Mi Fascinación por la Historia
Mi fascinación por la historia ha ocupado ya más de la mitad de mi vida, datando de la época que estaba en los primeros años de secundaria, en básico, teniendo entre 13 y 15 años. Recuerdo que uno de los primeros medios que me inició en esta pasión fue el juego de Empire Earth, un videojuego histórico de estrategia en tiempo real que me llevaba por 14 épocas, 15 con la expansión, desde la prehistoria hasta el futuro, siendo mis épocas favoritas de la 4 a la 7 que comprendían la edad antigua y la edad media. Este videojuego lo conocí en una de las computadoras del laboratorio de computación en la Escuela Experimental y de Aplicación Dr. Rodolfo Robles adscrito a la jesuita Universidad Rafael Landívar, algún compañero lo había llevado, y luego lo adquirí o me lo pasaron, no recuerdo, y me encantó, convirtiéndose en mi videojuego favorito, pues hasta entonces solo había jugado Quake 1, Jazz Jackrabbit y Pitfall: La aventura Maya como los más emblemáticos de computadora, pero nunca un juego de este estilo.
Esto me llevó a conocer otros juegos históricos de estrategia en tiempo real como Age of Empires II, Empire Earth II, Rise of Nations, American Conquest, Age of Mythology, Age of Empires I, Troya, Praetorians, y el primer juego de gestión de ciudades: Faraón, seguido de SimCity 3000, así como los primeros juegos parcialmente por turnos y parcialmente con batallas con cientos de soldados: Medieval Total War y Roma Total War. A esto habría que añadir la gran cantidad de documentales que me vi, el más antiguo que recuerdo que me fascinó fue uno sobre las Guerras Púnicas, luego vi la serie Construyendo un Imperio y una de Batallas de la Antigüedad, principalmente en History Chanel, cuando todavía era un canal de historia, en aquella época grabé en VHS algunos documentales para volverlos a ver, talvez todavía tenga los casets ahí guardados. Recuerdo también haber conseguido un número de revista sobre las batallas macedónicas y otro sobre la mezquita de Córdoba. También leía la Enciclopedia Encarta y me gustaba ver el mapa que traía, especialmente el político.
Esto significó un gran giro de los intereses de mi niñez hacia la juventud, ya que de más pequeño mis cursos preferidos eran Ciencias Naturales y Matemática y no me gustaba Idioma Español (Lenguaje o Comunicación) ni Estudios Sociales (Ciencias Sociales, Historia, Geografía, Formación Ciudadana), veía más videos de ciencia en Discovery Chanel, tenía dudas sobre el funcionamiento y origen del universo, me fascinaban los dinosaurios, tenía muchos juguetes de ellos y tenía una revista de dinosaurios, además de un interés en la religión, en las imágenes de las procesiones y los nacimientos, en el catolicismo y mi interés de niño en seguir el sacerdocio, todo esto en los años antes de ir a la escuela y durante mis estudios en primaria. En esta época en que me empieza a gustar la historia, en cambio, mi interés gira hacia la política y especialmente los ideales socialistas, pero no de estas ideas postmodernas actuales, sino del marxismo leninismo al estilo soviético y cubano. Las matemáticas en general quedarían relegadas salvo la interpretación estadística de gráficas, mapas y porcentajes sociales y demográficos que me encantan. Mi gusto por la gramática, el aprendizaje de idiomas y la creación de idiomas tardaría otros años en surgir. Mi descubrimiento del gusto por escribir literatura también tendría que esperar, si bien para esta época entre mis 13 y 15 años ya escribía revistas de curiosidades inspirado en Almanaque Escuela Para Todos y Almanaque Mundial, de procesiones inspirado en las revistas de Semana Santa de Prensa Libre, y muy especialmente escribí libros voluminosos de política, todo esto por mi propia iniciativa y unos pocos ejemplares en papel para los conocidos más cercanos.
