El día de hoy les traigo en mis letras a un
ilustre y arraigado personaje quetzalteco llamado Javier Alaminos Pérez, quien
habría cumplido 90 años desde su nacimiento el pasado jueves santo 13 de abril,
de no ser porque hoy se encuentra gozando de la presencia de Dios en el
Paraíso.
Sí, así es, Javier Alaminos Pérez era un quetzalteco,
aunque sabemos que nació y murió a cientos de quilómetros de acá; mas este
admirable misionero entregó más de 40 años de su vida a la población guatemalteca
y quetzalteca, y qué es más sino la vida la que define a donde pertenecemos,
más aún que la defunción o el nacimiento.
Proveniente de una familia acomodada de Granada, con
vínculos de sangre con la realeza, nació en Otivar, Granada, siendo sus padres
Miguel Alaminos y Concepción Pérez. El 4 de noviembre de 1956 fue ordenado
sacerdote, siendo diocesano, se enlistó entre los misioneros, y fue enviado a Petén,
Guatemala.
Sin duda los jesuitas siempre han sido visionarios,
por eso hasta han sido expulsados de varios países, y han formado
extraordinarios líderes cristianos, no cristianos y hasta ateos, pero siempre
líderes finalmente (Egregios personajes como René Descartes, Francisco Madero, Fidel Castro,
Facundo Cabral y Jorge Mario Bergoglio fueron influenciados por su formación
jesuita). Ese carácter visionario fue el que tuvo Monseñor Luis Manresa y
Formosa, sacerdote jesuita, Obispo de Quetzaltenango, Nuncio Apostólico, padre
conciliar de las cuatro sesiones del Segundo Concilio Vaticano, vicepresidente del
Consejo Episcopal Latinoamericano e histórico Rector de la Universidad Rafael
Landívar de Quetzaltenango, cuando tras conocer y volverse amigo del Padre
Javier, supo sin duda que a aquel carismático personaje lo necesitábamos en
Quetzaltenango, y él lo trajo a nuestra ciudad.
Cuentan que cuando vino, ni siquiera tenía un templo;
las misas se realizaban en un garaje que estaba donde hoy se encuentra la
Iglesia de la Sagrada Familia. La comunidad era pequeña y pobre, y apenas si
dejaban unos centavos como limosna, que algunas veces el tiempo de comida del
Padre era tan solo un tomate que cocinaba él en una lata de jugo, ya que no
tenía siquiera trastos. Al ver aquella necesidad, según me cuentan, fue Doña
Ethel una de las primeras en empezar a colaborar con la Parroquia ayudando con
su trabajo y buena voluntad. La comunidad fue creciendo paulatinamente, y al
fallecer los padres del Padre Javier, recibió como herencia parte de la fortuna
de su linaje familiar, el cual donó por entero a la construcción del Templo de
la Sagrada Familia, sede de la Parroquia del mismo nombre, así como el
emblemático Templo de San Francisco Javier, en la zona 8, y otros templos que
pasaron a formar la comunidad de la parroquia, tales como la Medalla Milagrosa,
Inmaculada Concepción, San Miguel y San Bonifacio(y si recuerdo bien, también Santa Rita, en La Esperanza). La entrega puesta en la
construcción de los templos fue grande, él estuvo presente durante las jornadas
de construcción, dirigiendo y supervisando él mismo, de manera que quedase el
estilo arquitectónico tal y como él tenía planificado. Aunque la mayoría de
feligreses no se atreve a decirlo quizá por malentender el respeto como silencio, he de atreverme yo a comentar en estas letras que hubo una
gran molestia e inconformidad de parte de la comunidad de la Sagrada Familia
cuando en años recientes, sin tener ningún daño estructural ni estético, las autoridades del Templo de
la Iglesia Sagrada Familia decidieron cambiar el piso, pues quienes conocieron
al Padre Javier supieron el esfuerzo y entrega que él dejó en aquella
parroquia, cómo fue su propio dinero y no el de la Iglesia el que se invirtió
en la construcción de aquel templo, y cómo con gran esmero y detalle el definió
en donde quería cada ladrillo de forma tal que quedase el estilo
arquitectónico que él visualizaba. Con cada pieza del suelo que se quitaba, era
como si nos quitaran un pedazo de Corazón, y los actuales sacerdotes
inconscientes del profundo legado que había dejado el Padre Javier en cuya obra
sentimos aún su presencia, no llegaron a darse cuenta del golpe moral que nos daban
en su intento de justificar que hacían algo en aquella iglesia; yo tenía muchos
años de no ir a aquella iglesia, mas algunos de mis conocidos, dolidos, me contaron que no
colaboraron con las donaciones que pedían para esa nueva obra, para no sentirse cómplices de aquello que a mi percepción sintieron como una profanación. Y es que Javier
Alaminos Pérez fue un personaje ilustre cuyo carisma reunió en aquel templo a
innumerables familias quetzaltecas y guatemaltecas que hoy dispersos nos
reconocemos entre nosotros por la marca que él dejó en nuestras vidas.
