Qué sabroso son los zapatos viejos, pero no entre el frijol por supuesto, sino cuando se ponen después de haber tenido puestos unos nuevos, ¿a lo experimentaron ustedes alguna vez? Yo, varias, y la última de ellas fue un 14 de diciembre cuando nos preparábamos para asistir a una fiesta familiar a la que de todos modos había que ir con ropa y zapatos domingueros. Así que mientras la señora terminaba de arreglarse frente al espejo, yo aprovechaba para amansar un poco más unos botines que por cierto, me habían dejado agotado con motivo de la recién pasada celebración Guadalupana.
Realmente pensaba en el martirio que durante la reunión tendría que soportar por los susodichos botines y pensando cómo evitarme tan tremendo sacrificio así, de repente, me recordé de otros que desde hacía rato tenía abandonados debajo de mi cama. Ni tardo ni perezoso, linterna en mano, me tiré El clavadito debajo de mi humilde lecho, y ahí, entre ruinas zapatiles, arañas y cucarachas medio dormidas, encontré los que buscaba. ¡Qué alegría! Todavía estaban en condiciones de servirme, después de tantos años de hacerlo fiel y desinteresadamente. Una desempolvada, un poquito de saliva y listos. ¡Qué alivio! Fuimos a la fiesta, regresamos y creo que hasta me quedé a dormir con ellos puestos.
Realmente pensaba en el martirio que durante la reunión tendría que soportar por los susodichos botines y pensando cómo evitarme tan tremendo sacrificio así, de repente, me recordé de otros que desde hacía rato tenía abandonados debajo de mi cama. Ni tardo ni perezoso, linterna en mano, me tiré El clavadito debajo de mi humilde lecho, y ahí, entre ruinas zapatiles, arañas y cucarachas medio dormidas, encontré los que buscaba. ¡Qué alegría! Todavía estaban en condiciones de servirme, después de tantos años de hacerlo fiel y desinteresadamente. Una desempolvada, un poquito de saliva y listos. ¡Qué alivio! Fuimos a la fiesta, regresamos y creo que hasta me quedé a dormir con ellos puestos.
- Florencio Mendoza Granados
- San Antonio Husita, Huehuetenango
- Del libro: "Lo cierto es que tengo mis dudas...", página 48
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