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Marina y Marbella


Marina y Marbella 
Había una vez en un lejano pueblo, dos hermanas princesas, vivían en un gran castillo con el Rey y la Reina.
Estas hermanas eran muy unidas, se llevaban un año Marina y Marbella, Marina era la mas grande ella tenía 19 años y Marbella 18. Eran hermosas cada una con sus cualidades únicas, todo lo hacían juntas, compartían todo y se llevaban de maravilla, eran muy codiciadas por el pueblo aparte de su inigualable belleza y su sangre de nobleza. Marina de risos como el sol tez blanca como la pureza y ojos color cielo, Marbella por su parte como su nombre lo dice bella, risos como un atardecer perfecto, color de la pasión, tez blanca y ojos color mar.

Un día las nobles hermanas salieron a dar un paseo por el pueblo, intentando distraerse, sin pensar en lo que el destino les deparaba, una alianza tan fuerte se rompería.
Bello día por aquel que ellas paseaban, hablaban de flores, cuales preferían, en eso un bello corsel apareció y con él un guapo jinete, hombre mas bello aquel, Marina y Marbella no pudieron explicar aquello que sintieron al verlo.
Tez blanca, cabello castaño y ojos color esperanza, de complexión alta, divino hombre aquel maldita traición que les esperaba.
Aquel guapo joven se presentó ante ellas:
-Mi nombre es Damian del lejano pueblo del sur, que bellas damas me he encontrado.
-Joven Damian es un gusto conocerlo, dijo Marina.
-¡Que adorable sorpresa nos deparaba este día! terminó de decir Marbella.
-Son tan iguales y distintas, puedo adivinar ¿Hermanas? dijo aquel apuesto joven.
- Marina y Marbella, dijo la mayor de ellas presentándose.

Aquel grato encuentro puso principio a a la desgracia que se venía. Caminaron juntos por el parque de aquel lejano pueblo del norte.
Al anochecer las hermanas se dirigieron al castillo y le ofrecieron posada, Damian aceptó con gusto, fue presentado al Rey y la Reina como Damian el príncipe del lejano pueblo del sur.
Ambas princesas habían quedado enamoradas, esa noche en su recámara hablaron Marina dijo que le había parecido muy guapo y Marbella que se había perdido en esos ojos verdes.
Se dieron cuenta que estaban en un serio problema, pero su amor de hermanas todo lo podía, decidieron que le dejarían todo al destino y así fue, al principio.

Los días pasaron y la visita de Damian ya había tardado, al parecer estaba ahí por unos asuntos de su padre, ¡Vaya asuntos esos!
Salían de paseo los tres, las hermanas le enseñaron el pueblo, fueron a los lugares mas lindos, ambas felices pero cada una con sus encantos.
Al cabo de 10 días una nota tocó a la puerta...



Bella princesa tus encantos son maravillosos, eres una gran mujer bellos ojos divina personalidad, encantadora pasión que corre por tus venas, te veo en el jardín junto a las margaritas en 5 minutos.


Marbella recogió la nota, pues había sido puesta bajo la puerta de su habitación, se arregló, se perfumó, su puso mas linda y corrió emocionada al jardín, ni si quiera pasó por su mente contarselo a Marina.
Al llegar al punto de encuentro Damian se encontraba ahí parado con una rosa rosada en la mano:
-Marbella dulce princesa de mi corazón, toma esta rosa como muestra de mi amor, bella sin igual, de tu alma emana dulcura, rico néctar que quiero deleitar, entregame tu corazón yo te entrego el mío sin condición.
Marbella al escuchar tan romántica declaración corrió a sus brazos diciendo:
-Damian príncipe del lejano pueblo del sur, bendito aquel día que te encontré, como no entregarte mi corazón, oh mi dulce amor.
Esos lazos fueron unidos en tierno beso, pasaron una tarde hermosa juntos, al entrar la noche Marbella su fue a su habitación, emocionada se olvidó de su hermana.
Al siguiente día se dirigió a la habitación de Marina a contárselo todo, sabía que ella entendería, su hermana la amaba a pesar de todo.
Al llegar a la puerta no pensó en tocar ella siempre entra y a Marina no le importa, vaya sorpresa se llevó, deseó  haber tocado, deseó no haberse ilusionado.
Dos figuras humanas enlazadas en un beso como aquel que se habían dado ella Damian,
Marina y aquel apuesto joven de los ojos color esperanza sus labios unidos, una rosa roja en la mano de su hermana y el corazón de la pobre Marbella destrozado.
Continuará...




Sueños de Escritora

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