Siendo sus misas cátedras, su personalidad le llevó a
conquistar incluso corazones de líderes y feligreses de los hermanos separados
que se convertían al catolicismo en pleno siglo XX solo por su magnífica
enseñanza, la cual después de escucharla de él, iniciaban a transmitirla en sus propias iglesias de otras confesiones, antes de
quedar finalmente convencidos y reunirse junto a él en la Sagrada Familia (me
han contado excepcionalmente de un líder mormón, subrayando lo de líder),
impacto que por tanto, trasciende la religión, pues puede que enseñanzas suyas
aun se transmitan, sin siquiera imaginarlo, en iglesias de otras denominaciones cristianas en Quetzaltenango.
Su misa la iniciaba frecuentemente colocándose cada
uno de los elementos de la vestidura de todo sacerdote, diciendo el nombre y el
significado que tenían. Durante el desarrollo de la misa explicaba cada una de
las partes de la misa, cómo se llamaba, por qué hacía lo que hacía, cuándo intervenía la
comunidad y por qué, y en ocasiones me cuentan que hasta ponía un mapa para explicar en su homilía frente
a la comunidad dónde sucedían los hechos que narraba la biblia. De esa manera,
la formación de la comunidad era excepcional, y mientras su enorme carisma
hacía llegar el mensaje al Corazón de la feligresía, sus cátedras lo hacían
llegar hasta la razón. En aquella época, en la que mi familia y yo asistíamos a
misa, recuerdo que yo inspirado en él quería ser sacerdote, y de hecho jugaba a
serlo, y sentando a mi familia en la sala de la casa, hacía unas misas que me dicen eran
muy largas, los pasaba a leer unos libros infantiles cristianos que yo tenía, y
hasta comulgábamos con jugo y algún pan; tenía yo cerca de 7 años cuando él se fue de Quetzaltenango, y probablemente con su partida,
también partió mi inspiración de aquel camino, o tal vez que al final descubrí que quería ser libre escritor, aunque su ejemplo y enseñanza sin duda sí se quedó para siempre.
Yo de pequeño. |
Mi papá presentándole a mi hermano José Javier al Padre Javier, y los colochos que se ven detrás son los míos, pero no alcancé a salir, jaja. |
Este enorme carisma que nos inspiraba a jóvenes y adultos, niños y ancianos, hacía que muchas personas de Quetzaltenango acudieran al Templo de la Sagrada Familia para escuchar la misa del padre, inclusive desde lugares lejanos que probablemente tendrían más cerca otra parroquia, tal es el caso de mi hogar (Elizondo Mendoza), el hogar de los Córdova, el hogar de los Guerra, el hogar de los Grijalva Minera, por ejemplo, que a todos nos correspondería la Parroquia San Nicolás o quizá más precisamente la Capilla del Rosario; también asistían familias como la del conocido empresario, Don Roberto Gutiérrez, así como los Vaisemberg, los Richter y los Dellachiessa; y desde la Colonia el Maestro llegaba la familia Rivas; de entre los que me cuentan o recuerdo, pero éramos miles.
