ARMONIOSA MILÁN
PARTE 2: ENCUENTRO CON MINERVA Y MANZONI
IV. El Bulevar de los Sueños Cumplidos
Saliendo de la Iglesia sobre la Plaza del Duomo, de frente queda la Plaza de los Mercantes, a la izquierda el Palacio Real de Milán, a la derecha la Galería de Milán, enorme, por cierto, pero con un frente muy familiar, cual si del Pasaje Enríquez de mi ciudad de Quetzaltenango se tratase, pero hecho en tamaño gigante. Ya regresaremos a ella, pero ahora, si uno va aquí a la calle que se encuentra entre la Catedral y la Galería, uno puede ir caminando a un costado de la Catedral admirando su arquitectura y sus esculturas, llegando hasta la parte de atrás.
Estando aquí, donde finaliza el Curso Víctor Manuel II, viendo desde atrás la Catedral, fue esta la primera vista que tuve yo de la Catedral, pues fue por esta calle que entré por primera vez al centro de Milán. Cuando uno viene del curso Víctor Manuel II la calle viene en diagonal es relativamente estrecha y los edificios lo suficientemente altos como para no anunciarnos lo que viene, si bien uno que sabe a dónde se dirige no hace más que aumentar la tensión de la expectativa. Desde lejos no se ve la Plaza Duomo y apenas se ve una fracción de la Catedral, pero cuando comencé a ver la Catedral ya tan cerca y descubrirla tan enorme, mi corazón comenzó a palpitar más rápidamente. Una emoción llenaba mi alma de alegría y admiración al ver tan majestuosa Catedral.
A lo largo de toda esta calle se ponen muchos artistas a presentar su arte, recuerdo que justo en esta parte se encontraba un músico que tocaba la canción de “Boulevard of Broken Dreams”, del grupo Green Day, es decir, el bulevar de los sueños rotos, una canción que sonaba de fondo a mi experiencia, que era como ser el protagonista de una película, pero que en mi mente se interpretaba como el bulevar de los sueños cumplidos.
Si continuamos por el Curso Víctor Manuel II, probablemente la calle más llena de vida de Milán, en algún momento nos encontraremos a la derecha la Galería del Curso, una galería estrecha y larga de un solo corredor con techo de bigas de metal y vidrio curvo, que tras atravesarla, al llegar al final, arriba uno a la Plaza de César Beccaria, donde se encuentra la estatua del conocido jurista y filósofo humanista ilustrado César Bonesana marqués de Beccaria. Aquí podemos ir a la Vía César Beccaria y si nos seguimos alejando de la Vía Víctor Manuel II iremos hacia algunos edificios de justicia y doblando a la derecha llegaremos a la Plaza Fontana seguido de lo cual llegaríamos por detrás a la otra esquina de la Catedral de Milán; si en cambio vamos por la Vía César Beccaria en dirección de regreso, volveremos a la Vía Víctor Manuel II un tramo antes de donde hemos tomado la Galería.
Si continuamos alejándonos del centro, después de pasar la entrada a la Galería del Curso, nos encontraremos a la izquierda la enorme Basílica de San Carlos en el Curso, con una Cúpula enorme y una gran cantidad de columnas, tanto en la estructura central como en las laterales que en su centro albergan la llamada Plaza San Carlos. Finalizando esta vía llegaremos finalmente a la Fontana de San Babilas. Si uno viene desde esta calle, es esta Fontana la que anuncia lo cerca que uno está de la Plaza del Duomo, y fue avanzando desde aquí por el Curso Víctor Manuel II que en determinado momento veo en uno de los enormes rótulos donde se anuncian las marcas más prestigiosas de Milán, capital de la moda y el lujo, el anuncio del Ron Zacapa Centenario, de mi tierra, poniendo en alto el nombre de Guatemala. En lo particular yo llevaba café de mi tierra, que puede que nadie lo prepare y lo beba tan bien como los italianos, pero nadie lo produce de forma más exquisita y de calidad que los guatemaltecos, una alianza digna de dos grandes naciones.