Para mí estaba claro, quería ser historiador, lo supe desde antes de mis 15 años, siempre lo he sabido. Especial gusto he tenido y sigo teniendo por la historia antigua y medieval europea. Sin embargo, la carrera no estaba en ninguna universidad de mi ciudad, la capital de mi país si bien la tiene, el estresante tráfico, su modernidad estética y el crimen me disuaden de no querer vivir en esa ciudad, aunque si regresara en el tiempo buscaría una oportunidad en Europa, como la busco ahora, sin embargo temo que ya sea demasiado tarde, que a mis 30 años y con mi nivel académico ya esté muy viejo o preparado para optar a una beca, y no tengo el dinero para seguir esta carrera en un país europeo ganando menos de 500 euros al mes aun atendiendo como profesor más de 1000 alumnos, de hecho en mis estudios universitarios no pagué más de 100 quetzales cada año, es decir, unos 12 euros o 13 dólares al año aproximadamente, si eso me pidieran para estudiar historia en cualquier universidad europea yo sería muy feliz. Aunque soy jurista, carrera que elegí por accesibilidad y cercanía teórica a las ciencias sociales si bien en la práctica está más cerca de un trabajo técnico que de un trabajo científico, filosófico o histórico, afortunadamente doy clases de economía y filosofía, lo que me permite abordar los temas históricamente, y aunque me encanta hablar de historia, me desanima la poca pasión e interés de mis escuchantes, preocupados solo de ganar puntos y la obtención del estatus social que da un título y las “supuestas” oportunidades laborales que da y no del placer tan maravilloso de escuchar estas historias y la curiosidad de saber más, un fin en sí mismo, algo que en una facultad de historia, arte, literatura o filosofía quizá si se entendería.
El propio Enrique Cáceres Nieto, amigo egregio que me invitó y con quien compartimos en la X Jornada Internacional de Filosofía del Derecho de la UNAM habla que aquellos que se dedican a desaparecer la filosofía lo hacen desde la absoluta ignorancia, no es posible que como parte de la formación de una plataforma de cultura general desaparezca la filosofía, y honestamente no entiendo por qué, si es porque no tiene utilidad práctica, pues tampoco la historia, ¿entonces por qué no nos volvemos personajes ahistóricos, por ejemplo?, a veces lo que encontramos son funcionarios que no tienen idea del contenido que tendrían que promover, me parece sumamente grave, yo añadiría a lo dicho por el Dr. Cáceres que no solo pasa con los funcionarios, sino con los profesores y peor aún con los estudiantes, apáticos ante tan fascinantes temas, pregúntome si tengo seres humanos a mi cargo o autómatas, acaso las élites han conseguido esclavizar en el absurdo y la ignorancia a las grandes mayorías de una vida trabajan para conseguir títulos para conseguir dinero para sobrevivir sin ninguna finalidad valiosa realmente, sin sueños y sin hacer de su vida una obra de arte. Por su parte Darío Sztajnszrajber dice que la filosofía no sirve para nada, es un saber inútil, pero el ser un saber inútil no lo menosprecia, sino que es un saber inútil sino que es un saber inútil porque se pregunta por qué todo tiene que ser útil, para qué sirve la filosofía, para cuestionar que todo tenga que servir para algo o para alguien, porque detrás de ese servir, de esa servidumbre, no solo se esconde el servilismo del utilitario sino también el servilismo de una gran cantidad de gente que vive al servicio de otra. También el mismo reconoce que no es original la definición de filosofía como saber inútil, sino que es una especie de plagio del arte, la frase, dice, en realidad es de Oscar Wilde que dice que todo arte es absolutamente inútil. De ahí que arte, literatura, filosofía e historia se hermanan en algún punto.
De cualquier forma, creo que en las circunstancias dadas es el mejor trabajo posible para mí, pues un trabajo técnico y además absurdo, que es la otra opción en la disyuntiva, sería insoportable, valdría más ser un vagabundo. Tras dar el curso de filosofía y economía, mi interés por la economía, la política y la filosofía se profundizaron, me moví del espectro político un momento hacia el anarquismo austriaco, luego volví al materialismo marxista, pasé por la democracia de Pericles y la aristocracia de Platón, creo que he sido partidario casi de todas las escuelas de filosofía y de las escuelas económicas y políticas, y creo que mi mente se ha abierto y no hay ideología política, económica o religiosa que no pueda llegar a comprender su por qué o comprender a sus partidarios, y creo que simpatizo con muchos puntos de vista a veces contradictorios entre sí al mismo tiempo y en el mismo sentido, algo bastante postmoderno en su sentido más filosófico, verdaderamente postmoderno, pues muchos movimientos postmodernos vulgares terminan siendo dogmáticos, algo que no es nada postmoderno; yo en cierta manera soy un agnóstico o un escéptico gnoseológicamente hablando, lo que me permite ser un elemento de conciliación y concordia filosófica, si bien partiendo de la estética como criterio puedo apasionarme y defender en algún momento y circunstancia específica algo de lo que en ese momento soy partidario. Al mismo tiempo en la última década de mi vida ha resurgido un interés científico especialmente en la física y el universo, tengo muchas dudas y muchas hipótesis sobre todo respecto a las partes más retorcidas donde el espacio y el tiempo comienzan a ser más incomprensibles para nuestro razonamiento tanto desde la relatividad como desde la mecánica cuántica, dudas que me gustaría despejar, aunque no sé si los físicos tengan o vayan a tener las respuestas que quiero.