Sin embargo en 1998, (apenas si
lo recuerdo, pero lo recuerdo, pues aunque yo tendría unos 7 años, aquel evento me impactó), el Padre Javier Alaminos fue trasladado casi sin
previo aviso de nuevo a España. Yo recuerdo muy bien algo que probablemente la mayoría al final no se atrevió a expresar en aquel momento y aún hoy callarían por un temor infundado de molestar a alguien, pero a mí me marcó en mi niñez y quiero expresarlo, y como al final no fui padre, no me podrán callar como a Leonardo Boff, así que les compartiré que recuerdo que en aquella época, la mayoría de su comunidad se enteró de su
traslado hasta cuando él ya no se encontraba en el país, y hubo una gran molestia de
parte de todos, incluyéndome(a mis 7 años me molesté), a quienes ni siquiera nos permitieron despedirle, y por aquel
tiempo corrieron profundos y fundados rumores de que las anacrónicas, vetustas
y obsoletas estructuras eclesiásticas de aquella época habían decidido su
traslado a base de los celos que les causaba el profundo cariño y admiración
que el pueblo quetzalteco le profesábamos al Padre Javier, tanto que la
comunidad de la Sagrada Familia tenía más feligresía que cualquiera de las
antiguas parroquias. Eso pareció a todos por la manera fugaz y en silencio en que lo hicieron, como a escondidas, muy sospechosamente, porque he sabido de padres a quienes se les traslada y antes de que se vayan la comunidad tiene la oportunidad de hacerles hasta una despedida, pero sospechosamente éste no fue el caso... demasiadas “casualidades” digo yo... probablemente sabían que no
habríamos dejado que se fuera, por eso lo hicieron; recuerdo que tanto era el descontento de la comunidad católica, que escuché que varias personas querían organizarse para protestar y reclamar esa arbitraria decisión (decisión
que finalmente terminaría por dispersar a esa comunidad tan grande que se había
formado); sin embargo, recuerdo que contaron que el Padre Javier se comunicó
desde España pidiendo que no reclamasen nada, pues él “se había ido por propia
voluntad”(cosa que aún hoy no creo, pero se le hizo caso), su mensaje fue de paz y de armonía, con esa personalidad preclara,
muy diferente a la envidia que le profesaban, según rumores, otros miembros del
clero, asemejándose a mi parecer su papel al de un Francisco I, Jorge Mario Bergoglio,
tan Amado por el pueblo católico mundial, y tan detestado por el corrupto clero
vaticano, a tal punto que ni siquiera puede vivir Francisco I ahí adentro, que tal vez
terminaría como Juan Pablo I...
Hoy platicaba sobre él con el Dr. Werner Córdova,
director durante décadas del coro de la Sagrada Familia, y me definió al Padre
Javier de la siguiente manera: “Era un sacerdote adelantado a su tiempo,
consciente de las necesidades católicas del pueblo, no de las tradiciones,
de las necesidades.” Quizá en esas
palabras se pueda definir resumidamente quién fue Javier Alaminos. Escuchando
esto, he de rectificar, las estructuras religiosas de aquella época, como de la
actual, con excepciones, quizá no sean en realidad anacrónicas, sino al
contrario, lamentablemente muy de nuestro tiempo, y son esos personajes como
Javier Alaminos, como Francisco, quienes están fuera de su tiempo, porque están
muy adelantados al mismo, vienen del futuro distante, años luz delante del
presente, y con su luz nos irradian parte de aquel futuro para guiar nuestro
camino al andar.
El Dr. Werner Córdova y el Padre Javier |
El caso es que ni siquiera recuerdo qué sacerdotes y
autoridades eclesiásticas estaban en aquella época en Quetzaltenango, ¡quién
quiere recordarlos!, quedarán sepultados para la historia aquellos que hubiesen
tenido que ver con aquella decisión contraria al cristianismo que dicen
profesar, si acaso aquellos rumores fueron ciertos. Pero no podrá quedar
duda alguna que no logrará nadie jamás borrar de la historia la huella profunda
que dejó en Quetzaltenango el Padre Javier Alaminos, pues permanecerá él vivo
en nuestra memoria y en nuestro Corazón; así como en la obra que él nos deja y
seguramente nosotros y los que vienen la continuaremos. Seguramente muchos
quetzaltecos tendrán alguna anécdota qué contar sobre él(puedes dejar tu comentario si conoces alguna), de lo que yo conozco,
sé que él fue quien dio la unción de los enfermos a mi abuelito José León
Elizondo Montoya, de los primeros notarios de Quetzaltenango, antes de morir; también me cuentan que él inició varios cursos de teología, y mi familia recuerda algunas subidas al Volcán Santa María que hicieron junto a él; fue él quien fundó el Movimiento Familiar Cristiano, junto a los esposos Don Luis