V. Navegando por un río de Vino Blanco hacia los Jardines Monumentales
Aquí en San Babilas inicia una calle mucho más amplia que en el primer gran tramo se llamará Curso Venecia, y más allá Curso Buenos Aires, siendo esta la calle que más recorrí las diferentes veces que visité Milán, si no mal recuerdo estuve aquí 5 ocasiones. Esta calle es de mis favoritas, es una calle amplia y recta que no parece tener final, la gente aquí se mueve en metro perdiéndose una vista maravillosa, si bien no me convenía por razones económicas, aun teniendo el dinero y salvo razones de salud o venir de lugares de las afueras, yo recomendaría recorrer Milán entera a pie. Esta calle es una calle muy viva, llena de gente de todo tipo, uno no se siente un extraño aquí, y recorrerla es como navegar a través de un largo río de vino blanco, que en el trayecto sin embriagarte te eleva a lo sublime.
Al extremo de esta calle desde donde venimos encontramos a nuestro lado derecho la medieval Basílica de San Babilas dedicada a San Babilas de Antioquía, frente a la cual se encuentra la Columna del León. Continuando el camino lleno de edificios grandes, palacios y tiendas a los lados, siempre con una arquitectura armoniosa al centro de Milán, antes de la primera esquina encontraremos a la izquierda una puerta con unas grandes esculturas a los lados, aunque no pude averiguar qué era, si lo sabes puedes comentarlo. En el primer semáforo a la izquierda estaría la Vía Senado que lleva al Palacio del Senado, aunque antes, en la primera cuadra a la derecha se encuentra un templo de la Iglesia Ortodoxa Copta dedicada a San Pedro Celestino, iglesia del cristianismo oriental pero no del ortodoxo constantinopolitano, sino los herederos del Patriarcado de Alejandría, en Egipto, con muchas tradiciones antiguas que recuerdan al judaísmo, y que hoy en día son la mayoría religiosa en Etiopía y Eritrea.
Aquí esperando a que ese dinosaurio se las coma |
Al final del Curso Venecia se encuentra un enorme Parque llamado Jardínes Indro Montanelli, donde se encuentra primero el Museo Cívico de Historia Natural, un enorme palacio muy bello, con un pequeño dinosaurio y venado como esculturas al frente, y en la otra esquina el pequeño Planetario Cívico Ulrico Hoepli, en el parque hay también estatuas de diversos personajes como el astrónomo y físico raguseo jesuita Ruggiero Giuseppe Boscovich, el geólogo y sacerdote italiano partidario de la unificación italiana Antonio Stroppani, el político y condotiero italiano Giuseppe Sirtori o el periodista italiano Ernesto Teodoro Moneta, de la misma profesión que Indro Montanelli, también periodista que da nombre al parque y cuya estatua se encuentra al fondo a la izquierda, al suroccidente, esquina por la cual si uno sale del parque llegará a la Plaza Cavour donde se encuentra la estatua de uno de los padres políticos de la nación italiana, Camilo Benso, Conde de Cavour. El parque tiene una laguna en medio, y al fondo al centro hay una fuente y detrás de la fuente la estatua del santo Antonio Rosmini, filósofo, teólogo y sacerdote italiano, detrás del cual se yergue el Palacio Dugnani de estilo rococó.
VI. Mi Encuentro con la Diosa Minerva
El final de esta calle de Curso Venecia que en su tramo izquierdo tiene este parque, se da en un entrecruce de diversas calles, quedándonos al frente la maravillosa y majestuosa Puerta Venecia, que divide el Curso Venecia del Curso Buenos Aires. La Puerta Venecia a diferencia de la mayoría de las demás puertas, no es un arco, sino son dos edificios grandes que quedan uno a cada lado de la calle, muy parecidos, cual si fueran espejos, de estilo neoclásico, con columnas bastante sobrias, yo diría dórico aunque con lisas y con bases, y un decorado de las paredes bastante ornamentado de formas y líneas, con algunos relieves, y destacando las estatuas de 8 personajes, a mi criterio Dioses grecorromanos, en las calles tangentes a la calle que recorremos, dos a cada lado de cada edificio. Los edificios tienen pasillos laterales y gradas centrales con puertas, pero están cerrados. Las 4 estatuas del lado del Curso Venecia me parecen femeninas, las 4 del lado del Curso Buenos Aires son masculinas las que quedan hacia el noroccidente y femeninas las que quedan al suroriente.