Un interés también bastante reciente de la última década ha sido para mí el de la literatura, que la descubrí escribiendo cartas de amor. Sí, ya antes de mis 15 años había escrito libros racionales, explicativos o con pretensiones académicas y filosóficas sobre política, pero es probablemente después de mis 20 que descubro que además podía escribir de forma bella, y es entonces cuando abandono o intento abandonar la escritura académica tan aburrida y pesada, pues me gusta mucho más escribir de forma romántica, épica o poética, y es que cuando uno escribe académicamente, como que tritura uno la realidad volviéndola algo seco, tanto que cuando mueve a un académico sale mucho polvo, y quién podría pensar que todo ese polvo proviene de las más coloridas, jugosas y deliciosas frutas, como decía Nietzsche; sin embargo mi asignación a revistas académicas y a la cátedra me han mantenido vivo en esta forma de escritura, así como en la tesis, si bien los grilletes que impone el método y las cadenas con las que la investigación académica detiene la creatividad siempre han sido de mi mayor desprecio, y siempre que puedo busco romperlos con los colores del arte. Yo no quiero lograr cazar a mi presa, venir lleno de espinas, y sin embargo no traer ninguna flor. Y la historia, la supuesta ciencia histórica, a mi criterio, está más cerca de la literatura que de la ciencia, quizá por ello es por lo que desde siempre me ha apasionado tanto.
Mi pasión por los idiomas ha surgido posteriormente, nunca me gustó la obligación de aprender inglés, pero no es el idioma sino la imposición de un estudio en específico, de ahí que jamás me haya gustado ir a la escuela de pequeño, de joven ni de adulto a la universidad ni el trabajo, y la mayor parte de lo que sé lo he buscado de forma autodidacta, si bien he sabido sobrevivir en los ambientes académicos y paradójicamente sigo ahí metido, pero lo que verdaderamente me gusta es jugar, disfrutar, maravillarme, y es eso lo que en algún momento me apasionó de los idiomas, especialmente el italiano y el ruso que fueron los primeros que empecé a estudiar por pura diversión, como un fin en sí mismos, como un deleite, como diría Tolkien: ningún idioma se estudia con justicia simplemente como un medio para otros propósitos, de hecho, servirá mejor a otros propósitos, filosóficos e históricos, cuando es estudiado por amor, como un fin en sí mismo; y hoy sigo estudiando estos dos así como inglés, esperanto, griego, si bien soy aún un neófito en la mayoría, y tengo un gran interés en aprender también checo, ucraniano y húngaro, así como holandés, alemán, francés, árabe, vasco, veneciano, portugués y otros. El estudiar otros idiomas también me ha devuelto a mi propio idioma, su gramática y sus palabras, que también he podido disfrutar, lo que eleva esta rama del conocimiento a mis favoritas junto a la historia universal y geografía política. También ha nacido en mí un gran interés en crear un idioma solo por diversión, ¿quién en el mundo, que se precie de ser humano, en su sano juicio no querría hacer un idioma?, y claro, podría no tener tiempo y medios para hacerlo, pero de quererlo no hay duda. Lamentablemente carezco del tiempo suficiente para estudiar todos los idiomas que quisiera todo el tiempo que quisiera, así como crear un idioma, y la vida es demasiado corta que solo la eternidad satisfaría mis expectativas idiomáticas, no será ya el resto de mis expectativas. La muerte y el sufrimiento no son más que una cruel burla de la existencia y el sinsentido, de ahí que la verdad y el conocimiento poca relevancia tengan si no es por el deleite del arte y la belleza, que es lo único que puede dar sentido a la vida aun sea solo en la fantasía de lo sublime.
Frecuentemente pienso en colores, cada idioma tiene un color, también los números y las letras, como es lógico y natural. Yo pienso siempre con imágenes e imaginación, de ahí que me gusten más las ilustraciones, las esculturas y los videos y aprenda más con ellos si bien como salida se me da mejor la escritura. Me gusta jugar juegos de geografía y de datos demográficos y también crear mis propios mapas ficticios. A veces también juego con simulaciones socio estadísticas y geográficas en mi cabeza, quien lo iba a decir sería hasta mis 29 años que conocería mi juego favorito que en cierta manera me ahorra la simulación mental: Civilization VI, el juego que ha conquistado mi corazón. En los últimos años he descubierto maravillosos juegos como Cities Skylines, de administración de ciudades, Civilization VI de estrategia por turnos, Crusader Kings II y Europa Universalis IV juegos asimétricos de estrategia en tiempo real de coloreo de mapas.