Grijalva y Doña Rosita Minera(Esta egregia dama fue quien me dio la catequesis para la primera comunión), padres del actual Alcalde Luis Grijalva Minera,
quien junto a sus conocidos hermanos(como la Licenciada Aury Grijalva, quien me dio clases y luego fuimos compañeros en la Escuela Dr. Rodolfo Robles) fueron formados bajo el abrigo de aquellas
enseñanzas; inspirado en él, Werner Córdova hijo habría seguido el camino
religioso, y hoy continúa ejerciendo el sacerdocio en la hermana República
Mexicana, sacerdote que siguiendo aquel ejemplo ya ha construido templos allá
en México(recuerdo que conocí uno de esos templos en una comunidad que tenía una cabaña de madera como templo antes de que el Padre Werner iniciara la construcción del templo, el cual se inspiraba en la tendencia arquitectónica iniciada por el Padre Javier), y que todos los años regresa a Quetzaltenango a visitar a su familia
y a recordar a su inspirador: Javier Alaminos. El padre de él, el Dr. Werner
Córdova, dirigiría durante décadas, y aún después de la partida del Padre
Javier, el coro de la Sagrada Familia, que en su época de oro grabaría incluso
un casete, y habría estado conformado de más de cuarenta miembros, entre los
que se encontraba por ejemplo Roberto Yax, actual director de la estudiantina del CUNOC,
los Rivas, los Córdova, mi papá José Julián Elizondo Guerra, mi abuelita Azalia Guerra, mi tío Erol Alfredo Guerra (sabio católico, un
catequista empírico, pues le falta el título mas me atrevo a decir que sabe más que muchos “catequistas”) y muchos
más. Es de comentar también que hoy en día existen muchos Javieres en
Quetzaltenango (o quizá ya migrados a otras poblaciones) que portan orgullosamente ese nombre en honor a él, entre ellos
he de decir, se encuentra mi hermano José Javier. Para uno que es libre
pensador es difícil encerrarse en una definición religiosa, sin embargo quizá
por la experiencia vivida junto al Padre Javier, puedo sin duda sentirme
cercano a la Fe Católica. Hoy en este medio que he construido, es un honor poder
escribir sobre este egregio Personaje, y unirme a los miles a quienes él
marcó la vida, en el homenaje de estas letras que con admiración le rindo.
Aunque su partida a España fue un golpe duro para los quetzaltecos, sin duda Dios lo
llevó por nuevos derroteros donde era necesaria su prédica, regresando a su
origen en Granada, asentándose en las Parroquias de Encarnación de Almuñécar,
de San Antonio de Jete, de Nuestra Señora del Rosario de Lenteji, de la
Parroquia de San José en Otivar, y finalmente en la Iglesia de San José, en el
Barrio Albaicín, siendo además director de la Cofradía del Silencio durante sus últimos años. Sin
embargo he de mencionar que en las ocasiones en que regresó a Quetzaltenango, varias
de ellas traído por personas que tenían las posibilidades y querían que él
oficiara determinada misa importante(al parecer algunas veces se quedó con la familia Dellachiessa), era evidente el cariño que sentía por
Quetzaltenango, mencionó alguna vez que le habría gustado regresar, y por
teléfono podía percibirse su nostalgia por su tierra, que siempre fue
Quetzaltenango. En la venida por los 35 años de la Parroquia Sagrada Familia, recuerdo que nos comentó que en su peregrinación para ir a ver a Juan Pablo II tras haber fallecido, misma en la que resistió varias horas en su camino para llegar, se curó de una enfermedad, no recuerdo bien, pero era algo que tenía en el pie y que no se le quitaba, mas como si profetizase la futura canonización de aquel Papa, nos contó aquel milagro que no sé si lo hayan registrado y tomado en cuenta para la respectiva canonización, mas sirvan estas letras de registro de lo que escuché contar al Padre Javier, quien por cierto en una agenda me dejó su autógrafo en aquella venida.
Lo llamamos todavía en algunos de sus últimos cumpleaños, pero a la edad de 89 años, un 8 de mayo de 2016, partió al encuentro de Jesucristo. Ojalá y algún día pueda hacérsele algún monumento o reconocimiento como personaje histórico de Quetzaltenango, y ningún historiador que pretenda narrar la segunda mitad del Siglo XX en Quetzaltenango olvide mencionarlo en sus páginas, pues no se entendería la historia de Quetzaltenango sin Javier Alaminos. Quizá algún día consigamos beatificarlo, por qué no, hasta canonizarlo... no he escuchado a nadie proponerlo, así que por este medio lo propongo yo. De momento, no nos queda más que recordarlo con alegría por ser de esos pocos seres humanos con esa Fe tan inmensa, ese enorme carisma y esa extraordinaria lucidez de su razón, y mantenerlo con nosotros haciendo vida sus enseñanzas.
