Nuestra Señora de Guadalupe
Juan Diego hijo tuyo madre mía, a quien tú llamaste en el cerro Tepeyac por su nombre, como no se asombraría con tal sobrehumana belleza y tan brillante hermoso vestido rojo el cual portabas, que dicha la de aquel indio poder contemplarte madre mía, quien fuera él para admirarte y escuchar tu amable y delicada voz cuando le dijiste: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la
siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo
vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar
todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra
y a todos los que me invoquen y en Mí confíen."
Yo confío en ti ¡Oh Madre mía! y te tengo una gran devoción,
agradezco infinitamente todos tus milagros y bendiciones.
María siempre Virgen, madre de todos nosotros, cual grande
tu belleza, morena tu piel, madre amorosa y amable, Virgen concebida sin pecado
original, madre admirable, generoso es tu corazón, cuanto amor cabe en él para
toda la humanidad.
¡Oh madre amorosa y buena! en el Tepeyac inicia esta hermosa
historia, que quedará para siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón.
Hoy te rezo a ti mi Virgen de Guadalupe, haz realidad todos
nuestros sueños, despierta en nosotros la alegría y la esperanza de una buena
vida en cada amanecer, abrázanos con tu amor cálido, ten compasión de nosotros
que somos tus hijos y llevamos a Jesús Fruto bendito de vientre, ¡Oh clemente!
¡Oh piadosa! ¡Oh Virgen María, madre de Dios!
Mi corazón no se entristece, ¿Acaso no estás tú aquí, que
eres mi madre?
Sueños de Escritora.
Comentarios
Publicar un comentario