Estos juegos al igual que el antiguo Faraón tienen mucho más sentido para mí, y es que, por ejemplo, Age of Empires II o Empire Earth eran juegos que me gustaban, pero no tenía sentido para mí que hubiera que arrasar al enemigo, cuando en la historia real las personas civiles tienden a quedar vivas tras una conquista, y además, ¿por qué hay que conquistar para ganar?, ¿no puede triunfar una civilización también pacíficamente?, y por otro lado no me gustaba el hecho que mientras yo estaba administrando a los ciudadanos individualmente también tuviera que administrar individualmente a cada soldado en la guerra, ya que no se tiene tiempo para pensar, todo pasa muy rápido y uno desatiende más de algo, pero si las personas que uno dirige fueran reales tomarían sus propias decisiones, los aldeanos no tendrían que esperar a que los soldados tomaran la decisión de atacar de cierta manera para ellos ir a recoger otro recurso o viceversa, eso no me gustaba, yo jugaba frecuentemente con pausas frecuentes, pero más me gustaba el editor, hice probablemente más de cien mapas muchos de los cuales jamás jugué, y cuando jugaba lo que más me gustaba era la campaña, porque al tener objetivos a veces no se tenía que arrasar al enemigo y además vivía uno una parte de la historia. No me gustan los juegos competitivos, las veces que he jugado en multijugador, aún esté jugando bien, me estreso y no lo disfruto, más que jugar a ganar me gusta dibujar una historia, vivir una historia, ser parte de la historia, más que una competición es crear algo bello, algo memorable, algo épico.
Sin embargo, esto lo solucionan Cities Skylines, que al igual que SimCity o Faraón no tienen un objetivo para ganar, aunque se puede alcanzar la gloria o caer en desgracia, todo es un editor que busca solamente el placer estético, no hay objetivos, se puede hacer lo que se quiera y no hay enemigos. Algo similar tienen las series de Cruzader Kings y Europa Universalis que entiendo que también tienen un juego de la antigüedad llamado Imperator Rome si no estoy mal, además de Victoria y Hearts of Iron, y que en general no tienen objetivos, aunque sí hay enemigos no hay necesariamente que derrotarlos para ganar y que no hay condiciones de victoria, también es un juego asimétrico, más realista que empezar todos en un punto igual como en los mapas aleatorios de otros juegos, y todo consiste en hacer una bonita o loca historia y sobrevivir, además que al conquistar no se elimina las estructuras y la gente del otro, si no ¿para qué conquistarle? Mientras tanto, Civilization VI sí tiene condiciones de victoria, pero además del dominio militar como victoria en el que no se arrasa al otro y ni siquiera es necesario eliminarlo totalmente del juego para establecer el dominio, también permite varias victorias pacíficas: una victoria cultural, una victoria religiosa, una victoria científica, una victoria diplomática y una victoria por puntos si hay límite de turnos, con la deuda de la victoria económica que ojalá implementasen, y todas estas victorias en simultáneo, puede uno ir ganando en una pero otro en otra, lo que lo hace un juego interesante en el que, añadido a la personalidad de cada líder, las maravillas y los grandes personajes hacen que toda partida sea diferente y única y a la vez se dibuje una historia interesante y épica en cualquiera de ellas. Civilization VI además destaca por su estética afable, colorida, cálida, se siente un juego vivo, un juego que te abraza, algo que tenía ya un poco Age of Empires II y Faraón y no lo tienen Empire Earth, Cities Skylines o Cruzader Kings, y que en Civilization VI parece elevado a varias potencias, es un deleite su estética, el solo contemplar el juego es un placer para la vista.