De todo el conjunto mi favorita es sin duda Minerva, que la reconozco por su casco hoplita, y que es la estatua más central de las 2 femeninas que ven hacia el Curso Buenos Aires. Quien diría que en este viaje tendría la oportunidad posteriormente de conocer a Minerva con su nombre de Atenea, tanto en Diosa como en persona, solo que no griega ni romana sino gala. De ahí que no sé si este encuentro con Minerva haya sido un elemento más que trajo a mi memoria el Templo a Minerva que en mi ciudad de Quetzaltenango está erigido en honor a tan inspiradora Diosa, evidenciando lo grecorromana que es mi ciudad tan lejana, o fue una señal, un buen augurio de la Diosa que estaba destinado a conocer, tan intelectual como solo la sabia Atenea puede ser, y a la vez tan bella y luminosa, como solo la soberbia Atenea de cabellos dorados sabe brillar.
VII. Río de Vino Blanco hacia Memorables Amistades
Aquí continúa el recorrido por el Curso Buenos Aires, natural extensión del Curso Venecia, y que lleva en su identificativo el nombre de la ciudad homónima de Buenos Aires, de las ciudades de América que todavía no conozco la que más me encantaría conocer, talvez porque es la ciudad más italiana de América, donde el tango y el vino son el más sublime placer. Uno puede seguir por el largo Curso Buenos Aires que es precioso, mas si uno quiere explorar un poco más, puede desviarse justo cuando llega a las vías del tren, cruza uno a la derecha, al sureste, y al finalizar la primera cuadra cruza hacia la izquierda, y entonces se encuentra uno la hermosa y amplia Plaza Santa Francesca Romana, a cuyo fondo se levanta la bonita Iglesia de Santa Francesca Romana. Aquí uno puede seguir por la calle del costado sobre Vía Lázaro Spallanzani hasta el tope y luego volver al Curso Buenos Aires, o bien volver directamente por la calle que surge del costado de la Iglesia.
El final de este curso Buenos Aires lo tenemos entre Lima y Loreto, sector en el que residí las veces que estuve en Milán. Me quedé en diferentes lugares las diversas veces que estuve en Milán, en total estuve en 3 sitios. Me quedé en 2 hostales con habitación compartida y cocina compartida, uno cerca de Loreto llamado Koala Hostel, otro cerca de Lima llamado Coconut, el primero es el hostal céntrico más barato de Milán, las camas en las habitaciones compartidas no son tan privadas, la calefacción es mala, a veces las tarjetas para pasar no funcionan, tiene instalaciones poco cómodas y poco bellas, en todo esto le gana Coconut que además está más cerca de la estación de tren, sin embargo, aunque no veo nada malo de quedarse en Coconut si no hay espacio en Koala, yo recomendaría antes Koala que Coconut, ¿por qué?, este último es el doble del precio, no siempre hay alguien en la recepción y el ambiente social es más apagado, todo lo que en Koala es mejor, si bien Coconut es más barato que todos alrededor, se me hace aún demasiado caro para el servicio, Koala no tiene el mejor servicio pero te están dando lo que pagas, para alguien como yo que no me quedé tirado en la calle solo porque no quería que me robaran las maletas, hasta de más me dieron, y la atención a mi persona fue de lo mejor, además tiene un ambiente cálido donde agrada estar, parece que hay lugares igual de baratos cerca pero solo para mujeres, no sé si por discriminación a nosotros los hombres o les cobran de otra manera…, pero aquí no discriminan, por lo que es aún mejor. Dije 3 ¿cierto?, bueno el otro lugar fue mil veces mejor pero no lo comentaré ya que no está disponible, tiene que ver con la historia de Manzoni, no sé si lo comentaré al abordar esa anécdota.
