Épica Como
Encontrábame en la ciudad de Milán, cuando he recibido una grata invitación, y hubiéndome dirigido de Loreto a Puerta Génova, me he encontrado con el Dr. Massimo y su esposa Loredana, quienes me han invitado a comer en su hogar. Ricibiéronme cual, si fuese yo el propio Duque de Milán, la atención fue maravillosa. Con el Dr. Massimo platicamos afuera en su terraza, una plática muy culta y elevada que me hizo descubrir su verdadera identidad. ¡Era Virgilio!, el egregio literato romano, que había acaecido en medio de la aventura como guía. ¿Pero cómo puede esto ser verdad? Yo no estoy perdido, ¿dónde está la selva?, ¿dónde las tres fieras?, pero si este lugar es hermoso, este lugar es el paraíso, ¿no es acaso Beatriz la que debería guiarme en el paraíso?, ¿cómo entró Virgilio al Paraíso?, yo no lo entendía al principio, pero claro, los tiempos han cambiado, y si Virgilio era sabio y bueno, ¿por qué no habría de entrar al paraíso tan solo por haber nacido antes de la era cristiana?, y como es el orden de la historia Divina, la Beatriz de este Dante tendría que esperar para hacer su aparición en la historia, pues al parecer se encuentra en el área más rosada del paraíso.
Entramos a comer, la mejor comida que he probado en Europa, una comida tan deliciosa, la mejor probablemente del viaje entero, que con gran esmero preparó para mí la intelectual, matemática y noble Loredana, tan grandiosa mujer que en la propia Venecia seguramente la calle llamada Loredan fue bautizada así en su honor. La visita de su hija y nieta completaba aquel hermoso almuerzo, muy gentiles e inteligentes también. Su hija me guío hacia lugares interesantes por conocer, y entre todos me donaron algunos pasajes de metro y monedas por los que estaré eternamente agradecido. Ahí es cuando el Dr. me propone visitarlo en su casa a las afueras de Como, propuesta que aceptaría en mi siguiente paso por Milán.
Al fondo el cuadro de Paul Bril |
Llegué a Como y fui recibido muy amablemente por el sabio Virgilio, nuevamente fui recibido como si fuera un duque, las atenciones con las que fui tratado son dignas de quien está visitando el paraíso, probablemente el lugar más cómodo y las comidas más deliciosas que pude obtener, fueron un par de días cual si estuviera en medio de la realeza antes de regresar a mi camino sencillo de juglar vagabundo trotamundos. En Como tuve la oportunidad de compartir con el Dr. las más elevadas pláticas que se pueden tener en el paraíso, contándome él sus propias aventuras en las travesías que realizó en su juventud, además que con su guitarra y las canciones de su autoría amenizó las noches con deleitante música mientras de fondo teníamos un hermoso cuadro paisajístico pintado por el pintor flamenco Paul Bril.
Pero mi sorpresa aún sería mayor cuando en una pared veo un documento, lo leo, y decía nada más y nada menos que el Dr. Massimo era Caballero de la República Italiana, título concedido por la máxima autoridad de su país. Yo quedé atónito, pues me di cuenta de que todo este tiempo había estado compartiendo con un Caballero real, no estaba yo loco, no eran mis libros de caballería, era real, eso fue lo más maravilloso de todo, y es que tomando en cuenta los lugares que visité durante mi viaje, lugares en los que estuve, gente que me ayudó, vaivenes, glorias y adversidades, espléndidas princesas que no imaginé encontrar, ¡y además esto!, de no haberlo vivido pensaría que esto solo ocurría en los libros de fantasía.
Yo ni siquiera sabía que la República Italiana concedía aún este honor, entiendo que los estados monárquicos o con nobleza, aun cuando esta ya no tenga tanto poder, todavía conceden estos títulos nobiliarios, pero tras el voto de los italianos tanto tiempo ha por la república, pensé que con la transición también se habían perdido estos títulos, pero no, ahí estaba el título. Este honor, según he sabido, es muy difícil que lo den a un ciudadano, debe ser un ciudadano demasiado ejemplar y destacado para recibirlo, y el Dr. muy modesto nunca se vanaglorió de esto, ni antes ni después de yo descubrirlo, lo que no hace más que engrandecer la calidad de su persona.