Además este juego es por turnos, lo que permite pensar bien y que todo pase como si todos los movimientos sucesivos que uno hace fueran en simultáneo, lo que tiene más coherencia, esto ya lo hacía yo cuando jugaba mis juguetes, por ejemplo, yo veo a varios niños que juegan con los carros y avanzan 2 o 3 dejando ahí tirados a los demás lo que no tiene sentido, cuando yo jugaba de pequeño una carrera, por ejemplo; que por cierto me gustaban más los juguetes baratos y pequeños aunque la gente quería regalar grandes y caros, pero los pequeños permiten armar escenas con cientos de personajes de películas, dinosaurios, indios y vaqueros, soldados, carros o dinosaurios, algo más complejo e interesante; entonces, cuando jugaba a una carrera de carros, avanzaba los cientos de carritos uno por uno un tramo según su velocidad aleatoria de acuerdo a su capacidad y circunstancias de ese instante, y una vez todos hecho su movimiento quedaban todos como en una foto de un mismo momento, luego avanzaban nuevamente y quieta quedaba una nueva fotografía, esa forma en que yo jugaba tenía sentido, quizá por eso jamás me gustó jugar con otros niños ni prestarles mis juguetes porque los maltrataban o rompían, yo prefería que no llegara ningún niño a la casa y si llegaba que avisaran para esconder todos mis juguetes, y no por egoísta sino porque no sabían jugar, de ahí que no pueda creer que un juego tan fascinante como Civilization haya tardado yo 3 décadas en descubrirlo.
Algo parecido sucede en mis simulaciones mentales, a veces simulo elecciones políticas con partidos reales o ficticios, porcentajes religiosos, porcentajes de idiomas, relaciones de PIB, ingreso per cápita o valor de monedas ficticias o reales, mapas, ubicación de iglesias recorridos procesionales, torneos de fútbol, y no siempre ganan o son mejores aquellos a quienes le voy, de ahí que sean simulaciones mentales, a veces pierde mi equipo de fútbol o mi partido político, como en una carrera con mis carros de juguete de pequeño no ganaba siempre el carro que yo quería, dependía de la capacidad del carro y de los eventos que ocurrían en la carrera, de ahí que en mis propios juegos mentales yo me emocione y me divierta, ya que no se sabe qué va a pasar y cuando pasa lo que yo quiero uno se pone muy feliz. Algo parecido pasa con la literatura, los relatos que escribo no siempre tienen el final que yo quisiera, los personajes toman vida propia y deciden su propia historia, y es cierto que a veces yo ya sé el final de un relato que escribo muy al inicio, porque el pensamiento viaja más rápido que la pluma, pero yo vivo la historia que escribo y a veces no puedo evitar un final que no quiero porque no podía terminar de otra manera, y cuando termina como yo quiero es una gran emoción y felicidad.
Algunos piensan que la historia, la “ciencia histórica”, es más cercana a la ciencia que al arte o la literatura, y esto se ha agudizado más desde el surgimiento del positivismo en el Siglo XIX y la pretensión de las disciplinas sociales de salir del ámbito de la filosofía para pasar al ámbito científico considerado supuestamente superior. Pero ¿de qué sirve lograr cazar la presa llenándose de espinas sin ninguna rosa? Es cierto que la arqueología como compañera más científica de la historia puede dar resultados interesantes y maravillosos que es fascinante conocer. Sin embargo, la historia propiamente es a mi criterio más cercana a la literatura y al arte que a la ciencia. Algunos se esfuerzan por contar la “verdadera” historia, por ser “objetivos”, como si tales fines fuesen posibles o realizables, cuando algunos se esfuerzan por una historia objetiva, además, parece que todos los líderes políticos hubiesen sido personas despreciables, nunca hubo nadie bueno, los juzgan con una moral contemporánea subjetiva que creen objetiva, no se alegran por sus victorias ni sufren sus derrotas, la historia es decepcionante si no aburrida. Algunos buscan una historia sin protagonistas, sin personajes, la historia del día a día, de personas sin nombre, lo que sin dejar de ser interesante e importante, puede volver la historia menos apasionante, en cambio, historias con protagonistas, batallas, héroes, villanos, princesas, tragedias, dramas, epopeyas, amor, heroísmo, pueden hacer una historia mucho más fascinante, esa es la historia que me gusta contar y estudiar.
De cualquier forma, y aun cuando estudié una carrera en ciencias sociales, siendo yo mismo Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, en la Universidad San Carlos de Guatemala, heredera de la escolástica católica teniendo al contrarreformador Carlos Borromeo como su santo patrono y de la revolución de ideales democráticos y de justicia social de 1944 con mi conciudadano Arbenz como emblema, obteniendo probablemente el mejor trabajo posible hasta ahora como catedrático de historia de la economía e historia de la filosofía, la promesa social de poder tener un mejor nivel de vida con menor cantidad de trabajo con la educación universitaria que me permitiría tener el tiempo libre y el recurso para estudiar y dedicarme a mi pasión histórica resultó tristemente falsa, algo científicamente previsible pero que no fui capaz de prever, y aunque el título da un estatus social, mi interés en moverme al campo de la historia y de estudiar incluso la carrera entera, y mejor si hay mucho contenido de historia antigua y medieval europea, en vez de un postgrado, si bien esto último también lo estudiaría y he intentado optar al mismo, es el simple disfrute de estudiar estos temas históricos, si bien el impartir tales temas como catedrático, guía turístico o trabajador de museo me encantaría igual.
