron hasta el bosque, ahí se reunieron con el zorro, que los saludó muy amablemente. “Oye, qué bonito tu reloj”, le dijo el zorro al sabueso, pues llevaba uno bastante llamativo, “gracias” le respondió el sabueso. El zorro les invitó a los dos a comer a casa de su mamá, y Doña Zorra hizo una deliciosa comida para los tres. Pero tenían poco tiempo, así que después salieron y el zorro le presentó al sabueso a varios de sus amigos, que le contaron diversas experiencias. Así el zorro le presentó al pato, que le contó sobre sus vuelos estacionales y sus viajes, y sobre la libertad que sentía al volar, y como cambiaba de actividades según la época del año. Le presentó al castor que le contó cómo él solo construía su casa y él solo había impulsado su propio emprendimiento. Le presentó a la ardilla que le contó cómo su trabajo tenía que ver con la recopilación y compraventa de nueces, siendo que las nueces son su vida, por lo que su trabajo le encantaba. Le presentó al colibrí que le contó el trabajo delicado y artístico que hacía con las flores, que, aunque su trabajo era más ornamental en la jardinería, era apreciado por todos, y gracias a él el bosque se veía tan hermoso. Le presentó al señor Búho, que se dedicaba a curar a los animales del bosque, para que viera de qué se trataba el trabajo de curar. Le presentó a su amiga abeja, que le contó cómo le encantaba trabajar en equipo con sus amigas para producir miel. Por último, le presentó al lobo, que canino como él, había decidido hacer su vida en el bosque, valientemente, de forma libre, y que era mucho más feliz ahí que en la ciudad. El sabueso les agradeció mucho a todos por apoyarle, darle ánimos y consejos. Había muchos otros amigos del zorro que no pudieron llegar, pero como tenían poco tiempo, eran los que había podido conseguir.

Después de eso el zorro le llevó a un sitio que se encontraba algo más lejos de donde vivía, al otro lado del bosque, el lugar mágico que su papá le había enseñado de pequeño. Llegaron, y se encontraron con una hermosa cascada, el agua cristalina, el cielo despejado, los árboles en círculo alrededor, y una poza grande, circular, de un agua clara. En aquel manantial, se escuchaba de fondo como campanas delicadas y pequeñas que hacían sonidos hermosos y suaves que se confundían con el viento, nadie sabía de dónde venía aquel sonido, y de pronto, justo estando ellos ahí, el arcoíris apareció, tocando la tierra justo sobre el manantial. El sabueso volteó impresionado a ver al zorro, el zorro asintió con la cabeza dándole una palmadita en la espalda, y el sabueso entró al manantial, y al llegar al final del arcoíris, se empezó a elevar en él, como flotando, y se perdió entre los colores del mismo. El zorro respiró profundamente de satisfacción, y se sentó a esperar. Pasó un buen rato, y el sabueso salió del arcoíris, renovado. Sus ojos tristes y vacíos ahora brillaban, y por primera vez sonreía. Llegó hasta el zorro, y se dieron un fuerte abrazo. Después de eso regresaron a su antigua zona de juego, el sabueso le agradeció mucho, le dijo que no lo habría logrado sin él, y le prometió al zorro que cuando él lo necesitara, podría contar con él. El zorro le dio entonces la pelota de caucho que hacía tiempo había conseguido para él, el sabueso le agradeció, se despidieron, el sabueso le agradeció nuevamente con un abrazo, y se fue con el gato negro de regreso para la ciudad. 


Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del corazón
Quetzaltenango, Quetzaltenango, Estado de los Altos
Escrito de diciembre de 2018 a enero de 2019



Capítulo siguiente: Capítulo X. La Patita


Nota 1: Imagen: David Bilson, Disney. Uso basado en el Free Use al ser uso no comercial de un fragmento de la obra para la creación de una nueva obra con concepto diferente, no habiéndose copiado la sustancia de la obra y no afectando el presente uso la explotación comercial normal de la obra. Tomada de: https://www.pinterest.es/sarahk4171/david-bilson/ .






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