1859, los Cazadores de los Alpes venían desde Varese, y tras llegar a Malnate bajaron por Binago y Oligate, ahí dejó Garibaldi a Cosenz y un regimiento como estratagema para que los austriacos creyesen que querían atacar por el sur, luego regresó con los otros regimientos a Malnate y fue por el norte, pasando por Uggiate dirigiéndose hacia Cavallasca. Fue entonces cuando salimos de casa con el Dr. Massimo e iniciamos nuestra campaña hacia Como, cabalgando hasta encontrarnos en el camino con Garibaldi. Ahí íbamos los 3 montados a caballo: el condotiero Giuseppe Garibaldi, el Caballero Massimo Sanna, y yo, ahí junto a los 2 camino a Como, así de loco y fantástico.
Yo no habría sabido llegar, pero gracias a la guía del sabio Virgilio llegamos a Cavallasca a las 15 horas y asentándonos aquí como base, nos dirigimos a San Fermo. Sin embargo, la llegada a Como no iba a ser sencilla, pues en San Fermo nos esperaba Karl von Urban bloqueándonos el paso desde un puesto avanzado de las fuerzas austriacas, justo fortificadas en la Iglesia. Tendríamos que atacar. Médicis dirigía el ataque asesorado por el Dr. Massimo, Cenni atacaría desde la izquierda, Vacchieri bloquearía la retirada por la derecha y Carlos de Cristoforis dirigiría el ataque frontal, a este grupo me asignó Garibaldi. En ese momento comencé a cantar una canción que expresaba lo que yo, sin ser guerrero profesional, habría dicho a mi amada: "E se io muoio, da partigiano, o bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao, e se io muoio, da partigiano, tu mi devi seppellir, e seppellire, lassù in montagna, o bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao, e sepellire, lassù in montagna, sotto l'ombra di un bel fior", traduciendo, "Y si yo muero, como partisano, o bella adiós, bella adiós, bella adiós, adiós, adiós, y si yo muero como partisano, tú me debes sepultar, y sepultarme, allá en la montaña, o bella adiós, bella adiós, bella adiós, adiós, adiós, y sepultarme allá en la montaña, bajo la sombra de una bella flor".
Eran las 16:00 horas y nos preparábamos para el ataque sorpresa, pero todo salió mal, yo solo escuché unos disparos, supuestamente Cenni iba a darnos una señal con disparos, pero no eran esos, aun así avanzamos con De Cristoforis porque podría ser la señal de ataque y ellos necesitarnos, pero al estar al descubierto nos dispararon, especialmente letales eran los disparos desde el campanario de la Iglesia, que por cierto parece una rocosa fortaleza, y nos tuvimos que cubrir, a duras penas logramos sacar de la batalla de De Cristoforis mal herido, yo pude sentir su sangre en mis manos. Al darse cuenta de esto el Dr. Massimo le sugiere a Medicis avanzar con sus hombres por la izquierda para apoyar el ataque, y el Dr. Massimo le pide unos hombres para apoyar la derecha y así lo hace, entonces atacados por todos lados los soldados del campanario ya no se daban abasto y empiezan a replegarse, y es entonces que me levanto y les digo a los del frente que me sigan y logramos conquistar la posición.
Tras la victoria, al que sepultamos fue a De Cristoforis, y frente a la Iglesia se le erigió un monumento, mientras sonaba de fondo la canción "Tutte le genti, che passerano, o bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao, e la genti che passerano, gli diranno che bel fior, e quest'è il fiore, del partigiano, o bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao, quest'è il fiore del partigiano, morto per la libertà".Tras esto, y ante mi destacada participación en batalla, con el beneplácito de Giuseppe Garibaldi ahí presente, el Dr. Massimo como caballero me ordenó caballero, no fue en una venta ni el otorgante un ventero, sino frente a la Iglesia de San Fermo y un verdadero Caballero, y aunque no hay respaldo oficial de Estado alguno, considero que el beneplácito del mismísimo Garibaldi es suficiente para respaldar este título que con honor he de portar desfaciendo entuertos, defendiendo a los desamparados, salvando princesas, enfrentando las justas con valentía y rindiendo honor al enemigo caído.