Por esta zona es donde más amigos conocí. En Koala me hice amigo de la señora que atendía, la llamaré la Duquesa de Loreto, muy amable la viejita, aunque probablemente algunos no coincidirían conmigo, aunque había gente que hablaba otros idiomas, cuando ella atendía había problema porque ella solo hablaba italiano y no entendía a los extranjeros, y se enojaba mucho, regañaba a los clientes y a los trabajadores, pero los regañaba de una manera muy italiana, y yo me moría de la risa. A veces iba al comedor y cuando ella estaba me gustaba quedarme viendo hacia la recepción para ver a quién regañaba, al verla enojada como el estereotipo de los italianos enojados, pensaba, aquí sí siento que estoy en Italia. Sus enojos no eran de mala fe, lo que pasa es que la gente no tiene paciencia ni con los viejitos ni con los niños, yo cuando traté con ella, cuando ella no podía o no sabía hacer algo yo ayudaba con alternativas y siempre con amabilidad, y ella me trató muy bien, de hecho, en una siguiente ocasión que llegué ella misma me consiguió una cama mejor, me atendía mejor que todos los jóvenes de este y del otro hostal, que me parece como que ambos fueran del mismo dueño. Solo es de tener paciencia.
Fue por esta señora que conocí a un amigo ruso, más bien bielorruso o ruso que vive en Bielorrusia, y lo conocí porque la señora italiana lo estaba regañando, él no sabía italiano y apenas sabía inglés, ella no sabía inglés ni ruso, así que intervine, con mi mal ruso, mi mal inglés y mi mejor italiano además de con paciencia les ayudé a entenderse, y así entablamos una amistad con la que nos mensajeamos un tiempo comentando algunos lugares que visitábamos y practicando él su inglés y yo mi ruso.
Conocí un hindú, Srinivas Peddi, que vivía en Alemania y que había ido de vacaciones a Italia, con un itinerario similar al mío en este país. Conocí también un trabajador italiano que, si no mal recuerdo es conductor de camión, Enrico, que estaba ahí por trabajo y a quien lamentablemente una chica le acababa de romper el corazón y yo traté de apoyarle. Había también un colombiano, Sebastián, que había ido a estudiar moda a Milán, y al parecer solo estaba ahí por los estudios, le ofrecían quedarse, pero no le gustaba Milán, quería regresar a Colombia, no le gustaba cómo era la gente europea ni el ambiente, y a mí me encantaba, ¡con esa oportunidad!, yo hubiera querido cambiar con él, yo si me hubiesen dado una oportunidad me habría quedado sin pensarlo. Aquí también conocí a un par de argentinos, uno llamado Ismael y otro llamado Rodrigo. Pero quizá el amigo más especial haya sido Rodrigo.
Rodrigo es un argentino que estaba viviendo una historia casi tan épica como la mía, otro loco Quijote. Recuerdo que platicamos en el comedor de Koala, y él me platicó su historia, él era un emprendedor argentino, inició un negocio, pero vino la pandemia y quebró. Entonces decidió irse a Europa con todo lo que tenía, iba viajando, así como yo, a lo pobre, se quería quedar a dormir en la estación de París, como yo en varias estaciones, pero no sabía que la cerraban, así que se tuvo que quedar en la calle y le robaron casi todo lo que tenía, incluido el celular. Haciendo una gran travesía llegó hasta Milán, no sé cómo. Yo le platiqué mi historia de mi sueño cumplido, ambos estábamos muy felices, a él no le importaba haber perdido todo, él estaba en una renovación espiritual, me hablaba del yoga y de lo sobrenatural, él trataba de convencerme, yo un escéptico más materialista no coincidía y le rebatía, sin embargo ambos nos agradábamos y ambos estábamos viviendo una felicidad plena, yo una felicidad más hedonista, soberbia o nietzscheana, él una felicidad más ataráxica, armoniosa, meditativa, yo una felicidad occidental, él una felicidad más oriental. Antes de irme le di un lapicero de Guatemala con grabado típico, él se emocionó mucho y me lo agradeció grandemente, él pensaba que era el destino ya que él llevaba una libreta y un lapicero especial para el viaje, y en París le habían robado justo el lapicero, y siendo especial el lapicero que yo le regalaba, él sentía que una fuerza superior me había llevado ahí para dárselo. Amigo, si lees esto te mando un fuerte abrazo, te recordé cuando estuve en Florencia y vi un centro de yoga en una calle, si le llegué a tomar foto y lo encuentro te la enviaré, pero quedaba del lado occidental del río, tras atravesar el Ponte Vecchio, se cruza a la izquierda, se avanza hasta más allá del Puente de alle Grazie, y se llega hasta la calle de San Niccolo, sobre esa calle quedaba. Es Rodrigo, por tanto, otro personaje importante de mis aventuras como Caballero Andante, el Maestro Rodrigo, dominador de las artes orientales.