Sin embargo, careciendo del recurso económico para financiar una carrera y al mismo tiempo sostener una vida digna en Europa, donde al ver la historia en sus calles es ya una experiencia estética similar a estar en el paraíso, y de estar en un trabajo que me guste o en su defecto un trabajo legal con el suficiente tiempo libre y recurso para dedicarme a mi pasión, decido hoy iniciar a realizar publicaciones históricas, por un lado para mostrar al mundo mi trabajo, conocimiento y estilo esperando que si a alguien le gusta y tiene el poder pueda darme una oportunidad, pero aun si esto no fuera posible, disfrutando esta actividad en sí misma, realizándome como historiador de forma empírica y con hechos, con mi propio actuar, aunque no haya título que me valide como tal, convertirme en historiador por mi propia actividad, que como fin en sí misma es ya un placer y deleite el ver cada obra mía terminada y publicada.
Por ello, y aunque tangencialmente haya abordado ya algún tema histórico, iniciaré a partir de hoy publicaciones de historia propiamente a través de 3 Revolution Tops que publicaré sobre mis personajes favoritos de la historia, los cuales he dividido en Edad Antigua, Medieval y Moderna, considerando la Historia Antigua desde el inicio de la humanidad hasta la caída del Imperio Romano en el 476 d. C., es decir, no necesariamente desde el inicio de la escritura; la Edad Media desde el 476 d. C. hasta 1650 d. C., abarcando el Renacimiento, que si bien algunos lo plantean como inicio de la edad moderna, estéticamente a mí me sabe medieval, la ilustración en cambio sí empieza a cambiar la estética de forma más radical, de ahí que así como la antigüedad podíamos considerarla dividida en Antigüedad Preclásica, Clásica y Postclásica, el Medioevo podríamos dividirlo en Alta Edad Media, Baja Edad Media (comprendiendo lo que algunos llaman Plena Edad Media) y Renacimiento, y por último la Modernidad, que empezaré a partir de 1650 d. C. hasta la actualidad, la cual podríamos también dividir en Ilustración, Edad Industrial y la tercera que sería la actualidad; si bien la división no es tan radical o estricta, y sigue más criterios estéticos.
Las historias de cada personaje serán sumamente emocionantes y épicas, serán narradas de forma subjetiva, si bien fundamentalmente narraré hechos históricos, probablemente engrandeceré u ocultaré arbitrariamente algunos hechos valorándolos subjetivamente según la estética y emoción que den a la historia. La estética que a mí me gusta es la de héroes y princesas, los hombres para ser grandes personajes que yo admire deben ser héroes con los que me pueda sentir identificado o a veces también sabios con los que pueda sentirme identificado, las mujeres deben ser princesas de las que yo pudiera sentirme enamorado. En cierta manera el gusto que tengo en el arte se produce cuando uno me veo a mí mismo o algo de mí reflejado en él. Los tops son realizados con mis conocimientos actuales de historia, por lo que es solo una fotografía de un momento, el conocimiento de nuevos hechos o de nuevos personajes podría cambiarlos a futuro. Espero que os guste y disfrutéis de estas historias tanto como yo el escribirlas. Previo a la publicación de los escritos de cada personaje publicaré la presentación de cada uno de los Revolution Tops:
1. Mis Personajes Favoritos de la Edad Antigua (9 de Diciembre)
2. Mis Personajes Favoritos de la Edad Media (16 de Diciembre)
3. Mis Personajes Favoritos de la Edad Moderna (23 de Diciembre)
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del Corazón
Sígueme en Instagram, YouTube, Facebook, Twitter y LinkedIn. Si te gusta y valoras mi contenido artístico agradecería grandemente que me apoyaras en PayPal o en Guatemala a mi cuenta monetaria en Banco Industrial: 039 0059129 o con mi lista de deseos en Amazon. Puedes también apoyarme comprando mis libros publicados que están disponibles en Amazon, o en Guatemala puedes escribir y encargarlo a la editorial Lluvia de Ideas.
Comentarios
Publicar un comentario