¿DE QUÉ SE RÍE?
Dice un dicho popular que el que solo se ríe de sus mañas se acuerda, y tal aseveración es verdad hasta cierto punto, ya que no siempre es así porque usted a veces se ríe solo pero porque se acordó de algo que le provocó risa en aquel momento y seguirá provocando cada vez que se acuerde de ese algo, que no es precisamente secreto sino un hecho chistoso que perfectamente se lo puede contar a cualquiera, pero si usted esboza una ligera sonrisa, así imperceptible, esa sí de seguro se la provocará el recuerdo de alguna su aventura, muy íntima y por lo mismo, secreta, difícil de arriesgarse a contársela a cualquiera que no sea de su absoluta confianza.
Lo cierto es que cuando nos reímos solos, sin motivo aparente, es porque esa expresión de contento o satisfacción, nos recuerda algo agradable o divertido, del que fuimos protagonistas o testigos, algo que de repente nos hace reír o sonreír y de cuya manifestación, si alguien nos mira, no será remoto que piense que nos patina un poquito el coco.
Y de qué usted se ha reído solo alguna vez, no hay duda, porque no le vamos a creer que en la vida no haya sido actor o espectador de un hecho que le pudo haber sacado la risa. ¿De dónde? ¡Vaya usted a saber!, pero que se ha reído solo, ni hablar, ya sea una risa de la que nada tiene que esconder o una apenas perceptible y por lo mismo, acusadora o sospechosa, quizá hasta malévola en ocasiones, disfrutando anticipadamente alguna mala jugada que piensa hacer o gozando íntimamente lo que hizo, aunque ésta no es más que una característica especial de los auténticos malacates.
De tal manera pues, que esa risa misteriosa de la cual solo quien la utiliza sabe su origen, no es más que el producto del recuerdo de un hecho casual o intencional que nos haya tocado vivir.
San Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
Del libro: "Lo cierto es que tengo mis dudas..." Páginas 39-40
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