En el Coconut conocí a un amigo afgano que era muy gentil, muy servicial, no sé siquiera su nombre, pero una gran persona. Conocí también ahí a un francés que llegaba a Italia a hacer turismo en sus vacaciones, Pierre Estadieu. Y luego una amiga chilena que estaba haciendo un viaje sola como yo, aunque más corrido a mi parecer, que avanzó a tan gran velocidad que me dejó en una en una nube de polvo de lo rápido que siguió. Recuerdo que me contactó para ver si compartíamos el pago de un lugar en Florencia cuando ella llegó allá, pero estaba muy caro y muy lejos para mí que no usaba buses sino solo trenes, luego me contactó cuando venía de regreso por Berlín para ver dónde yo estaba, pero yo todavía no había llegado a Alemania. Algo que ella tenía era que tenía un acento y un lenguaje muy chilenos, no había ni qué preguntarle de donde era, yo se lo hice ver pero creo que no me comprendió, y es que por los memes de lo peculiar que es el lenguaje chileno, con ella lo comprobé que es cierto. Su nombre es Fernanda, y sería ella quien me daría una de las mejores sugerencias de viaje, sugiriéndome visitar Verona, ciudad que no estaba en mis planes y que fue grandioso conocer.
Con Fernanda fuimos a su iniciativa por primera vez a un lugar llamado Kebab Istanbul, sobre la calle Vitrubio, entre Lima y la Estación Central, yo jamás había ido a un Kebab en mi vida, ni siquiera sabía qué era un Kebab, así que pedí pizza. Pero en este lugar atendían unos turcos que me parece que eran todos familia, y en especial había un señor muy agradable que siempre atendía con una sonrisa que fue otro amigo que hice. Yo regresaría varias veces a comer aquí, y probaría por primera vez algo llamado “café turco” y algo llamado “té turco”. Recomiendo este sitio, uno de los lugares más baratos y con comida abundante y de calidad, no es un lugar para llevar a una princesa, pero para un vagabundo trotamundos como yo un lugar maravilloso, incluso las instalaciones y la atención son mejores que otros Kebabs, diría incluso que el servicio está por encima del precio, recomendado.
VIII. Entrada Triunfal y el Bosque que asciende hasta el Cielo
De la rotonda de la Plaza Loreto uno puede tomar el Viale Andrea Doria para llegar hasta la Estación Central de Milán, aunque a mi criterio es mucho más bonito caminar por el Curso Buenos Aires de regreso hasta la zona de Lima y cruzar ahí hacia Vía Vitruvio, apellido del ilustre arquitecto romano gracias al cual sabemos tanto de la arquitectura clásica grecorromana, y por esta calle bastante bonita llega uno finalmente a la Estación Central de Milán, cuya fachada y frente parece un museo lleno de esculturas y relieves, es todo un monumento, pocas estaciones de tren son tan monumentales, las centrales de tren no tienden a ser un lugar bonito para visitar y va uno ahí solo porque va a tomar el tren, pero la estación de Milán es una de las destacables excepciones, que aun no habiendo llegado en tren, sería muy recomendable visitar y contemplar admirado.