Lo llamamos todavía en algunos de sus últimos cumpleaños, pero a la edad de 89 años, un 8 de mayo de 2016, partió al encuentro de Jesucristo. Ojalá y algún día pueda hacérsele algún monumento o reconocimiento como personaje histórico de Quetzaltenango, y ningún historiador que pretenda narrar la segunda mitad del Siglo XX en Quetzaltenango olvide mencionarlo en sus páginas, pues no se entendería la historia de Quetzaltenango sin Javier Alaminos. Quizá algún día consigamos beatificarlo, por qué no, hasta canonizarlo... no he escuchado a nadie proponerlo, así que por este medio lo propongo yo. De momento, no nos queda más que recordarlo con alegría por ser de esos pocos seres humanos con esa Fe tan inmensa, ese enorme carisma y esa extraordinaria lucidez de su razón, y mantenerlo con nosotros haciendo vida sus enseñanzas.
Por su lectura somera o a trasfondo
Les agradece su escritor Elizondo
Video hecho para el Padre Javier por el coro de la Sagrada Familia, de izquierda a derecha: Flor de María Cayax, Edna Quiñónez, Celestino Rivas, Antonieta Armas, Dr. Werner Córdova, Juan Carlos Rivas, mi tía abuela Lady Guerra que ya acompaña en el cielo al Padre Javier, mi abuelita Azalia Guerra e Iris Monterroso.
Padre Javier Alaminos en Esapaña:
Fotografías con el Padre Javier Alaminos:
Fotografías con el Padre Javier Alaminnos:
(En algunas de las fotos se le ve junto al
Padre Werner Córdova y el Dr. Werner
Córdova, director del coro de Sagrada Familia
Fotografías con el Padre Javier Alaminnos:
(En algunas de las fotos se le ve junto al
Padre Werner Córdova y el Dr. Werner
Córdova, director del coro de Sagrada Familia
Algunas fotografías:
Para saber más puedes visitar el sitio de la Archidiósesis de Granada
Puedes leer también Ideal.es
También la nota de Stereo100, en la que la frase “Alaminos, es recordado por sus misas, que para
muchos eran una cátedra, su personalidad ganó muchos corazones.” fue tomada de mi publicación en facebook de lo que escribí cuando él falleció.
Sobre Luis Manresa Fromosa
Lee también sobre nuestros anteriores personajes:
Florencio Mendoza Granados (literato)
Otto Mora (músico y cantante)
ME ACUERDO CUANDO FUE LA INAUGURACIÓN DE MI PARROQUIA, MI PAPA EL CONOCIDO PROFESOR DE EDUCACIÓN MUSICAL ALFONSO TUC, NOS DIJO MIS HIJOS ESTA SERA NUESTRA PARROQUIA, PUES VIVIAMOS EN LA COLONIA MINERVA, FUE EL MISMO PADRE QUIEN VISITÓ MI CASA Y SOLICITÓ LOS SERVICIOS COMO ORGANISTA A MI PAPÁ, QUIEN TRABAJO COMO MAESTRO DE CAPILLA POR DECADAS. CON DON WERNER CORVOVA LOS ENSAYOS LOS SABADOS SI BIEN RECUERDO. HABLAR DEL PADRE ALAMINOS ES PUNTO Y A PARTE PORQUE FUE UN CURA QUE DIJO SIEMPRE LAS COSAS COMO SON, AUNQUE DUELAN, FALTA MUUUUCHO COMPROMISO DE MUCHOS SACERDOTES HOY EN DIA PARA SER COMO EL, GRACIAS A DIOS HIZO DE QUETZALTENANGO SU SEGUNDA PATRIA, YO LO LLEVO EN EL ALMA PORQUE AL IGUAL QUE MI PAPA SIEMPRE HABLARON CON LA VERDAD...
ResponderEliminarQué lindos recuerdos. Muchas gracias por compartirlos con nosotros. Sin duda el Padre Javier vivirá siempre en nuestros corazones. Abrazos y bendiciones.
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