No cabe duda que en múltiples
ocasiones, impulsados por el gran cariño al terruño de nuestros amores, a veces
solos en la cama, envueltos en la oscuridad de la noche y teniendo como única
confidente a nuestra almohada, y por qué no decirlo, a veces también teniendo a
nuestro lado a la esposa, si ya tenemos, o departiendo “con los amigos en torno
a una mesa de cantina”, nos ponemos a hacer toda clase de proyectos, desde los
más fáciles de realizar, hasta los más complicados; eso sí, todos en beneficio
del suelo querido, arreglamos el campo de futbol, esta o aquella calle, la
carretera, compramos una ambulancia y hasta cambiamos al alcalde, y todo queda
en ilusiones, en sueños, en plática de bolos, y en la mente trasnochada de
nuestros insomnios.
Pero no importa que todas
esas preciosas obras etéreas e intangibles, solo las hagamos al calor de los
tragos, de una taza de café o soliloquiando entre nuestras chamarras; no
importa que nuestras sanas intenciones solo sean castillos en el aire, lo
importante es el deseo sincero de querer hacer algo positivo por la tierra
nuestra y que gustosos haríamos en la medida de nuestras posibilidades, si la
ocasión se nos presentara. Pongámonos a pensar que hay quienes que solo se
preocupan por sus propios intereses, sin dedicarle siquiera un pensamiento a su
suelo natal.
Pensemos también que si
uniéramos esfuerzos, recursos, voluntades, si juntáramos en uno solo todo
nuestro cariño para brindárselo sin reservas ni condiciones a ese sagrado
terruño, cuánto podríamos hacer por él; si para lograr lo anterior
principiáramos por organizarnos en una gran fraternidad, estaríamos iniciando
ya ese hermoso sueño de ver nuestro lugarcito querido convertido en un emporio
de grandeza, aunque a estas alturas estos no son castillos sino rascacielos en
el aire, pero no hay que perder la esperanza, que esta es la última que se
muere.
San
Antonio Huista, Huehuetenango, Guatemala
Del
libro “Lo cierto es que tengo mis dudas…”: páginas 18-19
2008
ECOediciones
Gracias
por la amabilidad de leernos un ratito,
Por
dedicarnos aunque sea un momentito,
Esperamos
volver a compartir con ustedes un poquito,
Bendiciones
les desea El Comandante de las Letras
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