Es esta estación el lugar que me recibió, aunque provenía de detrás de los Alpes como Aníbal, fui recibido como si fuese yo un Emperador Romano, en esta estación que más parece un Palacio. De esta estación, si uno va a la izquierda llega al Curso Buenos Aires. Hacia el frente, después de caminar mucho, mucho, llegaría uno a la rotonda Cairoli a la que iremos más adelante. Si en cambio uno sigue en diagonal a la derecha por la Vía Juan Bautista Pirelli terminará uno llegando a un enorme parque rodeado de altos edificios.
Hay bastantes calles peatonales que atraviesan este parque, y aunque es grande, se puede ver el final. Hay varios campos llenos de flores, diría que es un parque que tiene más flores que árboles. En un alto edificio que parece en construcción en la esquina oriente había un enorme rótulo con una chica de falda y camisa vestida como estudiante sobrepuesta a una chica de chumpa de cuero con un arma y que decía en italiano “El primer amor/crimen no se olvida nunca”, pero con las letras de las palabras amor y crimen sobrepuestas como si fuese una sola palabra; parece ser que es una serie grabada en Milán. En la esquina noroccidente, mientras tanto, se puede ver un edificio alto, alto, lleno de árboles que suben hasta el cielo, algo que nunca había visto ni imaginado, y que es llamado “El Bosque Vertical”. Vi desde el parque otros 2 edificios en otra dirección de estructura similar, pero sin árboles, talvez sean nuevos bosques verticales que desarrollarán…
Yendo hacia el sur llega uno a un camino peatonal que va entrando en medio de altos rascacielos, aunque el edificio más bonito aquí a mi criterio es el pequeño edificio de IBM, que parece un canasto de mimbre puesto de cabeza, con una forma curva muy original, y que no parece llegar a más de 2 o 3 niveles, teniendo una altura bastante asimétrica entre lado y lado. Cruzando desde este edificio de canasto hacia la izquierda, hacia el sudeste, podemos tomar 2 caminos, bajar las escaleras de la izquierda y cruzar a la derecha por la calle bajo el puente peatonal, sobre la Vía Melchiorre Gioia, y ver un par de edificios algo más antiguos al costado derecho, o bien cruzar al costado izquierdo de la calle, caminar hasta la intersección y cruzar a la izquierda por donde llegaríamos hasta el Curso Buenos Aires; o el otro camino, que en vez de bajar las gradas seguiríamos cruzando el puentecillo, llamado Pasarela Gioia, que nos continúa llevando por calles peatonales. Al estar del otro lado, en vez de seguir el camino recto podemos cruzar a la derecha, bajamos ahí las gradas y luego seguimos recto por la Vía Américo Vespucio que nos llevará hasta la Puerta Nueva, un muy bello arco medieval neoclásico rojizo que era una entrada a la ciudad rodeada por los muros españoles, con dos pequeños edificios a los lados que son la extensión de la estructura del arco, del mismo material y con columnas, aunque hoy cerrados.
IX. Oasis Pintoresco en medio de la ciudad
De aquí podríamos ir recto por el Viale Monte Grappa hasta la Vía Melchiorre Gioia, que sería el lugar a donde habríamos llegado si bajábamos las gradas y cruzábamos a la derecha bajo el puentecillo. Parados aquí, si seguimos recto llegaremos a Porta Garibaldi, pero en vez de ello podemos cruzar a la derecha y luego en la primera calle a la izquierda, no callejón, calle, llamada Vía Carlo de Cristoforis, y esto para llegar al principio del Curso Como que vale la pena. Cuando llegamos al Curso Como, que nos queda a la izquierda, a la derecha hay una calle peatonal que sube hacia un edificio moderno que está abierto al público, ahí entraremos a un anillo de edificios altos y si continuamos llegaremos al edificio canasto de IBM. Pero más interesante y bello es cruzar a la izquierda por el Curso Como, calle peatonal estrecha en comparación a las calles de la zona, pero suficientemente amplia como para caminar libremente al tiempo que hay mesas para comer al aire libre; es una calle larga, larga, a cuyos lados yacen edificios poco altos y más antiguos que los de la zona, donde se encuentran restaurantes, y en algún punto encontrará uno una fontana.
