El reloj marca las siete
de la mañana con cuatro minutos
Es temprano pero comienzo
a extrañarte
De todas las azucenas tú
eras la más hermosa
O debo escribir que todas
las azucenas me recuerdan a la más hermosa
Quizás los pétalos me
recuerden tu cabello,
Ese centro con estigma y
anteras trae a mi memoria tu corazón alegre, cálido, puro y sincero,
Eres como aquella azucena
que le dio vida al resto,
Eres esa azucena que con su belleza acapara
miradas,
Hoy te busco y quizás de a pocos te encuentre
Pero llegas al encuentro
y este es especial
Llegas justo cuando todo
reverdece en un verano en el que se supone un sol en apogeo
Mas hoy llueve y no agua
de esa que cae del cielo sino la de adentro,
Esa que te cala el
corazón y te moja las mejillas sin piedad alguna,
Pero, ¿por qué llueve? Tu eres azucena y yo
una amante fervorosa de ellas,
Quizás sea de emoción,
verte y tenerte acá es lo mejor,
Pero ha venido alguien que dice ser olvido
Y me ha dicho que un día de mayo te has
marchitado y ¿adivina qué?
La lluvia se ha vuelto
tormenta, pero se sabe que después de la tormenta llega la calma
Esa que puedes darme tú,
el reloj implacable marca las horas como si no hubiera un mañana,
Mas hoy en las manos
tengo nuestro presente, la tormenta ha desaparecido
Y el recuerdo me susurra
tu nombre y me grita consejos tuyos y me reclama el negro,
Seguro te conoce tanto
que me ha dicho que esas cosas no te gustan,
Que la tormenta genera
caos, que el olvido abismos
De esos que ya no dejan
crecer azucenas tan bellas como tú,
Te has ido, ya no te veo
y empiezo a tener miedo,
Las estrellas se ríen y yo siento morir, pero
empiezo a creer y escucho a un ángel
Que quizás seas tú y
dice: ya es de noche tu amada azucena está ahí,
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