Una Obligación Dictada Por Tu Propio Corazón
―Maestro, tú no eres un trabajador cualquiera, tú eres un trabajador especial, y no lo decimos con tono despectivo hacia los demás trabajadores, del campo, del taller, de la fábrica, del laboratorio, de la oficina o del despacho; sino por la naturaleza de tu labor, porque ésta no la realizas con herramientas ni materiales con los que se hace un trabajo manual o mecánico cualquiera, ni siquiera utilizando los sorprendentes adelantos tecnológicos.
―Tú no empleas en tu profesión tales elementos, mas que para ilustrar y hacer mas efectivas tus enseñanzas; tu herramienta principal es tu inteligencia, tu capacidad, tu vocación, y el convencimiento pleno de que tu deber es formar conciencias y seres mas humanos y responsables de su misión en un mundo tan lleno de maldad.
―Tu obra es grandiosa, trascendental, invaluable, porque con tu dedicación y entrega, tienes que dotar a tus alumnos, que son verdadera razón de tu ministerio, del instrumental adecuado y necesario, para hacer de ellos sujetos responsables de su función como integrantes de una sociedad, y futuros conductores de su destino.
―Es tu responsabilidad entonces, modelar con amor y mucho cuidado, el carácter de tus discípulos, su temperamento, sus sentimientos, su personalidad, para hacer de ellos auténticos valores, capaces de poner también su capacidad al servicio de sus semejantes; por lo que en su bagaje de conocimientos tienen que ir incluidos los ingredientes suficientes para desempeñarse como ciudadanos realmente útiles.
―Recuerda siempre que como parte de tu función educadora, tienes que ser un líder, un amigo que sea ejemplo de humildad y sencillez, de templanza y de rectitud; digno conductor de una comunidad necesitada de tu orientación, sin esperar a cambio aplausos ni reconocimientos, sino la íntima satisfacción de estar cumpliendo con una obligación dictada por tu propio corazón.
―Por último, demuestra que el cartón que recibiste, no es solo para lucirlo en un lugar visible de tu casa, colocado en un marco dorado, es fundamentalmente para recordarte que lo pusiste ahí, para que a la vez tengas presente que el mismo es un preciado distintivo al que debes darle lucimiento permanente con tu intachable conducta de Maestro.
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala, Junio de 2011
Compendio Cálidos Versos
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