Al final del Curso Como llegaremos a la Puerta Garibaldi, un arco más moderno que el de Puerta Nueva, de estilo neoclásico con columnas dóricas ralladas y un decorado en relieves y con líneas similar al decorado de Puerta Venecia, es un arco menos extenso que el de Puerta Nueva, pero mejor acabado, encontrándose a cada uno de sus lados un edificio neoclásico de arquitectura similar, ambos edificios viendo hacia el arco con un frente central a estilo de templo griego, ambos cerrados cuando pasé, y que a diferencia del Arco de Puerta Nueva no forman parte de la estructura del arco pero sí del complejo arquitectónico de Puerta Garibaldi, apellido del condotiero italiano que dicho sea de paso, también da nombre a uno de los barrios de mi ciudad, tan influenciada por arquitectos, escultores y empresarios italianos que enamorados de mi tierra decidieron hacer de Quetzaltenango su hogar, y aunque esta tierra fue habitada antes por mayas y luego más precisamente fundada en su forma actual por españoles, podríamos decir que fue erigida en cierta manera por italianos, de ahí que seamos la única población fuera de la capital con un Consulado de la República de Italia desde hace más de un siglo.
Desde Puerta Garibaldi podríamos seguir hacia el oriente sea por el Viale Monte Grappa o por el Viale Bastiones Puerta Nueva y por ambas llegaríamos primero a Puerta Nueva y luego a Puerta Venecia. Si vamos hacia el sur, sea por Curso Garibaldi y luego cruzando a Vía Estatuto y luego Vía Solferino, o tomando directamente la Vía Solferino entre Puerta Garibaldi y Puerta Nueva, y al final de esta Vía seguir recto por Vía Brera, llegaríamos hasta la Pinacoteca Brera, museo que surgiría como filial del Museo de Louvre, y donde se dice que se hospedó Napoleón. Si en cambio seguimos hacia el poniente, sea en la continuación del Viale Monte Grappa llamado Viale Pasubio, o en la continuación de Bastiones Puerta Nueva que es el Viale Francesco Crispi, llegaremos igualmente a la Vía Alejandro Volta, que yendo hacia el noroccidente nos llevará finalmente hasta el Cementerio Monumental de Milán.
X. Inspiración Más Allá de la Vida
Estando de frente al Cementerio Monumental de Milán se encuentra uno ante una aventura sin fin llena de edificios de arquitectura imponente y un museo lleno de esculturas sin igual. Lo recibe uno un Palacio Enorme, por el que deberemos subir las gradas, y en la habitación central, entrando al Famedio o Salón de la Fama, de un interior amplio y altísimo donde se encuentran grandes personajes. Son muchos los que han estado o están actualmente ahí, y para mi grata sorpresa los escritores son comunes aquí, a tal punto que parece que los hubiesen elegido para representar mis estilos literarios, sea por casualidad o destino, y así tenemos a Carlos Cattaneo que escribía filosofía, estuvo también César Cantú que escribía historia, está el premio Nobel de Literatura Salvador Cuasimodo que escribía poesía, aunque en lo personal me identifico mucho más con el novelista Alejandro Manzoni, hijo de Julia Beccaria, escritor nieto de César Beccaria, nieto de un ilustre jurista al igual que yo que también soy escritor nieto de un célebre jurista, José León Elizondo Montoya, y además siendo Manzoni un escritor romántico en sus relatos y novelas, al igual que yo, siendo su obra cumbre Los Novios, la historia de amor entre Lucía y Renzo que llevaría a Manzoni a ser el más célebre literato italiano moderno, convirtiéndose en el cuarto clásico sumándose a Dante, Boccaccio y Petrarca.