Garibaldi se quedó organizando a sus tropas, mientras mi guía Virgilio y yo nos dirigimos hacia el lago de Como. Arribamos a Villa Olmo, a solo 3 quilómetros de Chiasso en la Confederación Suiza y 2 quilómetros de la Catedral de Como en Italia, a las orillas del hermoso lago de Como, con las boscosas montañas de fondo, y las poblaciones asentadas a sus orillas, probablemente el lago más bonito de Europa, superado solamente por el de Atitlán de aquellos que he visto, y esto a pesar de que el día estaba nublado y lluvioso. El agua se precipitó sobre nosotros, y mi preocupación era mi compañero de viaje, Virgilio, sin embargo, con una vida tan atlética como la que tuvo, creo que tenía una salud más poderosa que yo mismo.
La Villa Olmo es una residencia enorme, una mansión de estilo neoclásico compuesto, con un enorme jardín que da hacia el lago, jardín lleno de estatuas que me recuerdan a antiguos Dioses grecorromanos. Entrar a este palacio es una experiencia exultante. A veces hay muestras de museo aquí, pero no es necesario que haya alguna de estas para que valga la pena visitar este edificio, cuando pasamos había una muestra de arte contemporáneo que incluso me parece haber olvidado, pues mi atención estaba principalmente en el museo que el edificio es en sí mismo. Al entrar te reciben unas gradas rojas con alfombra roja, las formas arquitectónicas del interior son bien trabajadas, y los cielos siempre están adornados por pinturas altamente detalladas, esculturas y pinturas adornan cada estancia, e inclusive la mansión alberga un pequeño teatro con su propia platea y palco. Saliendo de aquí, a causa de la torrencial lluvia fue imposible caminar por el hermoso Paseo Lino Gelpi a orillas del lago con bellas mansiones a sus orillas, que no obstante es recomendado. Procedimos entonces a cabalgar de nuevo.
Nos unimos a Garibaldi que venía con su ejército de San Fermo, y entramos todos juntos a Como a las 21 horas. Como quería ser libre y parte de Italia, por ello los austriacos, al no haber podido detener a Garibaldi antes de llegar a la ciudad, decidieron replegarse y salir por el sur, pues sabían que los ciudadanos de Como no les serían leales, y no teniendo el apoyo de la propia ciudad sería más difícil organizar una defensa. Entramos juntos con Garibaldi y recorrimos someramente partes de la ciudad, principalmente los muros, torres y entradas antiguas que servían para la defensa de Como, muchas de ellas construidas por Federico Barbarroja. Yo tenía la intención de conocer a Federico Barbarroja, pensaba conocerlo en Aquisgrán junto a Carlomagno, sin embargo, lo terminé encontrando aquí, hospedado junto a su esposa Beatriz de Borgoña en el Castillo Baradelo que, con su imponente torre, desde la montaña, protege cual centinela la ciudad de Como.
Y fue así como me guio Virgilio a través de Como, que además fue mi benefactor con el libro de la Divina Comedia, cuando otro Dante como yo, guiado por otro Virgilio, narró sus aventuras al conocer entre otros sitios interesantes, el paraíso, mismo que he visitado yo este 2022, libro éste comentado, que es más comentario que libro, pues por cada estrofa del poema dantesco hay muchas páginas de explicación que de poema, ilustre obra que con tan doctos y explicativos comentarios me permite conocer de manera más profunda la obra del fundador cultural de la nación italiana. Fue también aquí, en Como, que pude conocer y compartir personalmente con Garibaldi, encontrarme por primera vez con Barbarroja y pude además ser ordenado Caballero. Al regreso el Dr. pone la radio y suena la canción de Antonello Venditti “Che fantástica storia è la vita”, canción que escuchándose de fondo coincidía con los momentos que vivía, cual si fuera la canción de fondo de la película de mi vida “ho sfidato il destino per la prima canzone, ho lasciato gli amici, ho perduto l’amore, e quando pensó che sia finita, è proprio allora hace comincia la salita, che fantástica storia è la vita.”
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Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del Corazón
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