Aquí platiqué con Manzoni, y este me dijo que su obra la escribió no como ficción romántica histórica, sino más bien como una profecía de la historia que yo mismo viviría aquí en Milán, ya tantos años ha él me había anunciado, si bien los protagonistas no serían milaneses, sino él hispano y ella eslava, aunque el cumplimiento de esta profecía la contaré en un próximo capítulo así que sigue mis publicaciones.
Aquí en el Famedio, ante tan célebres colegas, y aunque preferiría no morir jamás, si aquel día ha de llegar, ojalá para aquel momento fuese yo tan grande que pudiese crear una obra tan mítica que mereciese tamaño honor de acompañar a estos gigantes entre estas paredes doradas bajo el cielo de este techo de bello decorado azul, y eso solo si no hay Lucía tan digna de amor que hiciese a este Renzo rechazar tal honor, que sé que para alcanzarlo me faltaría mucho recorrido y suerte, y acompañarla a ella incluso después de la muerte.
"Hemos jurado amarnos hasta la muerte, y si los muertos aman, después de muertos, amarnos más" |
Esta fue la escultura que más me gustó. Así me gustaría verlas ante mí, aunque todavía no haya muerto, jajaja. |
Este es solo el principio, podría escribirse un libro entero sobre este cementerio. Sin salir del Palacio hay corredores a ambos lados con columnas y desde donde se puede ver las afueras o el interior según hacia donde uno mire, y a lo largo de los pasillos esculturas tras esculturas que van conformando todo un museo. Y a cada tanto, hay esquinas donde uno puede cruzar y se abre otro corredor de esculturas, algunos pasillos salen hacia el exterior, otros entran hacia el interior, hay a cada lado un cuadrado de pasillos por los que uno puede girar, y al final de cada pasillo que entra al interior hay gradas para bajar y entrar ya al cementerio propiamente, o si uno cruza hacia uno de los lados puede seguir caminando uno sobre los muros aunque ya sin estatuas, y podría uno caminar más allá observando el interior del cementerio y bajar más adelante, al menos en teoría, ya que en esta parte de muro no se podía pasar.
También puede uno, si quiere, después de pasar por el Salón de la fama, bajar por las gradas centrales al otro lado, donde comienzan los jardines de largas calles y avenidas por las que uno puede recorrer el cementerio. Al fondo puede uno ver el final de la calzada, donde se yergue un edificio grande de colores y arquitectura similar al Palacio de donde hemos entrado, si caminamos y caminamos, y caminamos y caminamos, alcanzando el horizonte, podremos subir las gradas de este edificio y al subirlo darnos cuenta que no es el final, sino la mitad apenas del cementerio. Detrás de este edificio hay una espiral ascendente a manera de obelisco donde están esculpidos los pasos del viacrucis, pero el relieve no está sobre plano, sino que está sobre vacío, es decir, se puede ver a través del relieve, lo que lo hace una estructura interesante. Si uno siguiera recto llegaría hasta el neoclásico Templo Crematorio que sí es el final del Cementerio.
Si entrando uno después del Hemiciclo, en la primera gran calle horizontal cruza uno a la izquierda, al final podrá uno llegar hasta una Última Cena esculpida en estatuas en tamaño grande, casi tamaño real diría yo, sería un lugar importante de ver. Yo no alcancé a recorrer el Cementerio entero, es infinito, mi recomendación sería tomar un día entero y ver todos los itinerarios y monumentos destacados en la página oficial, yo llegué en la tarde y sin recorrido pensado, lo que no me permitió conocerlo a profundidad.
¿Quieres saber cómo me convertí en Duque de Milán? ¿Encontré alguna princesa para salvar? ¿Conquisté algún castillo? ¿Quieres saber cuáles fueron los 2 grandes personajes que conocí, uno un artista, otro un héroe? ¿Quieres conocer la parte más seductora, femenina y musical de Milán? ¿Qué hacen dos jinetes a la sombra del arco triunfal más grande de Milán? Todo esto y más en la continuación de este recorrido por Milán. Sígueme en el blog y redes sociales para enterarte de las próximas publicaciones.
Pintando con palabras y sueños
Desde el tintero del Corazón
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